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alentado, trataría de soslayar en su informe el que los<br />
nativos, podrían ser materia dispuesta para que "propagando<br />
nuestra Católica Religión, hiciesen amanecer la<br />
luz de la fe a aquella innumerable gentilidad que se<br />
hallaba de asiento en las tinieblas y en la sombra de la<br />
muerte", como finalmente se vio obligado a escribir, desesperado<br />
de lo que parecía ser el hallazgo del estrecho de<br />
Anián, aunque de hecho Dekneff ya lo hubiese descubierto<br />
varios años antes que su falsa prédica apostólica.<br />
A sus treinta y tres años, quince de los cuales se solazaba<br />
en pensar, los había pasado sentado, hacía hincapié<br />
en la crueldad de los cazadores siberianos, -con el propósito<br />
de desalentar nuevas expediciones-, quienes habían<br />
montado cabanas en el territorio que consideraron como<br />
propiedad legítima de la Emperatriz Catalina de Rusia.<br />
En esa lucha interna, en la cual supuso que los "aventureros"<br />
se llevarían la gloria que él había calentado en el<br />
magín, poco le importarían los datos prolijos de los cronistas,<br />
desde que la redondez del trasero de su sirvienta<br />
se impuso a los rostros degenerados de los gobernantes<br />
borbónicos, cuando el colibrí antmció en su vuelo el alto<br />
destino que le estaba deparado. Sufriría de ima decrepitud<br />
prematura, de una senilidad precoz, como si lo hubiera<br />
asolado la difuminada decadencia del Imperio,<br />
marcándosele las arrugas, dando cobijo a la papada, hinchándose<br />
su medrosa barriguita, sufriendo de artritis en<br />
las largas manos huesudas de escribano orgulloso de<br />
su letra puntillosa; con la barba "negra que envolvía su<br />
cara, guardándola de las miradas suspicaces, en la que<br />
sólo sus ojos, afiebrados por la razón impura de sus elucubraciones<br />
parasitarias, mantuvieron su fe indemne de<br />
la desolación en las noches que tragaban en su negrura la<br />
piel centellante de la reina de las amazonas., al punto de<br />
desdibujársele el reflejo de ébano de las nalgas de su<br />
mucama.<br />
Han pasado años de crisis, vacilaciones y reconquistas.<br />
Bartolomé Acosta se refugió en sus papeles, atrincherado<br />
del mundo, en el nicho "bichorro" en que guardaba<br />
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