Boletin A.U.L.I. Nº 44-45 - Trapolandia
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80<br />
En la primera novela Euresto liquida a Termage,<br />
nombre que sugiere el término de una<br />
edad, el fin de la niñez, y lo hace para salvar a<br />
Sarquace ese mundo de fantasía.<br />
Con esta última novela, con el surgimiento<br />
del amor, Euresto parece poner fin a su época de<br />
teenager, a la tormentosa etapa de la adolescencia,<br />
y entrar, enamorado, a la vigorosa juventud.<br />
Por ahí dicen que "volverse adulto es adulterarse",<br />
en el sentido de perder la imaginación<br />
y las coloridas fantasías de los años de la niñez<br />
y la adolescencia.<br />
Yo no creo que sea tan así. Me parece que<br />
aún en la adultez, muchas personas conservan<br />
invictos sus mejores atributos infantiles.<br />
Pero...¿cómo vive Euresto esa pascua, ese<br />
pasaje de la adolescencia a la adultez?<br />
En principio, viviendo más de este lado que<br />
en el de la fantasía, como ya dijimos.<br />
No deja de ser curioso que el amor, un sentimiento<br />
que uno asocia con la ensoñación y la<br />
fantasía, sustraiga al protagonista precisamente<br />
del mundo de la fantasía y lo ancle, por el contrario,<br />
en la realidad.<br />
¿Y en qué se nota ese cambio?<br />
Hay un cambio fundamental en la perspectiva<br />
del narrador y el protagonista. Las dos novelas<br />
anteriores están narradas por un narrador<br />
omnisciente. Esta última novela está narrada,<br />
en cambio, por Euresto en primera persona. El<br />
amor parece haber afianzado y consolidado la<br />
personalidad de Euresto que deja de disimularse<br />
tras un narrador, y se planta firme en primera<br />
persona, en su yo, para narrar su historia.<br />
Destaca, además, en varios pasajes su gran<br />
valentía, como uno de los atributos más reseñables;<br />
y, en efecto, enfrenta sin hesitaciones y<br />
vence fácilmente a sus poderosos y numerosos<br />
enemigos, para rescatar a Sofía.<br />
Consolida además, el autor, su buena tendencia,<br />
ya demostrada en los trabajos anteriores,<br />
a mostrar no contar, (“show don´t tell”) como<br />
piden los cánones de la nueva novelística.<br />
Y construye unos diálogos muy creíbles,<br />
disfrutables y funcionales a la historia. Maneja<br />
con muy buen criterio el ritmo de la historia y<br />
dosifica con idoneidad el suspenso y las expectativas<br />
del lector.<br />
Si recapitulamos los párrafos anteriores, nos<br />
encontramos con un retorno al realismo, buen<br />
manejo del ritmo y el desarrollo de la historia,<br />
sabia dosificación del suspenso y diálogos<br />
creíbles y eficaces, que muestran la historia<br />
más que contarla.<br />
Es decir, estamos ante los atributos de una buena<br />
novela de suspenso o una buena novela policial.<br />
A mi me parece que son géneros en los<br />
que Federico Correa habrá de desempeñarse<br />
con gran calidad; y con gran beneficio para las<br />
letras nacionales que no cuentan con nuevos<br />
exponentes en esos géneros.<br />
Pero sea lo que sea, teniendo en cuenta su talento<br />
y aplicación, pero sobre todo su invencible<br />
vocación, es fácil augurarle a Federico un largo<br />
y rico porvenir en el campo de la literatura.<br />
Cuándo él sea un escritor reconocido y<br />
multipremiado nacional e internacionalmente,<br />
entonces, yo me andaré pavoneando por ahí<br />
preguntándole a la gente: ¿Sabe quién participó<br />
de la presentación de las obras iniciales de<br />
Federico Correa?<br />
¡Un servidor! ¿Qué tal?<br />
A propósito de la gloria y ya que cité antes a<br />
Horacio Quiroga, quisiera recordarle a Federico,<br />
para terminar, aquél sabio consejo que le da al<br />
joven potro en aquella preciosa parábola. Dice<br />
Quiroga: "Joven potro, tiéndete a fondo en la<br />
carrera aunque apenas se te dé para comer. Pues si<br />
llegas sin valor a la gloria y adquieres estilo para<br />
trocarla fraudulentamente por pingüe forraje, te<br />
salvará el haberte dado un día, todo entero, por<br />
un puñado de pasto."<br />
Yo sé que Federico se brinda, como el joven<br />
potro, todo entero, por su vocación literaria.<br />
¡Felicitaciones, Federico! Y gracias por<br />
concedernos este privilegio.”