05. Robots e Imperio
Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.
Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.
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no es bien vista, y menos aún mis opiniones y recomendaciones. No obstante, como<br />
miembro del Instituto protesto contra la no-utilización de los humaniformes.<br />
—¿Cómo quiere que los utilice?<br />
—La intención era que los humaniformes abrieran nuevos mundos a los que los<br />
espaciales pudieran emigrar, eventualmente, después de que esos mundos fueran<br />
terraformados y completamente habitables, ¿no es verdad?<br />
—Pero eso fue algo a lo que usted se opuso, Fastolfe, ¿no es cierto?<br />
—Sí, lo hice —dijo Fastolfe—. Quería que los espaciales emigraran a nuevos mundos y<br />
que hicieran su propia terraformación. Sin embargo, veo que no ocurre así, ni es fácil que<br />
ocurra. Enviemos a los humaniformes. Siempre serán mejores que nada.<br />
—Todas nuestras alternativas acabarán en nada mientras sus puntos de vista dominen<br />
el Consejo, Fastolfe. Los espaciales no viajarán a mundos sin vida y en formación;<br />
tampoco, al parecer, les gustan los robots humaniformes.<br />
—No ha dado siquiera oportunidad de que gusten a los espaciales. La gente de la<br />
Tierra está empezando a colonizar nuevos planetas, incluso los primitivos y en formación.<br />
Y lo hacen sin ayuda robótica.<br />
—Conoce perfectamente las diferencias entre los de la Tierra y nosotros. Hay ocho mil<br />
millones de terrícolas, y muchos más colonizadores.<br />
—Y hay cinco mil millones y medio de espaciales.<br />
—Los números no son la única diferencia —observó Amadiro con amargura—. Se<br />
reproducen como insectos.<br />
—En absoluto. La población de la Tierra ha sido estable durante siglos.<br />
—Pero el potencial está allí. Si se empeñan en llevar a cabo la emigración, pueden<br />
producir fácilmente ciento sesenta millones de seres nuevos cada año y este número<br />
crecerá a medida que se vayan llenando los nuevos mundos.<br />
—Tenemos la capacidad biológica de producir cien millones de seres nuevos cada año.<br />
—Pero no la capacidad sociológica. Somos longevos; no deseamos ser reemplazados<br />
tan rápidamente.<br />
—Podemos mandar una gran parte de cuerpos nuevos a los otros mundos.<br />
—No querrán ir. Valoramos nuestros cuerpos, que son fuertes, sanos y capaces de<br />
sobrevivir sanos y robustos por espacio de unas cuarenta décadas. Los terrícolas no dan<br />
valor a unos cuerpos que se agotan en menos de diez décadas y que están atosigados<br />
por las enfermedades y la degeneración, incluso en un período de tiempo tan breve. No<br />
les importa enviar millones al año a una miseria segura y a una muerte probable. En<br />
realidad, incluso las víctimas no necesitan temer a la miseria y a la muerte, porque ¿qué<br />
otra cosa tienen en la Tierra? Los terrícolas que emigran huyen de su mundo pestilente<br />
convencidos de que cualquier cambio apenas puede ser peor. Nosotros, por el contrario,<br />
valoramos nuestros bien trazados y cómodos planetas y no los abandonaríamos a la<br />
ligera.<br />
Fastolfe suspiró y dijo:<br />
—He oído estas objeciones tantas veces... Puedo señalar un solo reparo, Amadiro, y<br />
es que Aurora fue en su origen un mundo escabroso e informe, que tuvo que ser<br />
terraformado hasta ser aceptable, y lo mismo ocurrió con cada mundo espacial.<br />
Amadiro protestó:<br />
—He oído hasta producirme náuseas todos sus argumentos, pero no me cansaré de<br />
contestarle. Aurora pudo haber sido primitivo cuando se colonizó, pero Aurora fue<br />
colonizado por gente de la Tierra... Los otros mundos espaciales, cuando no fueron<br />
colonizados por terrícolas, lo fueron por espaciales que aún no habían olvidado su<br />
herencia terrícola. Los tiempos ya no son apropiados para eso. Lo que pudo hacerse<br />
entonces, ya no se puede hacer ahora.—<br />
Amadiro torció la boca y prosiguió:<br />
—No, Fastolfe, lo que su política ha conseguido ha sido empezar la creación de una