2º AÑO DE CONFIRMACIÓN - Catequesis Familiar Salta
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a Adán, la Biblia nos dice que Dios sopló sobre él y le infundió su aliento de<br />
vida y el hombre se convirtió en un ser viviente. En el Bautismo recibimos al<br />
Espíritu Santo que nos da la vida eterna de Cristo resucitado.<br />
En el antiguo testamento<br />
La creación, es obra del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Pero desde la<br />
explosión primera del cosmos hay un verso que nos hace pensar en la presencia<br />
del Espíritu: “La tierra (el mundo) era caos y confusión y oscuridad por encima del<br />
abismo y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”. (Gn 1, 2).<br />
Desde este momento se atisba una presencia especial del Espíritu que incuba<br />
la vida, que crea armonía, que es principio de cohesión entre todas las realidades<br />
creadas en los abismos de arriba y en las realidades pequeñas de la tierra.<br />
Otro texto de la Palabra dice: “Envías tu espíritu y todas las cosas se recrean y<br />
renuevas la faz de la tierra” (Sal 104, 30). Esta presencia recreadora y renovadora<br />
del Soplo de Dios dura y perdura para siempre. Todo está lleno del Espíritu Divino.<br />
Todo el cosmos es un canto al Espíritu de Dios.<br />
El Espíritu soplo de vida en el hombre original<br />
Dios Padre sopló sobre el rostro del “muñeco” de barro o arcilla roja, le infundió<br />
su Espíritu y el hombre comenzó a ser un ser viviente. “Entonces Dios el Señor<br />
formó al hombre de la tierra misma, y sopló en su nariz y le dio vida. Así el hombre<br />
se convirtió en un ser viviente” (Gn 2, 7). Desde ese momento original el ser del<br />
hombre es divino. Tiene soplo de Dios dentro. El aliento del mal es posterior. Nunca<br />
puede bajar tan hondo como el soplo divino. El mal no daña la raíz del ser humano.<br />
Por eso, toda renovación interior del hombre viene sólo y siempre del Espíritu:<br />
“Pondré mi Espíritu y ustedes vivirán” (Ez 37, 14). Es bueno apelar a este principio<br />
primero de la vida del hombre para crearle autoestima y esperanza en cualquier<br />
tribulación. No olvidemos que el hombre es imagen y semejanza del Creador (Gn 1,<br />
17).<br />
Dios Espíritu en los profetas, en los sabios y en los jueces.<br />
La presencia del soplo de Dios es poder en los jueces (Jc 13,25; 14, 6) y reyes;<br />
misión, luz y palabra de los profetas. “Voy a derramar mi espíritu sobre ustedes y<br />
les voy a comunicar mis palabras” (Pr 1, 23; Is 10, 10; 19, 20): el Espíritu es<br />
sabiduría (Ex 31,3), inteligencia y claridad de entendimiento para comprender las<br />
profundidades de Dios y las realidades de la vida (Is 11, 2 – 3; 61 1s).<br />
Según los versículos maravillosos de Ezequiel, el Espíritu recrea el corazón del<br />
hombre (Ez 11, 19; 36, 26), lo renueva por dentro, lo llena de buenos sentimientos.<br />
Solamente él puede rehacerlo en su radicalidad. Qué bien dice el salmo: “¡Oh Dios,<br />
crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes<br />
lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu” (Sal 50, 12 – 13).<br />
Toda la historia de la salvación del pueblo de Dios con sus hechos y<br />
manifestaciones está alentada por el soplo, la fuerza y el fuego del Espíritu de Dios.<br />
En el Antiguo Testamento: los hombres experimentaban la presencia del<br />
Espíritu como una fuerza divina. Para nombrarlo usaban símbolos e imágenes que<br />
manifestaban su acción y presencia.<br />
SOPLO: …..Dador de vida……………………….Gn 1, 1 – 2; Gn 2, 7; Jb 33, 4.<br />
AGUA: ………..Purificación, hacer crecer ………….Ez 36, 24 -27; Is 44, 3 -4. Éx 29,<br />
4 – 5.<br />
FUEGO: …………….Abrazador, quemante …………….Éx 3, 2; Éx 13, 21; Jr 20, 9.<br />
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