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modificaciones mediante la introducción de adecuadas políticas de
prevención.
3. Mayor profusión y complejidad de compuestos químicos orgánicos,
de los agentes químicos inorgánicos y dispersión del riesgo químico
en otras actividades laborales. El progreso tecnológico ha originado
modificaciones cuantitativas y cualitativas tanto en las tradicionales
actividades como en otras nuevas. A modo de ejemplo: la composición
de los modernos fluidos de corte empleados en las máquinasherramientas
y los modernos compuestos utilizados en actividades del
sector terciario (odontología, cosmética, restauración de arte, etc), así
como de la emergente nanotecnología.
4. Cambios en la expresividad sintomática. La inespecificidad de
síntomas clínicos, su confusión con patología común y la escasa
formación en atención primaria, son factores que pueden también
distorsionar la situación real y alcance de las enfermedades profesionales
por agentes químicos.
Más allá del formulismo legal y de la optimización de métodos y sistemas para
llevar a cabo una correcta declaración de los casos, la contaminación química
constituye un reto para la salud comunitaria. Bajo ese punto de vista, es
necesario que los distintos niveles asistenciales de la red sanitaria pública
participen de las funciones de las Mutuas de Accidentes de Trabajo y
Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social y de las de los Servicios de
Prevención.
Riesgo laboral por contaminantes químicos
La enfermedad profesional ha sido considerada paradigma de enfermedad
social. Se trata de un concepto que nació y se desarrolló en Inglaterra a partir
de la Revolución Industrial, la industrialización y diferencias en las condiciones
sociales de la población trabajadora. Sus consecuencias fueron descritas por
distintos médicos-higienistas a partir de 1800, a través de sus observaciones
que relacionaban las condiciones de trabajo y sus efectos sobre la salud,
observaciones que ya habían sido descritas por Paracelso en el S. XV y
Ramazzini en 1700.
La preocupación del Gobierno por los efectos del trabajo sobre la salud ha
configurado un incesante marco normativo de las enfermedades profesionales.
Desde la ratificación del Convenio de la OIT de 1925, sucesivamente: Ley de
Bases de 1936, Seguro de Silicosis de 1941, Seguro de enfermedades
profesionales de 1947 y Decretos de 1961, 1978 y 2006.
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