24.06.2015 Views

05. Robots e Imperio

Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.

Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Esta velocidad no es resultado de la casualidad, sino el resultado de la radiación cósmica<br />

que produce mutaciones a ritmo lento. En la Tierra algo produce muchas más mutaciones<br />

que en otros planetas habitables y no tiene nada que ver con los rayos cósmicos porque<br />

no se dan con demasiada profusión en la Tierra. Vea usted ahora con más claridad, si el<br />

"Por qué" podría ser importante.<br />

—Pues bien, doctor Mandamus, puesto que le sigo escuchando con más paciencia de<br />

la que creía poseer, conteste usted la pregunta que formula con tanta insistencia. ¿O<br />

conoce usted la pregunta pero no la respuesta?<br />

—Tengo una respuesta —contestó Mandamus— y se basa en que la Tierra es única<br />

en lo secundario.<br />

—Deje que me anticipe —objetó Amadiro—. Se refiere a su gran satélite, Seguro,<br />

doctor Mandamus, que no habla de ello como de un descubrimiento suyo.<br />

—En absoluto —respondió Mandamus, molesto—, pero tenga en cuenta que los<br />

grandes satélites parecen ser corrientes. Nuestro sistema planetario tiene cinco, la Tierra<br />

tiene siete, y así sucesivamente. Todos los grandes satélites, excepto uno, giran<br />

alrededor de gigantes de gas. Solamente el satélite de la Tierra, la Luna.gira alrededor un<br />

planeta poco mayor que ella.<br />

—¿Puedo atreverme a emplear de nuevo la palabra "casualidad", doctor Mandamus?<br />

—En este caso sí puede ser casualidad, pero la Luna sigue siendo única.<br />

—De acuerdo. ¿Qué posible conexión puede tener el satélite con la profusión de vida<br />

en la Tierra?<br />

—Puede no ser obvio y una conexión improbable, pero es mucho más improbable que<br />

esos dos ejemplos únicos en un solo planeta puedan no tener ninguna conexión. Yo he<br />

encontrado esa conexión.<br />

—¿De verdad? —preguntó Amadiro súbitamente alerta. Ahora era el momento en que<br />

debía manifestarse la prueba evidente de su locura. Miró de soslayo a la cinta horaria de<br />

la pared. Realmente no le quedaba mucho más tiempo que malgastar, pese que toda su<br />

curiosidad seguía despierta.<br />

—La Luna —prosiguió Mandamus— se aparta lentamente de la Tierra debido al efecto<br />

de la mareas sobre ella. Las grandes mareas son una consecuencia única de la<br />

existencia de ese gran satélite. El sol de la Tierra también produce mareas, pero son un<br />

tercio de las producidas por la Luna, lo mismo que nuestro sol produce pequeñas mareas<br />

en Aurora.<br />

Como la Luna se aleja debido a su acción sobre las mareas, en los comienzos de la<br />

historia de su sistema planetario se encontraba mucho más cerca de la Tierra. Cuanto<br />

más cerca esté la Luna de la Tierra, mayores son las mareas. Estas tenían dos efectos<br />

importantes sobre la Tierra. Mantenían continuamente flexible la corteza terrestre y hacían<br />

más lenta la rotación, ambas logradas a través del movimiento y la fricción de las aguas<br />

del océano sobre los bajíos... de forma que la energía rotacional se convertía en calor.<br />

Por tanto, la Tierra tiene la corteza más delgada que la de cualquier otro planeta habitable<br />

conocido que despliegue acción volcánica y que posea un sistema activo de placas<br />

tectónicas.<br />

Amadiro comentó:<br />

—Pero incluso todo eso puede no tener nada que ver con la profusión de vida en la<br />

Tierra. En mi opinión, doctor Mandamus, debe llegar al fondo del asunto o marcharse.<br />

—Le ruego, doctor Amadiro, que tenga un poco más de paciencia. Es muy importante<br />

comprender el fondo del asunto una vez que lleguemos a él. He hecho una cuidadosa<br />

computarización simulada del desarrollo químico de la corteza terrestre, teniendo en<br />

cuenta el efecto causado por las mareas y las placas tectónicas, algo que nadie había<br />

hecho hasta ahora de forma tan difícil y meticulosa como yo he conseguido hacer, si me<br />

permite que me alabe.<br />

—¡Oh, no deje de hacerlo! —murmuró Amadiro.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!