0. introductorias agrad. y estruc - Acceda - Universidad de Las ...
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN GENERAL<br />
A nivel mundial la mayor parte <strong>de</strong> los estudios <strong>de</strong> epibiontes <strong>de</strong> tortugas marinas se han llevado a<br />
cabo en tortuga boba, localizándose, hasta la fecha, mas <strong>de</strong> 250 especies <strong>de</strong> epibiontes (véase Anexo<br />
4). Otra especie relativamente bien estudiada es la tortuga Carey, Eretmochelys imbricata, en la que<br />
los últimos estudios barajan cifras <strong>de</strong> mas <strong>de</strong> 100 especies distintas (Schärer, 2005), aunque, sin<br />
duda, el número aumentará con futuras investigaciones, así como en los trabajos con tortuga ver<strong>de</strong>,<br />
Chelonia mydas (Alonso, 2007; Oliveira & Vigliar, 2008) y tortuga Olivacea, Lepidochelys olivacea<br />
(Miranda & Moreno, 2002; Gámez et al., 2006, entre otros). No obstante, como se dijo en el apartado<br />
anterior, muy pocos estudios tienen un cariz ecológico, casi ninguno ha adoptado una perspectiva <strong>de</strong><br />
comunidad (Caine, 1986; Frick et al., 2003), y solo uno ha utilizado herramientas estadísticas para<br />
analizar patrones (Badillo, 2007).<br />
El aporte ecológico <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> estos estudios consiste en clasificar las distintas especies<br />
observadas en dos grupos en función <strong>de</strong>l tipo/s <strong>de</strong> sustrato/s sobre el que son capaces <strong>de</strong> asentarse<br />
(Caine, 1986; Frick et al., 1998; Zardus & Haldfield, 2004): 1. Especies especialistas, aquellas que se<br />
han especializado en vivir exclusivamente sobre tortugas marinas, como el balano Chelonibia<br />
testudinaria o los pertenecientes al genero Platylepas spp., el alga roja Polysiphonia carettia, el<br />
gammárido Podocerus chelonophilus, el copépodo Balaenophilus sp., o el hirudineo Ozobranchius<br />
margoi; 2. Especies generalistas, aquellas especies pelágicas y/o bentónicas capaces <strong>de</strong> colonizar<br />
sustratos vivos o inanimados, y que se observan con relativa frecuencia sobre tortugas marinas, como<br />
los cirrípedos Lepas anatifera y Concho<strong>de</strong>rma virgatum, algunas especies <strong>de</strong> algas, o hidroi<strong>de</strong>os como<br />
Obelia sp.. Badillo (2007) introduce dos nuevos grupos para esta clasificación: 3. Especies<br />
Intermedias, que son aquellas especies que presentan un alto grado <strong>de</strong> asociación con tortugas<br />
marinas, pero que se han observado también en otros sustratos, como los malacostráceos Caprella<br />
andreae, Hyale grimaldii, Hexapleomera robusta y Planes minutus, en el que los tres primeros están<br />
generalmente asociados a grupos <strong>de</strong> algas y que incluso fueron <strong>de</strong>nominadas por Gramentz (1988)<br />
como la “Comunidad <strong>de</strong> la Polysiphonia”. Y por último, 4. Especies Acci<strong>de</strong>ntales, que son aquellas con<br />
escaso peso en la comunidad epibionte <strong>de</strong> tortugas marinas, cuya aparición pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse como<br />
“rara”, y que son típicas <strong>de</strong> otros hábitats, generalmente bentónicos, como por ejemplo Chelonibia<br />
patula, Elasmopus rapax o Bittium sp.<br />
Como pue<strong>de</strong> observarse en la figura 149, <strong>de</strong> las 14 especies frecuentes <strong>de</strong> epibiontes <strong>de</strong> tortuga boba<br />
<strong>de</strong> Canarias, se han localizado 3 especies especialistas (P. carettia, P. hexastylus y P. chelonophilus)<br />
pudiendo existir una cuarta especie, si el copépodo localizado en este estudio fuera Balaenophilus sp.,<br />
dato que no po<strong>de</strong>mos confirmar ya que no se ha realizado su i<strong>de</strong>ntificación taxonómica; 5 especies<br />
generalistas (H. mitchelliae; C. flaccidum; O. geniculata; L. anatifera y C. virgatum); 4 especies<br />
intermedias (H. grimaldii; C. andreae; H. robusta y P. minutus); y, por último, solo 2 especies<br />
acci<strong>de</strong>ntales (C. membranacea y F. pinnata). De todas estas especies, solo las 2 acci<strong>de</strong>ntales difieren<br />
<strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> estudios con tortugas marinas, <strong>de</strong>bido a que este trabajo aporta la primera cita <strong>de</strong> estas<br />
especies como epibiontes <strong>de</strong> tortugas marinas. Por otro lado, tres <strong>de</strong> las especies generalistas no son<br />
tan comunes al resto <strong>de</strong> los estudios, sino que han sido citadas tan solo por uno o dos autores (H.<br />
mitchelliae, C. fraccidum, O. geniculata), mientras que todas las <strong>de</strong>más son realmente comunes a casi<br />
todos los estudios realizados, y por consiguiente, constituyen la colonización típica <strong>de</strong> la tortuga boba,<br />
Caretta caretta.<br />
Comparando las especies localizadas en el presente estudio, con las observadas en otros estudios<br />
realizados con epibiontes <strong>de</strong> tortuga boba en el Atlántico Norte y Mediterráneo, obtenemos la figura<br />
150, en la que el primer dato que salta a la vista es que el porcentaje <strong>de</strong> especies comunes entre los<br />
diferentes estudios y el presente no son verda<strong>de</strong>ramente elevadas (siempre por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l 25%), lo<br />
que indica claramente que la colonización <strong>de</strong> epibiontes está muy influenciada por la zona en la que<br />
se localiza a la tortuga.<br />
Por otro lado, los trabajos que se han llevado a cabo con tortugas juveniles presenta un mayor<br />
porcentaje <strong>de</strong> especies comunes con el presente estudio (mayoritariamente ejemplares juveniles y<br />
algunos subadultos), que con aquellos realizados con tortugas adultas (porcentajes inferiores al 10%).<br />
Este dato corrobora la teoría <strong>de</strong> que las tortugas juveniles y adultas presentan comportamientos<br />
diferentes, frecuentando hábitat distintos, las juveniles el oceánico y las adultas el nerítico (Carr,<br />
1987a; Bjorndal et al., 2000, 2003; Bolten, 2003a,b; entre otros), y sobretodo, que los epibiontes son<br />
claros indicadores <strong>de</strong>l hábitat en el que se mueven las tortugas (Caine, 1986).<br />
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