24.06.2015 Views

05. Robots e Imperio

Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.

Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

los tuyos. Destruíste a la capataza de Solaria sin la menor vacilación; debiste haber<br />

contemplado la mía sin verte empujado a actuar.<br />

—En efecto, amigo Daneel, y normalmente hubiera sido así. No obstante, el mencionar<br />

la ley Cero redujo la intensidad de la primera ley a un tono anormalmente bajo. La<br />

necesidad de salvarte fue suficiente para cancelar lo que quedaba de ella y yo..., bueno,<br />

actué como lo hice.<br />

—No, amigo Giskard. La idea de dañar a un robot no hubiera debido afectarte. Ni<br />

debía, de ningún modo, contribuir a olvidar la primera ley, por débil que ésta se hubiera<br />

vuelto.<br />

—Lo curioso, amigo Daneel, es que no sé cómo ocurrió. Quizá fue que he observado<br />

que continúas pensando como un ser humano pero...<br />

—Sí, amigo Giskard.<br />

—En el momento en que los robots se acercaron a tí y Vasilia hizo gala de su placer<br />

salvaje, mis circuitos positrónicos se reformaron de modo anómalo. Por un momento,<br />

pensé en ti como en un ser humano y reaccioné de acuerdo a ello.<br />

—Estuvo mal.<br />

—Lo sé. Pero..., pero si volviera a ocurrir, creo que ese cambio anómalo volvería a<br />

tener lugar.<br />

—Es extraño —observó Daneel— pero oyéndote decirlo, me encuentro pensando que<br />

hiciste bien. Creo que si la situación fuera a la inversa, estoy casi seguro de que yo<br />

también haría lo mismo, que pensaría en ti como un ser humano.<br />

Daneel, tímidamente y despacio, alargó la mano; Giskard la miró, indeciso. Luego,<br />

también muy despacio, alargó la suya. Las puntas de los dedos rozaron y poco a poco<br />

cada uno tomó la mano del otro y se las estrecharon casi como si realmente fueran los<br />

amigos que se llamaban uno a otro.<br />

67<br />

Gladia miró alrededor con velada curiosidad. Estaba en la cabina de D.G. por primera<br />

vez. Aparentemente, no era mucho más lujosa que la que habían preparado para ella. La<br />

cabina de D.G. tenía un panel de visión más complicado, y una consola llena de luces y<br />

botones que servirían, supuso, para mantener a D.G. en contacto con el resto de la nave.<br />

—Le he visto poco desde que salimos de Aurora, D.G.<br />

—Me halaga que se haya dado cuenta —respondió D.G. sonriendo—. Y a decir<br />

verdad, Gladia, yo me he dado cuenta de lo mismo. Con toda la tripulación masculina,<br />

resalta usted bastante.<br />

—No es una razón muy halagadora de echarme de menos. Con toda la tripulación<br />

humana, me figuro que Daneel y Giskard también resaltarán. ¿Les ha echado de menos<br />

tanto como a mí?<br />

—En realidad les echo tan poco en falta que solamente ahora me doy cuenta que no<br />

están con usted. —Miró alrededor. —¿Y dónde están?<br />

—En mi cabina. Me pareció una tontería arrastrarles conmigo dentro de los confines de<br />

este pequeño mundo que es la nave. Parecieron dispuestos a dejarme salir sola, lo que<br />

me sorprendió. Pensándolo bien, no tuve que ordenarles vivamente que no me siguieran.<br />

—¿No es muy raro? Tengo entendido que los auroranos no están nunca sin sus robots.<br />

—¿Y qué? Hace mucho tiempo, cuando llegué a Aurora por primera vez, tuve que<br />

aprender a sufrir la presencia de seres humanos junto a mí, algo para lo que no me había<br />

preparado mi educación Solaria. Aprender a pasarme sin mis robots, estando entre<br />

colonizadores será mucho menos difícil para mí que lo otro.<br />

—Bien. Muy bien. Debo confesar que prefiero estar con usted sin la mirada<br />

fosforescente de Giskard fija en mí, o mejor aún sin la sonrisita de Daneel.<br />

—Si no sonríe.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!