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Revista Conversaciones Pedagógicas 03 - UCO

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El conocimiento del contexto social: un insumo fundamental en el quehacer de la escuela<br />

escuela como uno de los espacios sociales donde<br />

hay mayor intercambio de representación y<br />

de significados culturales. Ella se convierte en el<br />

espacio no sólo físico o territorial, donde se dan procesos<br />

de diálogo de saberes, sino también el espacio<br />

epistemológico capaz de generar en su dinámica cotidiana<br />

un intercambio y un diálogo de saberes que<br />

es muy pertinente reconocer y visibilizar para poderlo<br />

potenciar. Los seres humanos conocemos el mundo a<br />

partir de una teoría personal, 1 constructos personales<br />

o teorías implícitas, y aunque dicha organización no<br />

coincida con la del conocimiento científico, 2 es la posibilidad<br />

que existe de dotar a cada sujeto particular<br />

de un estilo de pensar, que es el que le habilita para<br />

moverse autónomamente en un mundo que todo lo<br />

pretende instrumentalizar —y en particular al pensamiento<br />

humano y, con él, a la ética y la conducta— en<br />

orden a satisfacer puramente criterios mercantilistas y<br />

utilitaristas, ajenos a la voluntad del actor personal y<br />

adecuados a los regímenes de poder que se pretenden<br />

validar vía manipulación de conciencias.<br />

Lo anterior nos conduce, por supuesto, a resaltar en lo<br />

cotidiano la utilidad de la ciencia, en su verdad y certeza.<br />

La vida cotidiana tiene problemas que requieren<br />

para su tratamiento de una lógica sistemática y<br />

teleológica. En la epistemología cotidiana, las teorías<br />

deben ser útiles y eficaces para generar explicaciones<br />

y predicciones adaptadas al entorno físico y social y<br />

poder orquestar planes de acción en torno de las metas,<br />

(que las personas se trazan para sí mismas, para<br />

sus familias y para sus localidades), lo cual significa<br />

que la educación pretende ir más allá del callejón 3 . El<br />

conocimiento científico clasifica conceptos explicativos<br />

para orientarse en una determinada comprensión<br />

del mundo. Así que frente a eso de la sociedad de la<br />

información lo que importa establecer es su versión<br />

a escala humana, que consiste en reivindicar una sociedad<br />

del aprendizaje, pues sólo poseemos la información<br />

que hemos incorporado a nuestra memoria,<br />

y que nos va a permitir comprender lo que pasa, someternos<br />

o rebelarnos, aceptar o criticar. Aprender<br />

es condición indispensable para nuestra autonomía<br />

personal.<br />

Con Fourez (1994), se ha puesto en evidencia que la<br />

alfabetización científica y tecnológica, que se recibe<br />

en la escuela, debe proporcionarle al estudiante islotes<br />

de racionalidad, es decir, modelos de orientación<br />

y representación teóricos apropiados a un contexto<br />

y a un proyecto que se tiene en perspectiva, que le<br />

permita negociar sus decisiones frente a las presiones<br />

naturales o sociales y, a la vez, le posibilita una cierta<br />

capacidad de comunicar (encontrar diversas maneras<br />

de decir) y una cierta autonomía y responsabilidad<br />

frente a situaciones concretas. 4 Despojémonos<br />

de que en la escuela se hace o se produce o incluso<br />

se reproduce ciencia; hablemos más bien de una<br />

alfabetización científica y tecnológica, cuyo objetivo<br />

fundamental debe ser la orientación y la comprensión<br />

racional de la realidad. No se trata entonces de<br />

acercarse a lo social desde la ciencia, sino a la ciencia<br />

desde lo social. De lo que se trata es de apostar por<br />

la conversión de la realidad en morada, explicándola,<br />

transfigurándola y transformándola: de lo primero<br />

se encarga la ciencia; de lo segundo, el arte; y de lo<br />

tercero, la ética. De lo que se está hablando en este<br />

apartado es de la actividad creadora que hay que motivar<br />

en la escuela, llamando al ejercicio de la humanización<br />

de la vida mediante la poesía, el arte, la ciencia<br />

y la ética.<br />

El conocimiento escolar, entonces, cumple también<br />

una función socializadora y reproductora de las cosmovisiones<br />

ideológicas y científicas dominantes. Se<br />

pueden promover, como se ha indicado antes, proce-<br />

1 Claxton, 1984, citado por García 1997.<br />

2 García Eduardo, La naturaleza del conocimiento escolar: ¿Transición de lo cotidiano a lo científico o de lo simple a lo complejo? En: Rodrigo M.J y Amay<br />

j. Laa construcción del conocimiento escolar. Buenos Aires: Paidós, 1997.<br />

3 Rodrigo M.J. Del escenario sociocultural del Constructivismo episódico: Un viaje al conocimiento escolar de la mano de las teorías implícitas. En: La<br />

construcción del conocimiento escolar, Buenos Aires: Paidós, 1997<br />

4 Fourez, G. Alfabetización científica y tecnológica. Acerca de las finalidades de la enseñanza de las ciencias. Buenos Aires: Colgué Ediciones, 1997.<br />

Universidad Católica de Oriente <strong>UCO</strong>. Facultad de Educación<br />

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