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Sistema Colombiano de Formación de Educadores y Lineamientos de Política<br />

ración del alumnado, un buen profesor sabe cómo puede comunicarse<br />

para despertar la curiosidad y suscitar el interés, ofrece experiencias<br />

nuevas, aporta una respuesta positiva al progreso incitando a continuar<br />

y a no rendirse cuando no se logra el éxito en el primer intento, etc”<br />

(Prats y Reventós, 2005).<br />

En esta línea de pensamiento, identificando al educador como protagonista del cambio actual de la<br />

educación, y desde la concepción de la escuela como organización de aprendizaje, es necesario repensar<br />

también las relaciones escuela-familia para reconstruir su entramado, dado que igualmente la<br />

familia ha sufrido transformaciones significativas en el proceso de emergencia global de la sociedad<br />

actual. Se requiere un nuevo contrato que adecue la escuela a los cambios en los vínculos y la composición<br />

de la familia.<br />

Para perfilar el maestro deseado en las condiciones actuales de la reestructuración educativa, asunto<br />

que afortunadamente aún parece abierto en los procesos de reforma educativa a nivel global y nacional<br />

–como el del tipo de escuela que debe ser construida– es necesario pensar en la infinidad de<br />

funciones que se le atribuyen y adjudican sin antes adecuar elementales cuestiones de dignificación<br />

docente, en términos de condiciones laborales y de estatus social. Las políticas educativas actuales<br />

deben dedicar mucha más atención a las condiciones del profesorado. De lo contrario, el peligro inminente<br />

que se abre es el de caer en problemas semejantes a los de sistemas educativos intervenidos<br />

con reformas incesantes en tiempo real, en los que se convierte al educador en un operario de la<br />

enseñanza sin capacidad de agencia, desprofesionalizado, con condiciones laborales y de ingreso<br />

crecientemente precarias, y en algunas oportunidades considerado como un obstáculo para los deseos<br />

y proyectos educativos.<br />

Los procesos de formación docente en el mundo actual, y particularmente en Latinoamérica, se plantean<br />

en estos escenarios de crisis y potencialidad. Los debates y discusiones regionales y nacionales,<br />

desarrollados durante la presente fase de formulación del Sistema Colombiano de Formación de<br />

Educadores y Lineamientos de Política, también plantearon estas cuestiones críticas y de proyección<br />

de la formación de educadores.<br />

Sobre lo dicho anteriormente, las experiencias internacionales analizadas en el documento del Ministerio<br />

de Educación de Política y Sistema Colombiano de Formación y Desarrollo Profesional de<br />

Educadores (MEN, no publicado, 2012), en el marco del presente proceso de formulación, muestran<br />

claramente que se han experimentado prácticas efectivas para los retos referidos. Como ejemplo<br />

pueden mencionarse dos casos. En Japón los maestros y catedráticos universitarios ganan casi lo<br />

mismo y su prestigio es prácticamente equivalente: “Los maestros primarios y los empleados de una<br />

empresa con niveles de instrucción equiparables ganan lo mismo. En Japón, los maestros ganan 2,4<br />

veces más que el ingreso per cápita nacional” (MEN, no publicado, 2012).<br />

En Corea del Sur el salario inicial docente se situaba en el 2007 en el 141% del Producto Interno Bruto<br />

(PIB) per cápita. En los últimos años el salario del docente continúa ascendiendo, situándose el porcentaje<br />

salarial medio con respecto al PIB per cápita del país en el 214% y junto con ello, la docencia<br />

tiene una alta valoración social:

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