14.05.2013 Views

La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores

La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores

La tristeza voluptuosa de Pedro César Dominici Índice - Interlectores

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

www.interlectores.com Tapa | Indice<br />

86 <strong>La</strong> <strong>tristeza</strong> <strong>voluptuosa</strong> <strong>de</strong> <strong>Pedro</strong> <strong>César</strong> <strong>Dominici</strong><br />

Habíase <strong>de</strong>dicado a la lectura <strong>de</strong> libros refinados, buscando una<br />

impresión más intelectual y más <strong>de</strong>licada para alegría <strong>de</strong> los<br />

sentidos, sensaciones integrales <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo, que le revelasen la<br />

embriaguez <strong>de</strong> la imaginación, sin <strong>tristeza</strong> ni remembranzas <strong>de</strong><br />

cosas vividas. Gustar el sabor <strong>de</strong> bocas amorosas, y sentir, como<br />

sombras reveladas, el roce misterioso <strong>de</strong> formas que él mismo<br />

había creado, líneas <strong>de</strong> una perfección nunca soñada que<br />

avergonzarían a una Venus, si <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> un gran espejo osase<br />

ofrecerse en comparación. Petronio era su autor preferido, y para<br />

leer las páginas exquisitas <strong>de</strong> El Satiricón, se tendía en su blanca<br />

cuna <strong>de</strong> plumas y regaba la estancia con perfumes que él mismo<br />

había escogido y que producían en su organismo efectos<br />

extraños, haciendo vibrar en su imaginación calenturienta, largas<br />

caricias no concluidas, soplos <strong>de</strong> alientos suavemente tibios,<br />

sensaciones virginales que corrían por su sangre en una dulzura<br />

que jamás había experimentado en sus incontables noches <strong>de</strong><br />

placer.<br />

Y así vivía, en medio a una existencia artificial, entre el cruel<br />

contraste <strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>ncia y <strong>de</strong>l engaño, sofocado por la<br />

inconformidad <strong>de</strong> los goces comunes. Y creyendo reconocer en<br />

todos sus actos la presencia <strong>de</strong> un ser extraño que se había<br />

instalado en su cuerpo como en casa suya, y contra el cual sus<br />

escasos medios <strong>de</strong> resistencia nada podrían lograr.<br />

En solicitud <strong>de</strong> esa impresión que pudiese hacerle sentir la<br />

felicidad <strong>de</strong>l presente, como él la <strong>de</strong>seaba, aislado, lejos <strong>de</strong> los<br />

placeres mundanos, penetró sin vacilaciones, como por una<br />

ancha vía en don<strong>de</strong> iba a encontrar las últimas sensaciones<br />

<strong>de</strong>sconocidas, en la verda<strong>de</strong>ra vida artificial, las orgías<br />

silenciosas <strong>de</strong> la morfina y <strong>de</strong>l éter. Y al principio fue feliz. Vivía<br />

entre sueños color <strong>de</strong> rosa, viéndolo todo tenue, vaporoso,<br />

Ejemplar <strong>de</strong> cortesía gratis para lectura y uso personal<br />

langui<strong>de</strong>ciendo, como en un éxtasis, como si su alma viajase<br />

separada <strong>de</strong>l cuerpo por países lejanos entre auroras <strong>de</strong> colores<br />

nunca vistos, respirando fragancias <strong>de</strong>sconocidas, sin<br />

impaciencias, sin meditaciones, como dormida entre inmensos<br />

bosques musicales.<br />

Habíase vuelto más aristocrático y refinado en sus gustos.<br />

El amor había renacido en su corazón, pero un amor pagano, un<br />

amor con reminiscencias <strong>de</strong> los tiempos griegos, <strong>de</strong>seos ardientes<br />

hacia diosas <strong>de</strong> divinas <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>ces, ro<strong>de</strong>adas <strong>de</strong> todas las<br />

bellezas <strong>de</strong>l culto antiguo, a quienes imaginaba con los cuerpos<br />

que habían inmortalizado en el mármol los artistas, con las almas<br />

que habían cantado en sus libros los poetas; cortesanas sagradas,<br />

<strong>de</strong> formas perfectas no <strong>de</strong>formadas por la maternidad, <strong>de</strong> senos<br />

vigorosos, eternamente núbiles, eternamente estériles. Su<br />

imaginación se había convertido en uno <strong>de</strong> esos antiguos templos<br />

a don<strong>de</strong> llegaban en procesión las amorosas, envueltas en velos<br />

blancos, rojos, azules, para ofrendar a la diosa entre rosas y<br />

ramas <strong>de</strong> mirtos, los objetos que más querían, sus espejos, sus<br />

collares y sus joyas, para obtener, en cambio <strong>de</strong> esos sacrificios,<br />

besos <strong>de</strong> un amante <strong>de</strong>seado, caricias <strong>de</strong> una amiga <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosa y<br />

cruel.<br />

Y entonces soñaba escenas leídas en libros voluptuosos,<br />

creyendo ser el héroe, y sintiendo sobre su rostro alientos<br />

perfumados y contactos extraños <strong>de</strong> bocas y <strong>de</strong> manos nunca<br />

vistas. Después, quedábase tendido largo a largo sobre el sofá <strong>de</strong>l<br />

salón, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una claridad azulada, como si comenzase a<br />

amanecer, y allí permanecía con los ojos entreabiertos, viviendo<br />

un pasado que no era el suyo, recordando cosas nunca vividas,<br />

sintiendo armonías dulcísimas <strong>de</strong> arpas <strong>de</strong> cristal, cantos

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!