05. Robots e Imperio
Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.
Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.
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—Pues no sé. —Gladia pareció dudosa. Se enfrentó con el robot asesino, respiró<br />
profundamente y con voz muy firme, pero a la vez dulce, le preguntó— Robot, ¿cómo<br />
debo dirigirme a ti?<br />
—Se me conoce como R. Ernett Second, señora.<br />
—Ernett, ¿puedes decirme si soy aurorana?<br />
—Habla al estilo de Aurora, pero no del todo, señora.<br />
—Nací en Solaria, pero soy una espacial que ha vivido veinte décadas en Aurora y<br />
estoy acostumbrada a que mis robots me sirvan. He esperado y recibido servicio por parte<br />
de los robots todos los días de mi vida desde que era pequeña. Nunca me han<br />
decepcionado.<br />
—Acepto lo que me dice, señora.<br />
—¿Contestarás a mis preguntas y obedecerás mis órdenes, Ernett?<br />
—Lo haré, señora, siempre que no sean contrarias a una orden previa.<br />
—Si te pregunto la situación de tu base en este planeta y qué porción de ella<br />
consideras como la residencia de tu amo..., ¿me contestarás?<br />
—No podré hacerlo, señora. Ni ninguna otra pregunta sobre mi amo. Ninguna.<br />
—¿Te das cuenta de que si no contestas me sentiré profundamente decepcionada y<br />
que lo que tengo derecho a esperar del servicio robótico quedará permanentemente<br />
embotado?<br />
—Lo comprendo, señora —respondió el robot con voz apagada.<br />
Gladia miró a Daneel; preguntó:<br />
—¿Lo intento?<br />
—No hay más alternativa que intentarlo, Gladia —aconsejó Daniel— Si, pese al<br />
esfuerzo, nos quedamos sin información, no estaremos peor que ahora.<br />
Con voz vibrante y autoritaria, Gladia ordenó:<br />
—No me causes daño, Ernett, negándote a decirme dónde está tu base en este<br />
planeta. Te ordeno que me lo digas.<br />
El robot pareció envararse. Abrió la boca pero no dijo nada. Volvió a abrirla y murmuró<br />
en un susurro ronco "...milla...". La abrió por tercera vez silenciosamente... y, entonces,<br />
con la boca todavía abierta, se apagó el brillo de sus ojos y se quedaron ciegos. Uno de<br />
los brazos, que había empezado a levantar, cayó hacia abajo. Daneel declaró:<br />
—Su cerebro positrónico se ha congelado.<br />
Giskard musitó sólo para Daneel:<br />
—¡Irreversible! Hice cuanto pude pero no lo soportó.<br />
—Ahora no tenemos nada —comentó Andrev— Ni siquiera sabemos dónde pueden<br />
estar los otros robots.<br />
—Dijo "milla"... —hizo notar D.G.<br />
—No conozco la palabra —dijo Daneel—. No figura en el estándar galáctico como el<br />
que empleamos en Aurora.<br />
—Pudo haber tratado de decir "mil", o "Miles". Una vez conocí a un hombre que se<br />
llamaba así —observó Andrev.<br />
—No veo que una y otra palabra tengan sentido como respuesta o parte de una<br />
respuesta a la pregunta —explicó Daneel—. Ni tampoco percibí una sibilante antes o<br />
después del sonido. Un anciano de la Tierra, que había guardado silencio hasta entonces,<br />
dijo con cierta timidez.<br />
—Tengo la impresión de que milla puede ser una antigua medida de longitud, robot.<br />
—¿Qué longitud, señor? —preguntó Daneel.<br />
—No lo sé bien—contestó el de la Tierra—. Algo más de un kilómetro, me parece.<br />
—¿Y ya no se emplea, señor?<br />
—No, desde la era prehisperespacial.<br />
D.G. mesó su barba y dijo, pensativo.<br />
—Todavía se usa. Por lo menos en Baleymundo tenemos un viejo dicho: "Tanto vale