Boletin A.U.L.I. Nº 44-45 - Trapolandia
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78<br />
con el próximo título de la saga: La mirada de<br />
la piedra. ¡Qué enigma!"<br />
Hasta aquí la cita textual de las palabras de<br />
Euresto.<br />
Si en lugar de buena literatura, una buena novela,<br />
fuera esto un programa de radio o televisión,<br />
les diría que estamos ante un caso de PNT.<br />
PNT en la jerga de la publicidad y el marketing,<br />
es la sigla de "Publicidad No Tradicional",<br />
recurso publicitario vulgarmente conocido<br />
como "chivo".<br />
Un "chivo", como todos sabemos, es un<br />
anuncio publicitario emitido en el segmento artístico<br />
de un espacio de TV o radio, últimamente<br />
también en prensa en algunos reportajes, vale<br />
decir fuera de la tanda o espacios publicitarios, y<br />
que se cuela en la percepción del receptor, el público,<br />
de una forma más o menos subliminal.<br />
Pero acá estamos hablando de literatura, de<br />
buena literatura que es lo que vibra en los textos<br />
de Federico. Entonces, esta guiñada al lector,<br />
esta cita de sí mismo o de su propia obra, es un<br />
recurso interesantísimo al que han apelado muchos<br />
grandes genios en sus consagradas obras.<br />
Sólo por recordar uno muy notorio y sin<br />
ningún afán comparativo —porque no son<br />
términos comparables— pensemos en Cien<br />
años de soledad.<br />
Al cabo de esa fantástica novela, paradigma<br />
de la mejor literatura latinoamericana y universal,<br />
decana del "realismo mágico", surge la<br />
revelación de que toda la historia, toda la saga<br />
de la familia Buendía, es una suerte de profecía<br />
que un sabio está descifrando y traduciendo del<br />
sánscrito, a medida —o un instante antes— que<br />
el lector la va leyendo. En las últimas páginas,<br />
esa profecía, que partió de tiempos remotos,<br />
varias generaciones atrás, llega al presente; y<br />
el sabio —junto al lector— descubren que se<br />
están profetizando a sí mismos en ese mismísimo<br />
instante, en el elusivo presente en que<br />
un viejo profeta con un sombrero de alas de<br />
cuervo, encorvado sobre una mesa, absorto en<br />
un manuscrito, va desgranando del sánscrito el<br />
puro presente; y salta al futuro próximo donde<br />
se augura el inminente fin en que un huracán<br />
apocalíptico borrará para siempre jamás los<br />
últimos vestigios del pueblo de Macondo de la<br />
faz de la Tierra.<br />
Es como la irrupción de la realidad dentro<br />
de la ficción o si se quiere una potenciación al<br />
cuadrado o al cubo de la ficción.<br />
Lo mismo —desde luego insisto salvando<br />
las distancias— logra Federico con esa mención,<br />
que es ontológicamente imposible, de sus libros<br />
anteriores dentro de El último enigma.<br />
Fíjense que Euresto es el protagonista de<br />
todas estas historias. Para él la historia es su<br />
peripecia vital, su vida; no un libro como es para<br />
nosotros. Dentro de la ficción, la historia es la<br />
vida, no una novela ni un libro. Pero además,<br />
Euresto protagonizó estas historias. Sin embargo,<br />
el autor le hace leer las novelas, emocionarse<br />
con ellas e incluso declara su expectativa por<br />
saber cómo terminarán esas aventuras que él<br />
mismo ya ha vivido. Por eso decía antes que es<br />
una circunstancia ontológicamente imposible.<br />
Pero sin embargo, esa especie de irrupción<br />
de la realidad —aunque también es ficticia y<br />
como ya dijimos imposible— dentro de la ficción,<br />
le incorpora a ésta última una dimensión<br />
y una encarnadura muy especial, muy creíble y<br />
nos hace tocar un poco, los límites tan estrechos<br />
de nuestra inteligencia. Algo parecido a lo que<br />
logran algunos sofismas.<br />
Y eso es, yo creo, lo que se proponía el autor<br />
con esa mención, con esa guiñada al lector, con<br />
ese tangencial spot publicitario dentro de su<br />
última novela.<br />
Yo no sé si Federico ha leído a Gabriel<br />
García Márquez y a otros grandes, aunque me<br />
consta que es un gran lector.<br />
Pero sí es evidente, por los frecuentes<br />
estallidos de buena literatura que salpican sus<br />
textos aquí y allá, que ya sea por intuición o<br />
por haberlos adquirido leyendo o estudiando,