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Dama Dai’h<br />
Los ojos de la<br />
hechicera se<br />
encontraron<br />
con los de la<br />
matriarca, y<br />
Dai’h pudo<br />
ver el miedo<br />
en los ojos de<br />
su madre<br />
go, ahora se dirigía a las afueras de la ciudad. Llegaron a un palacete bellamente<br />
decorado. Pero para la vista entrenada de Dai’h no se podía esconder<br />
el hecho de que la mansión había sido completamente fortificada.<br />
Fueron llevadas ante Dama Dianiya’h. Y fue por boca de la matriarca de<br />
los Dluggia que Dai’h conoció por fin el lamentable estado de su familia.<br />
Estaban a punto de caer. Desde que Dai’h se fue la casa se desgastó poco<br />
a poco. La mayoría de los hermanos de Dai’h habían muerto en escaramuzas<br />
con otras casas. Por ello, habían hecho una alianza con los Draiin.<br />
Dai’h no pudo evitar una mueca al oír el nombre de la familia noble. Para<br />
formalizar la alianza, varias de sus hermanas habían contraído votos matrimoniales<br />
con nobles Draiin y ahora ya no eran formalmente Dluggia, y<br />
se habían marchado a la mansión Draiin. Pero los Draiin habían cumplido<br />
ampliamente. Le habían dado a los Dluggia contactos, ayuda política,<br />
apoyo, soldados e incluso esclavos.<br />
Pero la casa Dluggia se había desgastado. Era una presa fácil para el<br />
resto de casas y los compromisos de los Draiin, así que se estaban fortificando.<br />
Pronto el resto de casas les atacarían y se repartirían los despojos.<br />
Y Dai’h pensó que los Draiin se llevarían la mayor parte.<br />
Los ojos de la hechicera se encontraron con los de la matriarca, y Dai’h<br />
pudo ver el miedo en los ojos de su madre. La casa Dluggia había caído.<br />
Los ataques y el reparto de los despojos eran una mera formalidad. Por lo<br />
que Dai’h deducía de los comentarios de su madre, su familia no tenía recursos<br />
propios con los que defenderse desde hacía tiempo, ni posibilidad<br />
alguna de conseguir más. Aquello era el fin de los Dluggia. Por eso el rey<br />
la dejó volver, para que viera el fin de su casa.<br />
Dai’h sólo necesitaba una única respuesta de su madre: ¿Quién propició<br />
el pacto con los Draiin?<br />
Y la respuesta confirmó to- das sus sospechas: Inashiyin Draiin.<br />
Dai’h cenó con su madre. Le presentó a Rian’da y<br />
le explicó sus vivencias con ella en el puesto<br />
avanzado en la selva. Le contó las<br />
incursiones de los eslizones, pero no<br />
contó nada del ataque Skaven.<br />
Tras la cena, Dai’h se retiró a sus<br />
nuevos aposentos y trató de dormir,<br />
pero no pudo. El odio bullía dentro de<br />
ella. Los Draiin habían engañado a su<br />
madre. Ellos no querían una alianza<br />
con los Dluggia, querían a los Dluggia.<br />
Querían a sus hermanas y a sus hermanos,<br />
sus soldados, sus esclavos... todo. Y<br />
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