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05. Robots e Imperio

Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.

Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.

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otras varias, también cercanas. No tenía que hacer nada más. Pequeños movimientos,<br />

pequeños sonidos, pequeñas miradas que parecían aprobar lo que decía Gladia, y que<br />

animaban a otros.<br />

Luego encontré algo todavía más extraño. Todos estos pequeños indicios de<br />

aprobación, que yo podía detectar porque las mentes estaban abiertas para mí, también<br />

debió de detectarlas ella, porque las otras inhibiciones de su mente fueron cayendo sin<br />

que yo tuviera que tocarlas. Empezó a hablar más de prisa, con más confianza, y el<br />

público respondió mejor que nunca..., sin que yo hiciera nada. Al final hubo histeria, una<br />

tormenta, una tempestad de truenos y relámpagos mentales tan intensos que tuve que<br />

cerrar mi propia mente o se me hubieran recargado los circuitos.<br />

Nunca en toda mi existencia había encontrado algo parecido. No obstante, empezó sin<br />

que yo introdujera ninguna modificación en aquella muchedumbre, como las que en el<br />

pasado introduje entre un pequeño grupo de personas. La verdad es que sospecho que el<br />

efecto se extendió más allá de la gente sensible a mi mente, y al gran público le llegó vía<br />

hiperonda.<br />

—No sé cómo puede ser eso, amigo Giskard.<br />

—Ni yo, amigo Daneel. No soy humano. No experimento directamente la posesión de<br />

una mente humana con todas sus complejidades y contradicciones, así que no capto el<br />

mecanismo, o mecanismos, al que responden. Aparentemente, las multitudes se manejan<br />

más fácilmente que los individuos. Parece una paradoja. Mucho peso es más difícil de<br />

levantar que poco peso. Es más difícil contrarrestar mucha energía que poca energía.<br />

Cuesta más tiempo recorrer una gran distancia que una pequeña distancia. Entonces,<br />

¿por qué resulta más fácil manejar a mucha gente que sacudir a unos pocos? Amigo<br />

Daneel, tú que piensas como un ser humano, ¿puedes explicármelo?<br />

—Tú mismo lo has dicho, amigo Giskard: un efecto autocatalítico, un caso de contagio.<br />

Una sola chispa puede hacer que se queme un bosque.<br />

Giskard pareció estar sumido en profundos pensamientos. Al cabo de unos minutos,<br />

dijo:<br />

—No es la razón la que es contagiosa, sino la emoción. Gladia eligió argumentos que<br />

sabía que conmoverían al público. No trató de razonar con ellos. Puede ser que cuanto<br />

mayor sea el grupo de gente, más fácilmente se la convence por la emoción que por la<br />

razón. Como las emociones son pocas y las razones muchas, el comportamiento de una<br />

masa de gente es más fácil de predecir que el comportamiento de una sola persona. Y<br />

esto, a su vez, significa que si deben desarrollarse las leyes que permitan predecir el<br />

curso de la historia, uno debe tratar con grandes concentraciones de gente, cuanto<br />

mayores mejor. Esto podría ser la primera ley de Psicohistoria, la clave para estudiar a los<br />

humanos. Pero...<br />

—¿Sí?<br />

—Me asombra que hayas tardado tanto tiempo en comprender esto, solamente porque<br />

no soy un ser humano. Un humano tal vez comprendería instintivamente su propia mente<br />

lo bastante bien para saber cómo manejar otras parecidas. Gladia, sin ninguna<br />

experiencia en dirigirse a multitudes, llevó el asunto magistralmente. ¡Cuánto mejor<br />

hubiera ido todo si tuviéramos con nosotros a alguien como Elijah Baley! Amigo Daneel,<br />

¿no piensas en él?<br />

—¿Puedes ver su imagen en mi mente? Es asombroso, amigo Giskard.<br />

—No lo veo, amigo Daneel. No puedo recibir tus pensamientos. Pero puedo percibir<br />

emociones y estados de ánimo... Tu mente posee una calidad, lo sé por antiguas<br />

experiencias, que sé que está asociada con Elijah Baley.<br />

—Gladia mencionó que yo fui el último que vio al colega Elijah en vida, así que, en el<br />

recuerdo, escucho otra vez aquel momento. Pienso otra vez en lo que dijo.<br />

—¿.Qué fue, amigo Daneel?<br />

—Busco el significado. Sé que es importante.

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