05. Robots e Imperio
Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.
Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
—A mí me lo parece; una insinuante y lasciva sonrisita.<br />
—Está loco. Daneel no es así.<br />
—Porque usted no le vigila como hago yo. Su presencia es inhibitoria. Me obliga a<br />
comportarme bien.<br />
—Vaya, no faltaba más.<br />
—No es preciso que lo diga con tanto énfasis. Pero no importa, permítame excusarme<br />
por haberla visto tan poco desde que salimos de Aurora.<br />
—No es necesario.<br />
—Debe de serlo puesto que lo sacó a relucir. Pero deje que le explique. Hemos estado<br />
en pie de guerra. Estábamos seguros, marchándonos como lo hicimos, de que las naves<br />
auroranas nos perseguirían.<br />
—Yo diría que están encantados de haberse quitado de encima un grupo de<br />
colonizadores.<br />
—Claro, pero usted no es una colonizadora y podría ser a usted a quien quisieran.<br />
Estaban muy impacientes por recuperarla después de Baleymundo.<br />
—Ya me recuperaron. Les informé y ahí acabó todo.<br />
—¿No querían nada más que su informe?<br />
—Nada más. —Gladia se calló y por un momento pareció como si algo apuntara<br />
vagamente en su memoria. Pero, fuera lo que fuese, pasó y repitió, indiferente: —Nada<br />
más.<br />
—Todo esto carece de sentido, pero no intentaron detenernos mientras usted y yo<br />
estábamos en Aurora ni después, cuando volvimos a bordo y nos preparamos para salir<br />
de órbita. —No voy a discutirlo. No tardaremos mucho en dar el "Salto". Después ya nada<br />
debe preocupamos.<br />
—A propósito, ¿por qué lleva una tripulación enteramente masculina? Las naves<br />
auroranas llevan siempre tripulaciones mixtas.<br />
—También las naves colonizadoras. Las corrientes. Ésta es una nave mercante.<br />
—¿Qué diferencia hay?<br />
—El ser mercante implica peligro. Es una vida dura dispuesta siempre a la lucha. Las<br />
mujeres a bordo crearían problemas.<br />
—¡Qué tontería! ¿Qué problemas les creo yo?<br />
—No vamos a discutirlo. Además, es lo tradicional. Los hombres no lo tolerarían.<br />
—¿Cómo lo sabe? —rió Gladia—. ¿Lo ha intentado alguna vez?<br />
—No, pero tampoco hay largas colas de mujeres reclamando un puesto en mi nave.<br />
—Yo estoy aquí. Estoy disfrutando mucho.<br />
—Usted recibe un trato especia!. De no ser por su ayuda en Solaria pudo haber mucho<br />
jaleo. En realidad, lo hubo. Pero bueno, dejémoslo.<br />
—Tocó uno de los botones de la consola y apareció brevemente una cuenta regresiva.<br />
—Vamos a "saltar" dentro de dos minutos. Nunca ha estado en Tierra, ¿verdad, Gladia?<br />
—No, claro que no.<br />
—Ni ha visto el sol, no un sol.<br />
—No, aunque lo he visto en dramas históricos por hipervisión, pero me figuro que lo<br />
que nos enseñan en la pantalla no es realmente el sol.<br />
—Seguro que no lo es. Si no le importa, bajaremos las luces. Las luces disminuyeron<br />
sensiblemente y Gladia descubrió en el panel de visión unas estrellas más brillantes y<br />
mucho más abundantes que en el cielo de Aurora.<br />
—¿Es visión telescópica? —preguntó a media voz.<br />
—Más o menos. Disminuir energía. Quince segundos.— Contó hacia atrás. Hubo un<br />
movimiento en el campo de estrellas y de pronto una muy brillante quedó casi centrada.<br />
D.G. tocó otro botón y dijo:<br />
—Estamos completamente fuera del plano planetario. ¡Bien! Un poco arriesgado.<br />
Debimos habernos alejado más de la estrella aurorana antes de "saltar", pero tenemos