La vida desnuda

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El corazón del Norte Estoy escribiendo este artículo instalada en el Norte, en el corazón del Norte, en el ombligo mismo del llamado mundo occidental. Es decir, me encuentro en Estados Unidos. Hacía seis años que no pasaba una temporada larga en estas tierras, y me ha sorprendido descubrir lo mucho que ha proliferado, en este tiempo, el negocio de los contactos telefónicos. Los más abundantes y evidentes, claro está, son los contactos eróticos. A partir de las diez de la noche, traspasado ya el límite de la respetabilidad, algunos canales privados de la televisión se llenan con los anuncios de las líneas calientes: decenas de espacios publicitarios, uno detrás de otro y todos iguales, en los que se puede contemplar la más aburrida colección de señoras de agitadas melenas, ora en biquini, ora en traje de noche de escote abisal y satén perverso, diciéndole a la cámara con ojos estrábicos: «Lláma-me», y poniendo unas boquitas de rosquilla que para sí hubiera querido Sara Montiel en sus
mejores años. Algunos de estos negocios son, en realidad, casas de citas camufladas, esto es, llamas y te envían una chica. Pero la gran mayoría son exactamente lo que son, servicios eróticos por teléfono. No son baratos: en general cuestan unos cinco dólares por minuto (quinientas pesetas), y casi todos establecen un tiempo mínimo, diez o doce minutos. De modo que el susurrar guarradas te sale por lo menos cinco mil pesetas; y, sin embargo, vista la increíble cantidad de anuncios y de líneas, el negocio debe de marchar estupendamente. Supongo que el miedo al sida ha debido de influir en este proceso de erotización aguda de la oreja.
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ROSA MONTERO La vida desnuda Una mi
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Índice El más acá Infalible Madr
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Un cadáver secundario Selenita Mar
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Pobres El poder de los viajes Negri
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Los cuarenta Seducción Mujeres gue
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Infalible Ni siquiera oveja, sino c
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equivocaban, eran un poco más huma
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quienes la policía busca y detiene
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Diablos El demonio está de moda. L
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cámara de gas es demasiado horribl
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que la aplicación de la pena de mu
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El alma de las fotos Me pregunto po
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conmovedora. Porque lo que contempl
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perfil, mirando olímpico hacia el
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enriquecimiento rápido. Ahora, dos
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muerte y de la decadencia. Tal vez
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El lenguaje del cuerpo Siempre me h
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felicidad y de inocencia, antes de
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La viuda errante Las gentes que mal
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avarienta y estúpida. Es el caso d
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uenos. Además del dinero de la her
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quedaba en la cara algo lunar e int
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dos argentinos, y la propia Desiré
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con inmisericorde martillazo, la so
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Pinochet Lo hemos visto todos en te
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esposas rutilantes, que el emperado
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Memoria Conozco a una mujer impresi
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enferma. (7-5-88)
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Nomenclaturas La torpeza de nuestra
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pequeñas venganzas hogareñas. No
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El gran amor Leo un artículo sobre
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años. Toneladas de polvo, de deseo
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serrado en dos a su ayudante. Pero
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una dulce sobremesa con algún amig
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nuestras obsesiones. Estremece imag
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Parejas La pareja es un extraño an
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Ellos Recibo una carta sobria y emo
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viceversa. La otredad que nos limit
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El desamor El desamor escuece. Cono
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seguir siendo como son y a no conve
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Allí quedó, aguardando su vis-à-
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«Lucy» Hará cosa de un mes que s
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arrancados, la niña mutilada, un d
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El poder de los viajes Es curioso:
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ventana alta y te otorgará el favo
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Negritud Dos presos que llevaban di
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La felicidad El pasado mes, mientra
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Mentiras y máscaras Acabo de pasar
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Nada Tres millones de parados no so
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Dolor de corazón
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pasmada. Me asombran, me divierten,
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