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05. Robots e Imperio

Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.

Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.

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cierta prisa. Esto es el sol.<br />

—¿Esta estrella tan brillante, quiere decir?<br />

—Sí... ¿Qué le parece?<br />

Un poco desconcertada sobre qué respuesta era la que D.G. esperaba, Gladia se limitó<br />

a decir:<br />

—Muy brillante.<br />

Apretó otro botón y la vista se oscureció perceptiblemente.<br />

—Sí... y no hará ningún bien a sus ojos si se queda mirando. Pero no es el brillo lo que<br />

cuenta. En apariencia, es sólo una estrella, pero piense. Este es el sol original. Fue la<br />

estrella cuya luz brilló sobre el único planeta en donde existían seres humanos. En el que<br />

los seres humanos iban evolucionando poco a poco. En el que la vida se formó hace<br />

miles de millones de años, una vida que se desarrollaría y formaría seres humanos. En la<br />

Galaxia hay trescientos mil millones de estrellas, y cien mil millones de galaxias en el<br />

Universo y solamente hay una de todas esas estrellas que presidió el nacimiento humano,<br />

y ésa es la estrella.<br />

Gladia estuvo a punto de decir: "Bueno, pero alguna estrella tenía que ser la estrella",<br />

pero lo pensó mejor y dijo débilmente:<br />

—Muy impresionante.<br />

—No es solamente impresionante —dijo D.G. medio a oscuras—. No hay un solo<br />

colono en la Galaxia que no considere esa estrella como suya. La radiación de las<br />

estrellas que brillan sobre nuestros planetas habitados es radiación prestada, es radiación<br />

alquilada. Allí..., precisamente allí, está la verdadera radiación que nos dio la vida. Es esa<br />

estrella y el planeta que gira alrededor, la Tierra, que nos mantiene a todos fuertemente<br />

unidos. Si no compartiéramos nada más, compartiríamos esa luz en las pantallas y nos<br />

bastaría. Ustedes, los espaciales, la han olvidado y es por eso por lo que se van<br />

separando unos de otros y por lo que, a la larga, no sobrevivirán.<br />

—Hay sitio para todos, capitán —murmuró Gladia.<br />

—Sí, claro. Yo no haría nada para que los espaciales no sobrevivieran. Sólo creo que<br />

esto es lo que va a ocurrir y que podría no ser así si los espaciales olvidaran su irritante<br />

sentido de superioridad, sus robots y su obsesión por la longevidad.<br />

—¿Es así como me ve, D.G.? —pregunto Gladia.<br />

—Tuvo sus más y sus menos —dijo D.G.—. Pero ha mejorado, se lo concedo.<br />

—Gracias —respondió con evidente ironía—, Y aunque le cueste trabajo creerlo,<br />

también los colonizadores tienen su orgullosa arrogancia. Pero también usted ha<br />

mejorado, se lo concedo.<br />

D.G. se echó a reír.<br />

—Con todo este intercambio de amabilidades esto terminará en una enemistad eterna.<br />

—No lo creo —respondió Gladia riendo a su vez, y le sorprendió un poco ver que la<br />

mano de él estaba sobre la suya... Y se sorprendió mucho más al descubrir que ella no<br />

había retirado la mano.<br />

68<br />

—Me inquieta, amigo Giskard, que Gladia no se encuentre bajo nuestra observación<br />

directa.<br />

—No es necesario a bordo de esta nave, amigo Daneel. No detecto sentimientos<br />

peligrosos, y el capitán está con ella en este momento. Además, tendrá sus ventajas el<br />

que ella se encuentre cómoda sin nosotros mientras estemos todos en la Tierra. Es<br />

posible que tú y yo tengamos que entrar de pronto en acción sin querer que su presencia<br />

y seguridad sean factores que nos compliquen.<br />

—Entonces, ¿has manipulado ahora su separación de nosotros?<br />

—Apenas. Curiosamente, he descubierto en ella una fuerte tendencia a imitar el modo

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