Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
los alumnos haciéndolos leer pasajes de historia de México,<br />
en voz alta, para corregirles con severidad sus faltas<br />
de dicción. Lo que le hizo recordar que en San Luis Potosí,<br />
durante im acto sinarquista, el santo patrono irlandés<br />
lo había protegido de graves peligros, cómo lo hiciese<br />
con los maltrechos despojos del Ejército del Norte, luego<br />
de la retirada mexicana en la Angostura, cuando los yanquis<br />
de hinojos imploraban clemencia mostrando sus rosarios<br />
ante el empuje de las tropas nacionales. Victoria<br />
que, como en Irlanda, se convirtió en vma más de las muy<br />
nutridas "derrotas gloriosas".<br />
Pese al traca-traca-traca interminable de la redoba, que<br />
dominaba por completo la azotea, el viejo profesor de<br />
cabellera plateada reconstuyó su juventud con la cantera<br />
magnífica de las plazas soleadas de San Luis Potosí.<br />
Pudo fijar la escena; un mitin navista, apoyado por los<br />
sinarquistas, iba a ser disuelto esa misma noche por disposiciones<br />
del supremo gobierno. Las tropas vestidas de<br />
civil revisaban los máuseres; algvmos saboreaban ya la<br />
sangre de la "beatería" bañando el kiosco de la plaza;<br />
Salvador Abascal aconsejó que rezaran tal como lo habían<br />
hecho cuando en Tabasco, afrontando graves peligros<br />
Garridistas Canabalistas, habían logrado la reapertura<br />
del culto religioso. De pronto, quien llegaría a ser vm amigo<br />
huraño y distante, refugiado en la ciudad sagrada de<br />
Kuom en la colonia Guerrero, como vm ayatola desoído<br />
por la paganidad, desapareció de la plaza. Los hombres<br />
más recios empezaron a sentir miedo. El mismo dudaba<br />
de la fe del misionero del desierto, del creador de la Colonia<br />
Santa María Auxiladora en Califonüa para oponerse<br />
al avance de los yanquis. Las horas transcurrían, se<br />
trajeron hachones de ocote que reflejaban las sombras<br />
indoblegablemente fanáticas de los creyentes, como grabadas<br />
con las cruces del sacrificio sobre los adoquines. Regresó<br />
Abascal. Traía el rostro iluminado, como si hubiera<br />
"fumado de la buena", en cada misterio del rosario, según<br />
las calumrúas que esparcían -sobre la aureola que a veces<br />
lo rodeaba- los masones y los rosacruces. Se acercó al<br />
97