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Historia del Cristianismo II - iglesia evangélica el olivo

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CAPITULO 36: LA OPCIÓN RACIONALISTA<br />

Todos estos razonamientos, aunque fáciles y sencillos, de que los<br />

geómetras se sirven para llegar a sus más difíciles demostraciones,<br />

habíanme dado ocasión para imaginarme que todo cuanto bajo <strong>el</strong><br />

conocimiento de los hombres puede caer se enlaza <strong>d<strong>el</strong></strong> mismo modo.<br />

Renato Descartes<br />

Las perspectivas fundamentales <strong>d<strong>el</strong></strong> racionalismo, que llegó a su punto culminante<br />

en esta "era de los dogmas y las dudas", tenían una larga historia, que conviene<br />

ahora esbozar. Esas perspectivas son en esencia dos: <strong>el</strong> interés por <strong>el</strong> mundo de la<br />

naturaleza, y la confianza en <strong>el</strong> alcance de la razón. El interés en <strong>el</strong> mundo de la<br />

naturaleza se remonta en la Europa occidental al siglo X<strong>II</strong>I. El lector recordará que<br />

ése fue <strong>el</strong> siglo de Alberto <strong>el</strong> Grande y de Santo Tomás de Aquino, y que estos dos<br />

grandes teólogos reintrodujeron la filosofía de Aristót<strong>el</strong>es como instrumento<br />

fundamental para <strong>el</strong> quehacer teológico. Pues bien, uno de los puntos de contraste<br />

entre esa nueva corriente aristotélica y <strong>el</strong> platonismo que hasta entonces había<br />

dominado <strong>el</strong> ámbito int<strong>el</strong>ectual europeo era precisamente que ahora se subrayaba la<br />

importancia de los sentidos y de los datos que <strong>el</strong>los nos proveen. Para <strong>el</strong> platonismo,<br />

<strong>el</strong> verdadero conocimiento era cuestión puramente int<strong>el</strong>ectual. Mientras más se<br />

apartara de los datos poco confiables de los sentidos, y de las cosas pasajeras que<br />

<strong>el</strong>los nos dan a conocer, tanto mejor. Para <strong>el</strong> aristot<strong>el</strong>ismo, al contrario, todo<br />

conocimiento parte de los sentidos. En última instancia estos modos distintos de<br />

entender <strong>el</strong> conocimiento se basan en diferentes visiones de la realidad, pues,<br />

mientras Platón decía que la esencia de las cosas se encontraba en una esfera<br />

puramente int<strong>el</strong>ectual distinta de lo que los sentidos perciben, Aristót<strong>el</strong>es pensaba<br />

que esa esencia se encontraba en las cosas mismas. Luego, al reintroducir a<br />

Aristót<strong>el</strong>es, Alberto y Tomás reintrodujeron todo un modo distinto de ver la realidad,<br />

y esto a su vez llevó a un interés creciente en los fenómenos de la naturaleza.<br />

Ese interés, que puede verse ya en las obras de Alberto acerca de los animales,<br />

continuó creciendo a partir de entonces. Hacia fines de la Edad Media, cuando los<br />

filósofos fueron limitando <strong>el</strong> campo de lo que podía probarse mediante procedimientos<br />

puramente especulativos, al mismo tiempo fueron ampliando su interés por<br />

los fenómenos naturales. En cierto sentido, <strong>el</strong> arte <strong>d<strong>el</strong></strong> Renacimiento, con su énfasis<br />

en la b<strong>el</strong>leza y perfección <strong>d<strong>el</strong></strong> cuerpo humano y <strong>d<strong>el</strong></strong> mundo que lo rodea, fue<br />

continuación de esa tendencia.<br />

Pero al mismo tiempo, precisamente en época <strong>d<strong>el</strong></strong> Renacimiento, comenzaba a<br />

desarrollarse la segunda perspectiva fundamental <strong>d<strong>el</strong></strong> racionalismo. Esta era la<br />

confianza en <strong>el</strong> alcance de la razón. Muchas veces estas dos perspectivas se<br />

conjugaban en una pasión por mostrar hasta qué punto la naturaleza se ajustaba al<br />

orden de la razón. Y cuando esa pasión producía un mejor entendimiento de la<br />

naturaleza, <strong>el</strong>lo a su vez llevaba a una mayor confianza en los poderes de la razón.<br />

Las nuevas teorías en <strong>el</strong> campo de la astronomía son un ejemplo de esto. A.<br />

mediados <strong>d<strong>el</strong></strong> siglo XVI se publicaron, póstuma mente, los seis libros de Nicolás<br />

Copérnico De las revoluciones de las esferas c<strong>el</strong>estiales. En <strong>el</strong>los, <strong>el</strong> famoso<br />

astrónomo trataba de probar, mediante una combinación de observaciones astro-<br />

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