05. Robots e Imperio
Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.
Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
dirección tendrá tanto éxito que el Consejo no podrá evitar elegirle presidente a la primera<br />
oportunidad.<br />
—Sus sueños vuelan, joven. Y si todo lo que prevé llega a buen fin, ¿qué?<br />
—No dispondría del tiempo necesario para regir Aurora y dirigir el Instituto de Robótica.<br />
Así que lo único que le pido es que cuando decida dimitir de su posición actual como jefe<br />
del Instituto, se prepare para apoyarme cono sucesor en el cargo. No podrían rechazar su<br />
elección personal.<br />
—Hay algo así como reunir méritos para el cargo —objetó Amadiro.<br />
—Los reuniré.<br />
—Esperemos y veamos.<br />
—Estoy dispuesto a esperar para ver, pero descubrirá que mucho antes de que<br />
logremos el éxito, deseará concederme esta petición. Por lo tanto, le ruego que se vaya<br />
acostumbrando a la idea.<br />
—Y todo ésto antes de que me haya dicho una sola palabra. Bien, ya es miembro del<br />
Instituto y me esforzaré por acostumbrarme a su sueño personal, pero ahora pongamos<br />
fin a los preliminares y dígame cómo se propone destruir la Tierra.<br />
Casi maquinalmente, Amadiro hizo el gesto que indicaba que sus robots no debían<br />
recordar nada de aquella conversación. Y Mandamus, con una leve sonrisa, hizo lo mismo<br />
con los suyos.<br />
—Empecemos, pues —dijo Mandamus.<br />
Pero antes de que pudiera empezar, Amadiro inició el ataque.<br />
—¿Está seguro de no estar a favor de la Tierra?<br />
Mandamus se sobresaltó.<br />
—Me he acercado a usted con una proposición para destruir a la Tierra.<br />
—Sin embargo, es usted descendiente de la mujer solariana... en la quinta generación,<br />
tengo entendido.<br />
—Sí, señor, y es del dominio público. ¿Qué tiene que ver?<br />
—La mujer solariana es y ha sido durante mucho tiempo, íntimamente asociada, amiga<br />
y protegida, de Fastolfe. Por tanto, me asombra que no simpatice con sus puntos de vista<br />
en favor de la Tierra.<br />
—¿Por mi ascendencia? —Mandamus parecía sinceramente asombrado. Por un<br />
momento lo que podía ser una llamarada de fastidio o incluso de ira pareció afilar su<br />
nariz, pero se disipó y prosiguió tranquilo. —Una persona también íntimamente asociada,<br />
amiga y protegida suya, es la doctora Vasilia Fastolfe, la hija del doctor Fastolfe. Es<br />
descendiente de la primera generación. Me pregunto si no simpatizará con sus ideas.<br />
—También me lo pregunté yo en el pasado, pero no simpatiza con ellas, y en su caso,<br />
he dejado de preocuparme.<br />
—Pues puede también dejar de preocuparse por mi caso, señor. Soy un espacial y<br />
quiero ver a todos los espaciales controlando la Galaxia.<br />
—Muy bien. Siga con la descripción de su plan.<br />
—Lo haré, pero, si no le importa, desde el principio. Doctor Amadiro, los astrónomos<br />
están de acuerdo en que hay millones de planetas del tipo de la Tierra en nuestra<br />
Galaxia, planetas donde los humanos pueden vivir después de los necesarios ajustes al<br />
ambiente, pero sin ninguna necesidad de terraformarlos. Sus atmósferas son respirables,<br />
tienen un océano de agua, la tierra y el clima son apropiados y la vida existe. En realidad<br />
sus atmósferas no contendrían oxígeno sin la presencia, por lo menos, del plancton del<br />
océano.<br />
La tierra suele ser estéril, pero una vez que ella y el océano sufran una terraformación<br />
biológica, es decir, una vez que se les haya sembrado vida de la Tierra, la vida florece y el<br />
planeta puede ocuparse. Cientos de estos planetas han sido registrados y estudiados y<br />
casi la mitad de ellos están ocupados ya por los colonizadores.<br />
Pero ni un sólo planeta habitable de todos los que han sido descubiertos dispone de la