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que bañaba indómita la cabeza sin tino del que diera tan<br />
fieras voces a la oscuridad de la mar negrísima en la completa<br />
soledad de aquellas inmensidades.<br />
Amainado el temporal, con una tripulación con mohína<br />
y desaliento para la cual su empeño sobrepasaba lo<br />
que humanamente podía demandar el Rey Don Felipe en<br />
su servicio, la cual por boca de los pilotos Antón Pablos<br />
y Hernando Soto alegó no sin razón: "que mirase que<br />
había hecho más que todos los descubridores del mimdo<br />
en llegar allí, y que la almiranta era vuelta, y estábamos<br />
solos, y que si algún peligro nos sucediese, ningún remedio<br />
teníamos sino que pereceríamos donde jamás se supiese<br />
de nosotros, y que no teníamos anclas, ni cables, ni<br />
jarcia, y que los tiempos eran de tal condición, como se<br />
había visto, que era imposible poder ir adelante, sin esperar<br />
la perdición de todos por momentos, que nos volviésemos<br />
a Chile y de allí avisaríamos al virrey".<br />
Dentro de su camarote, Pedro Sarmiento, hizo oídos<br />
sordos a los reclamos, embebido en el estudio de varios<br />
mapas, en los que figuraba el Estrecho de la Madre<br />
de Dios bajo el nombre de Agartha. El osado navegante,<br />
dedicado a operaciones mágicas, selló con su anillo<br />
-donde llevaba grabada con las columnas de Hércules la<br />
runa de la vida- un sobre con lacre que más tarde le valdría<br />
diversos infortimios y cautiverios. Intentaría penetrar,<br />
más allá de los signos y de los sonidos, para llegar<br />
a los riesgosos linderos en que la palabra es verbo vivo y<br />
energía, palabra de mando de acuerdo a las enseñanzas<br />
que recibiera del nigromante sevillano.<br />
En esa frontera invisible, en donde no había mojones<br />
que indicaran su posesión rú cruces que atestiguaran la<br />
presencia de la linica fe, donde tampoco se divisaban islas<br />
peladas que pudiesen servirle para guiarse, el cosmógrafo<br />
y ocultista estaba confundido; en ese momento no<br />
existían una primera y una segunda expediciones al Estrecho<br />
de Magallanes, como si no hubiese diferencia<br />
entre sus relaciones de 1580 y de 1590; a la manera de un<br />
sortilegio que tuviera suspendidos sus sentidos, los acon-<br />
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