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05. Robots e Imperio

Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.

Robots e Imperio es una novela de ciencia ficción escrita por Isaac Asimov y publicada en 1985. Es la continuación de Los robots del amanecer, dentro de su serie de novelas sobre robots. Esta novela es, cronológicamente, la que da inicio a las siguientes sagas de Asimov, como el Tríptico del Imperio y el Ciclo de Trántor, y en la que el robot Daneel Olivaw se erige como un personaje de gran importancia en la historia de la humanidad.

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decirme, asumiendo que sea verdad, me afirmo en mi creencia.<br />

—No se sienta demasiado seguro. Pueden surgir sus propios e insuperables<br />

problemas si no los tiene ya.<br />

—Es indudablemente posible, señora, pero por ahora tengo que dejarla. La nave está<br />

preparándose para tocar tierra y debo vigilar inteligentemente la computadora que la<br />

controla, o nadie creerá que soy su capitán.<br />

Salió y Gladia quedó en sombría abstracción por unos segundos, tirando distraída del<br />

plástico que envolvía el sobretodo.<br />

Había llegado a conseguir una sensación de equilibrio en Aurora, una forma de dejar<br />

que la vida transcurriera tranquila. Comida tras comida, día tras día, estación tras<br />

estación, había ido pasando y la tranquilidad casi la había aislado de la tediosa espera<br />

por la única aventura que le quedaba, la aventura final de la muerte.<br />

Y ahora había estado en Solaria y había despertado los recuerdos de una infancia<br />

lejana en un mundo que se había acabado, de modo que su tranquilidad se había hecho<br />

trizas..., quizá para siempre, de modo que ahora estaba descubierta e indefensa ante el<br />

horror de una vida que continuaba.<br />

¿Con qué podía sustituir la tranquilidad desaparecida?<br />

Captó los ojos relucientes de Giskard puestos en ella y le suplicó:<br />

—Ayúdame en todo esto, Giskard.<br />

32<br />

Hacía frío. El cielo estaba gris de nubes y el aire relucía por una ligera nevada.<br />

Manchones de nieve en polvo giraban con la brisa, y lejos, más allá del aeródromo<br />

espacial, Gladia podía ver montones de nieve distantes.<br />

Había mucha gente reunida acá y allá, contenida por barreras para evitar que se<br />

acercaran demasiado. Todos vestían sobretodos de diferentes tipos y colores, y todos<br />

parecían balones, transformando la humanidad en objetos con ojos pero sin forma.<br />

Algunos llevaban viseras que brillaban transparentes sobre sus rostros.<br />

Gladia se llevó la mano enguantada a la cara. Excepto por la nariz se sentía bien<br />

protegida. El sobretodo hacía más que aislar; parecía producir su propio calor.<br />

Miró tras sí, Daneel y Giskard estaban a su alcance, cada uno con su sobretodo.<br />

Primero había protestado:<br />

—No necesitan abrigos. Son insensibles al frío.<br />

—Ya lo sé —le había dicho D.G.—, pero dice que no irá a ninguna parte sin ellos, y no<br />

podemos dejar a Daneel sentado ahí fuera expuesto al frío. Parecería contra natura.<br />

Tampoco deseamos despertar hostilidad dejando claramente ver que son robots.<br />

—Tienen que saber que llevo conmigo a mis robots, y el rostro de Giskard lo<br />

descubrirán aunque lleve un sobretodo.<br />

—Puede que lo sepan, pero es posible que no piensen en ello si no les obligamos a<br />

hacerlo, así que no forcemos las cosas.<br />

Ahora D.G. le indicó que entrara en un coche que tenía el techo y los lados<br />

transparentes. Le explicó sonriendo:<br />

—Quieren verla mientras viajemos, señora.<br />

Gladia se sentó a un lado y D.G. al otro.<br />

—Yo soy un co-héroe —le anunció.<br />

—¿Le importa mucho?<br />

—¡Oh, sí! Significa una gratificación para mi tripulación y a lo mejor un ascenso para<br />

mí. Y no lo desprecio.<br />

Daneel y Giskard también entraron y ocuparon unos asientos situados delante de la<br />

pareja. Daneel, frente a Gladia; Giskard frente a D.G. Delante iba otro coche sin<br />

transparencias, y una hilera de lo menos una docena, detrás. Se oyó cómo les vitoreaban

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