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Boletin A.U.L.I. Nº 44-45 - Trapolandia

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VIII<br />

Valdés (1899-1996), Premio Nacional de<br />

Literatura en Uruguay:<br />

RONDA CATONGA<br />

Los niños en las esquinas<br />

bailan la ronda catonga,<br />

rueda de todas las manos<br />

que rondan la rueda ronda.<br />

La niñitos africanos<br />

macumba, macumbembé,<br />

forman también una ronda<br />

con la noche de la mano.<br />

Para ahuyentar al mandinga,<br />

macumba, macumbembé,<br />

hay que tirar una flecha<br />

y bailar el candombé.<br />

Al tango tiriguntingo,<br />

tiringutango, tiringuté,<br />

pasó una linda negrita,<br />

más linda que no sé qué.<br />

Las estrellas forman ronda<br />

cuando juegan con el sol<br />

y en el candombe del cielo<br />

la luna es un gran tambor.<br />

A la rueda, rueda,<br />

a la ronda, ronda,<br />

que los negros hicieron catonga<br />

y los blancos mandinga.<br />

Pero no solo música y poesía nos legaron<br />

los pobladores de África, también muchas<br />

voces que permanecen en el habla coloquial y<br />

que someramente recordamos: bemba (labios<br />

gruesos), cacunda (joroba), cachimba (vertiente<br />

de agua), catanga (insistir), catinga (olor<br />

de axila), gambas (piernas), ganga (barato),<br />

matungo (caballo viejo), tanga (paño pequeño),<br />

mucama (doméstica), arrorró (canción de<br />

cuna), catonga (juego de niños en ronda).<br />

En lo personal, si bien no es un relato de<br />

angustia, cuento la relación de un niño, de<br />

padre chipriota y madre uruguaya que reside<br />

en Estados Unidos. Un regalo mágico (1990)<br />

narra la comunicación<br />

que se plantea<br />

a través del correo<br />

con las respectivas<br />

familias. Parto de<br />

un hecho real que<br />

buscó motivar interés<br />

con los envíos por<br />

correo.<br />

En novelas de<br />

aventuras, al más<br />

puro estilo de Kipling,<br />

Defoe y Salgari, destaca Julián Murguía<br />

(1930-1995). Vasco de pura cepa, se abrió<br />

en múltiples cauces y si bien hay otras publicaciones<br />

su laboreo alcanza un punto máximo<br />

con El tesoro de Cañada seca (1994, finalista<br />

del Premio Gran Angular en España). Novela<br />

juvenil que transcurre en la época actual. Sus<br />

protagonistas son dos jóvenes de quince a<br />

dieciséis años que estudian en Montevideo,<br />

van de vacaciones al campo y encuentran rastros<br />

que datan del siglo XIX y que los llevan,<br />

descifrando claves, a una fascinante aventura<br />

donde se entremezclan el folklore mágico del<br />

Uruguay, una curandera, bandidos, leyendas<br />

y, por supuesto, un tesoro. Para la crítica, en<br />

su escritura –siempre telúrica- se advierten<br />

dos etapas: la testimonial introspectiva y la de<br />

ficción. Otra contemporánea que ha logrado<br />

éxito es Helen Velando (1961) con su serie<br />

de los “cazaventuras”.<br />

El siglo XX se abrió con personalidades<br />

que marcaron una promoción, entre ellos,<br />

José Enrique Rodó (1871-1917), llamado<br />

“Maestro de las Juventudes de América”<br />

por su Ariel (1900), leído y representado en<br />

las escuelas por sus Parábolas. Pero el tema<br />

urbano aparece ya en 1919 con Primavera de<br />

José Pedro Bellán (1889-1930), aspecto que<br />

después retomarían Antonio Soto (“Boy”,<br />

España,1884-Uruguay,1980), Aída Marcuse<br />

(Cuentos de antes de ayer, 1987), Mónica

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