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agua, un derecho y no una mercancía - ISF - Ingeniería Sin Fronteras

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Es de <strong>no</strong>tar que, si bien el pescado <strong>no</strong> suele ser la principalfuente de proteínas en la dieta de los países más desarrollados (tansólo el 10% en Europa y EE UU), su peso en países empobrecidoso en desarrollo suele ser muy superior. En África representa másdel 20% de las proteínas animales, mientras que en Asia supone el30% (ICLARM, 1995). Es de <strong>no</strong>tar que, para muchas com<strong>un</strong>idadesen territorios de interior, sin acceso a la pesca litoral, las pesqueríasfluviales y lacustres son clave de supervivencia.A lo largo del siglo XX, la construcción de grandes presas ha sido<strong>un</strong>o de los factores que ha contribuido a la reducción drástica de lapesca fluvial, provocando la extinción de muchas especies de pecesy moluscos. Cabe citar como casos documentados los del río Urrá,en Colombia, <strong>Sin</strong>gkarak en Sumatra, Lingjintan en China, The<strong>un</strong>Hibo<strong>un</strong> en Laos o Pak M<strong>un</strong> en Tailandia (Dave Hubbel, 1994).En todos estos casos, las grandes presas generaron graves problemasalimentarios a cientos de miles de familias, en com<strong>un</strong>idades ribereñaspobres, por la degradación, y en alg<strong>un</strong>os casos la destrucción, de susproducciones pesqueras.Son significativas las catástrofes ecológicas y humanitarias delMar de Aral, en Siberia Central, y del Lago Chad, en África. En elprimer caso, la derivación del 90% de los caudales de los ríos AmuDaria y Syr Daria, que alimentan lo que era el cuarto mayor lago delm<strong>un</strong>do, para regar algodón, ha llevado a que se reduzca la láminade <strong>agua</strong> a me<strong>no</strong>s de la mitad (pasando de 64.500 km 2 a 30.000km 2 ), triplicándose su salinidad. Como consecuencia de todo ellohan desaparecido las pesquerías que producían 44.000 toneladasanuales de pescado y generaban 60.000 puestos de trabajo (PatrickMc Cully, 2004). Para colmo, tal y como reseña en sus trabajos JanetAbramovitz, del WorldWatch Institute, las tormentas de vientolevantan nubes de polvo con sales tóxicas en los 36.000 km 2 delfondo del mar que han quedado al descubierto, generando gravesproblemas de salud pública (J. Abramovitz, 1996).El desarrollo de grandes infraestructuras hidráulicas <strong>no</strong> sólo haafectado a la pesca en ríos y lagos, si<strong>no</strong> también en los mares. Elcaso de la presa de Asuán, sobre el Nilo, es paradigmático. Diez añosdespués de su inauguración, de las 47 especies que se pescaban en elrío, sólo quedaban 17. <strong>Sin</strong> embargo, el impacto pesquero más bruscoy traumático se produjo en el mar. Al año siguiente de cerrar las13

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