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Señor Nehek: los Druchii<br />

...al fin y al<br />

cabo la magia<br />

oscura<br />

solo tiene<br />

efectos secundariosmenores<br />

como<br />

cierta palidez<br />

de piel y<br />

una crueldad<br />

desmesurada,<br />

nada de<br />

enfermedades<br />

ni mutacionescorporales...<br />

bestias, ojeras y desnutrición del saber de la muerte o cierta tendencia a<br />

tirarse por las ventanas para comprobar si realmente se sabe volar del<br />

saber de los cielos) Morathi comenzó a indagar en los saberes prohibidos.<br />

Que sí, estaban prohibidos, pero nadie supo decirle exactamente por qué<br />

(al fin y al cabo la magia oscura solo tiene efectos secundarios menores<br />

como cierta palidez de piel y una crueldad desmesurada, nada de enfermedades<br />

ni mutaciones corporales) comenzó a estudiarla.<br />

Estudió a los dioses del caos. Empezó con Nurgle con la esperanza que<br />

adorar al padre de todas las enfermedades otorgara algo parecido a la inmunidad<br />

diplomática (pero en plan divino) o algún tipo de programa por<br />

puntos. Pronto descubrió que era más bien al contrario. Por ser adorador<br />

de Nurgle tenías dos por uno en gripe y derecho a pestilencia permanente.<br />

Pronto lo desechó.<br />

Siguió con Khorne, que parecía otorgar una fortaleza física encomiable<br />

y nunca había oído hablar de un adorador de Khorne enfermo. Pero eso<br />

era porque la vida media del adorador de Khorne era de unos quince segundos<br />

(el tiempo que tardaban los sacerdotes entre ungir al nuevo adorador<br />

e ir corriendo a buscar su hacha de doble filo para empezar la fiesta)<br />

y que si no se ponían enfermos era por la falta de tiempo práctico para<br />

enfermar. Además, entre los pocos supervivientes a la semana de adoración<br />

del dios de los cráneos había una posibilidad del 90% de amputación<br />

de algún miembro. Nada muy sano, precisamente.<br />

Por su parte Tzeentch parecía más interesante. Con los poderes de mutación<br />

se podrían crear órganos específicos para la potenciación de la inmunidad<br />

a enfermedades conocidas, desconocidas o por inventar. Pero<br />

se pasó tres días intentando descifrar el primer pasaje del juramento a<br />

Tzeentch... sólo para descubrir que era el equivalente demoníaco a los<br />

buenos días. Además había un alto descontrol respecto a las mutaciones.<br />

Parecían aparecer más al azar que otra cosa. Casos documentados de dedos<br />

de los pies saliendo de la nariz y de ojos convertidos de la noche a<br />

la mañana en relojes de pulsera (sí, exacto, para ver pasar el tiempo, lo<br />

habéis pillado). Aunque lo más normal eran bocas extra (más focos de<br />

infección no, gracias).<br />

Finalmente llegó a Slaanesh. Y se emocionó con lo que leyó. Sí, claro,<br />

todo eso del placer y el dolor estaba muy bien y todo eso. Y lo de los secretos<br />

era muy apetecible en una sociedad tan llena de intrigas palaciegas.<br />

Pero lo que de verdad atrajo a Morathi a adorar a Tzeentch era el tema de<br />

las drogas. Los adoradores de Tzeentch tenían acceso a un inventario farmacéutico<br />

que daría envidia incluso a Angileptol (Angileptol fue un gran<br />

doctor de la torre blanca que logró sintetizar un jarabe contra la tos que<br />

no sabía rayos untado en suela de zapato).<br />

Tras conseguir toda la información disponible se dispuso a contac-<br />

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