Boletin A.U.L.I. Nº 44-45 - Trapolandia
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LITERATURA INFANTO-JUVENIL CHAPINA EN FOCO<br />
Dra. Frieda Liliana Morales Barco (Guatemala)<br />
La literatura infantil es el único género literario<br />
que se define a partir de su destinatario: el niño.<br />
Por esa misma razón, se dice, también, que es<br />
un género joven, cuyo aparecimiento se remonta<br />
hacia finales del siglo XVII, cuando en Francia<br />
Charles Perrault publica su obra. Sin embargo,<br />
estas dos certezas no significan el afianzamiento<br />
del mismo y no bastan para la conformación<br />
y delimitación del género. Hay que tomar en<br />
cuenta otros factores que surgen en Occidente<br />
entre los siglos XVIII y XIX donde la estructura<br />
económico social se encontraba en proceso de<br />
transformaciones radicales debido al advenimiento<br />
del capitalismo y a la emergencia de la burguesía,<br />
la explosión demográfica, la revolución industrial<br />
y la concentración urbana, aspectos que en<br />
general fueron determinantes para la emergencia<br />
de un nuevo público, el infantil. Paralelamente,<br />
esta coyuntura dio lugar a una nueva forma de<br />
organización social: la familia, en la cual el niño,<br />
como tal, ocupó un lugar de destaque y requirió,<br />
además, la construcción de un sistema conceptual,<br />
cultural y social para desarrollarlo.<br />
Por otro lado, a esto se sumó también la posterior<br />
regionalización y conformación de Estados-<br />
Nación independientes tanto en Europa como<br />
en todo el continente americano, propiciando la<br />
aparición de culturas propias y bastante singulares,<br />
cuyas estructuras exigieron que sus ciudadanos<br />
estuviesen capacitados y aptos para participar en el<br />
mercado competitivo que se estaba instaurando. Lo<br />
que, a su vez, obligó a que la educación se convirtiera<br />
en un factor indispensable que contribuyera<br />
en la preparación de los jóvenes para el trabajo y<br />
el desempeño social (Aguiar, 1998: 1).<br />
Es en este momento, entonces, que se organiza<br />
formalmente la escuela, institución educativa que<br />
sería la encargada de preparar a los individuos,<br />
futuros ciudadanos, para interactuar, de la mejor<br />
manera posible, en la sociedad emergente y donde,<br />
además, se deberían repensar todos aquellos<br />
productos culturales necesarios para llevar a<br />
cabo el proyecto de formación. De esa cuenta, es<br />
que la emergencia de la literatura infantil se verá<br />
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condicionada y comprometida con la infancia al<br />
transformarse en el vehículo ideal para la transmisión<br />
de los valores de la sociedad capitalista. En<br />
ese sentido, tendría como objetivo, crear modelos<br />
satisfactorios que, una vez absorbidos por el lector<br />
infantil, lo convertirían en un adulto adaptado al<br />
medio en que vivía.<br />
Así, en cuanto a la emergencia del género, en<br />
Europa, éste siguió una cadena lógica de desarrollo.<br />
Cadena de la cual investigadores, estudiosos y especialistas<br />
de literatura infantil concuerdan, y es la<br />
que dice respecto a que este género, por excelencia,<br />
remonta sus orígenes al inmeso patrimonio de la<br />
literatura oral traducido en adivinanzas, refranes,<br />
retahílas, fórmulas, mitos, leyendas, coplas, romances,<br />
fábulas, rondas y cuentos. Todo este patrimonio<br />
cultural, aunque no se dirige especialmente a los<br />
niños, son esenciales, pues como dice Marc Soriano<br />
(1995: 25), “tienen la función de transmitir las<br />
conclusiones a las que ha arribado una sociedad<br />
determinada en lo que respecta a las leyes de parentesco,<br />
tabúes, transgreciones y vínculos entre los<br />
vivos y los muertos. Es un entrenamiento que tiene<br />
una misión de iniciación y de integración”.<br />
En este sentido, la literatura infantil entró a<br />
jugar un papel importante como mediadora en la<br />
construcción de una identidad nacional. Primero<br />
ayudándole al niño a descubrir sus raíces a través<br />
de la tradición, y segundo, contribuir a la alfabetización<br />
popular y al acceso de la mujer a la cultura,<br />
premisas heredadas de la Ilustración. Esto se<br />
puede observar en las investigaciones filológicas<br />
realizadas por los hermanos Grimm en Alemania<br />
que derivaron en la recopilación de una tradición<br />
popular que fue inmediatamente aceptada por<br />
los niños, fundándose de esa forma su literatura<br />
infantil. En Italia fue de vital importancia la obra de<br />
Collodi; en Suecia la de Selma Lägerlof; la obra de<br />
Hans Christian Andersen en Dinamarca; así como<br />
fueron importantes la obra de Charles Dickens y<br />
las “Nursery rhymes” de Edward Lear en Inglaterra<br />
y también Lewis Carroll en Estados Unidos de<br />
Norte América. Paralelo a esto, hubo la adaptación<br />
de clásicos como “Robinson Crusoe” de Daniel