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to de una lesión en la Primera Guerra Mtmdial, en cuyo<br />
epflogo rojo él intervendría de manera decisiva).<br />
El barón era atendido por una curandera de estirpe<br />
chamánica, emparentada con el adivino mongol Gotchu,<br />
cuyo antepasado anunciara al pueblo nómada del desierto<br />
del Gobi que el Eterno Cielo Azul había designado<br />
al caudillo Temutchin como el Gran Khan, que sería conocido<br />
en la historia como Gengis Khan. La mirada de<br />
azogue recorrió el rostro ensangrentado del descendiente<br />
de los caballeros teutónicos, interpretando su herida<br />
como una de las pruebas que el destino le exigiría en<br />
la ruta de los dioses. Consideró imprudente hablarle, entonces,<br />
de lo que había leído con sus ojos muertos que miraban<br />
más allá del "mimdo flotante", para revelarle los<br />
signos de la gloria y del martirio.<br />
Dedicada por entero al cuidado del joven cadete, empleó<br />
por ello remedios secretos y alimentándolo, aun contra<br />
su voluntad, con el espeso kumys, la leche de yegua<br />
que se guarda en odres de cuero, que los mongoles tienen<br />
en gran aprecio, no permitió que se le aproximara, ni siquiera<br />
tmo de los popes, sabio en medicina, aimque los<br />
cosacos se quitaran a su paso, respetuosos, sus gorros negros<br />
de piel de cordero, de plato de oro; el sacerdote ortodoxo<br />
reconoció una ominosa advertencia en los ojos de<br />
la curandera, cuya mirada de reflejos de plata lo intimidó<br />
a tal grado que, durante esa noche oró con fervor ante un<br />
icono para conjurar cualquier maldición pagana que pudiera<br />
llevarlo al infierno. Así se mantendría en abstinencia<br />
de la carne hasta que su joven esposa, -cansada de sus<br />
evasivas-, demandó en la dascha, que tomara su cuerpo<br />
desnudo, bañado por el rocío, que anunciaba la aurora,<br />
de acuerdo a lo que en la Tradición se conoce como el<br />
"árbol del dulce rocío".<br />
Los mismos cosacos quienes muchas veces curaran sus<br />
heridas bebiendo una carga de pólvora mezclada con<br />
aguardiente, se asombraron de la recuperación del<br />
duelista. Sin embargo, la salud que empezó a recobrar<br />
Ungern-Sternberg no fue nunca completa pues durante<br />
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