09.05.2013 Views

He Vivido

He Vivido

He Vivido

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Cuando en 1954 mi madre vino a Montevideo a visitarnos<br />

comprendí por primera vez que aquel exilio<br />

provisional iba a convertirse en definitivo. No se<br />

puede describir con palabras la angustia que se<br />

siente en esos momentos.<br />

107<br />

y, además, no paran de<br />

quejarse. ¿Y ahora?<br />

¿Por qué tanta prisa<br />

para llegar al otro lado?<br />

¿De hecho, para qué me<br />

quieren a mí en el cielo?<br />

No me sorprendería<br />

nada el comprobar que<br />

al otro lado no saben<br />

nada de mí. Y fácilmente<br />

podría encontrarme<br />

en medio de una<br />

enorme romería de millones<br />

de almas, quizás<br />

en compañía de Inés<br />

Txantxote Mercader, la<br />

chica más atractiva, y<br />

podría ser que nadie supiera<br />

nada sobre el último<br />

y más importante<br />

veredicto a fallar por el<br />

Arquitecto Mayor. El<br />

miedo se apodera de mí<br />

cada vez que miro hacia<br />

atrás y veo a mis seres<br />

queridos mezclados con<br />

políticos mentirosos que<br />

nos quieren vender gaseosa<br />

sin gas. Yo mismo,<br />

en este rincón de Monte-<br />

video desde donde te escribo, estoy a punto de romper a llorar, al revivir el<br />

recuerdo de varios amigos desaparecidos mientras jugábamos a la guerra...<br />

y aunque parezca mentira, querría unirlos a todos en un mismo abrazo: Camilo<br />

Basterretxea, José Añibarro, Paco Maixor Resusta, Gregorio Ayala, Manuel<br />

Sopas Agirre, mis familiares, Bonifacio Maidagan, el sordo de La<br />

Concepción, Ramón Artorotz Erguin, José Gorosabel...

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!