Boletin A.U.L.I. Nº 44-45 - Trapolandia
Boletin A.U.L.I. Nº 44-45 - Trapolandia
Boletin A.U.L.I. Nº 44-45 - Trapolandia
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
6<br />
No sé si les dije que hoy es un día violeta,<br />
es decir de sol que amenaza con lluvia. De<br />
veredas repletas de gente que apenas se mira.<br />
Así son los días violetas. A mí me pasa que<br />
quiero escribir un cuento y la lapicera se me<br />
corre de las manos. Que tengo ganas de tomar<br />
leche con galletitas y seguro que si voy a la<br />
mesa me encuentro con un tazón de té. Y que<br />
no me enojo porque los violetas no son días<br />
de enojarse.<br />
Podría ser azul, como cuando el cielo es un<br />
espejo y las caras de las personas parecen flores<br />
que se abren contra el viento. O rojo, como<br />
cuando todo parece estar a punto de suceder:<br />
una risa a punto de estallar, dos manos a punto<br />
de estrecharse, un avión a punto de levantar<br />
vuelo. Pero no. Ni rojo ni azul. El día de hoy<br />
es violeta y así son los días violetas.<br />
Por mucho que uno quisiera no podría<br />
volverlo amarillo. Un día amarillo claro. De<br />
esos en que los ojos se quedan atrapados en el<br />
vidrio de una ventana y los recuerdos van de<br />
atrás para adelante y de adelante para atrás.<br />
Como si se abriera un álbum de fotografías<br />
y las caras risueñas de los familiares vivieran<br />
de nuevo momentos que ya pasaron. Esos días<br />
amarillos en los que uno está adentro de su<br />
casa porque llueve. Esos días amarillos que se<br />
confunden con los grises sólo porque cuando<br />
llueve el cielo se pone gris.<br />
Sin embargo los días grises son distintos.<br />
En ellos puede haber sol y los árboles estar<br />
más que florecidos. En los días grises, es la<br />
mirada de uno la que tiene nubes y entonces<br />
por cualquier cosa se llora. O se hace puchero.<br />
O un nudo en la garganta simplemente porque<br />
si. O porque uno quisiera que fuera un día azul<br />
y las nubes de la mirada lo nublan todo.<br />
CARTA A LOS CHICOS Silvia Schujer (Argentina)<br />
A mí me gustan los días verdes. Como<br />
las copas de los árboles en primavera. Como<br />
enormes extensiones de campo vistas desde lo<br />
alto. Son días en los cuales los edificios parecen<br />
construidos de pasto. Y hasta los delantales<br />
blancos de la escuela parecen hojas moviéndose<br />
de aquí para allá.<br />
Uno se da cuenta desde que amanece cuando<br />
el día es verde. Porque en vez de quedarse<br />
en la cama, se sienten las piernas para caminar<br />
y saltar. Y llegar a cualquier parte aunque<br />
quede muy lejos.<br />
Desde que uno se viste sabe que el día es<br />
verde. Y entonces es posible hacer los deberes<br />
con música de fondo. O jugar con los amigos<br />
que ese día —porque es verde para ellos también—<br />
están más divertidos que nunca.<br />
A mí me gustan los días verdes porque los<br />
cuentos que escribo son los mejores y los leen<br />
hasta los marcianos.<br />
A mí me gustan los días verdes, porque<br />
tienen algo de azul aunque no lo sean. Porque<br />
los días azules son como hermosas postales<br />
para mirar. Y los verdes son, sobre todo, para<br />
pisar.<br />
Hay días lisos, con pintitas y multicolores.<br />
Horas anaranjadas con horas fucsias que se<br />
mezclan. Y tardes blancas para enamorarse.<br />
Así se desliza la vida. Desde la paleta de<br />
un pintor desconocido. El tiempo se derrama<br />
gota a gota del pincel.<br />
Por eso hoy es un día violeta. Y tal vez<br />
mañana sea rojo. O dorado o transparente. En<br />
uno de esos, quizás nos encontremos.<br />
(En Cuentos y chinventos. Buenos Aires,<br />
Colihue, 1986)