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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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48. Sólo Cristo podía iluminar aquel<strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s, sólo su voz podía resucitar a<br />

aquellos espíritus que dormían para su evolución. Cuando Cristo expiró en cuanto<br />

hombre, el Espíritu divino hizo luz en <strong>la</strong>s moradas espirituales y en los mismos<br />

sepulcros, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> salieron los espíritus que junto a sus cuerpos dormían el sueño <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> muerte. Esos seres vagaron esa noche por el mundo haciéndose visibles a <strong>la</strong>s<br />

miradas humanas como un testimonio <strong>de</strong> que el Re<strong>de</strong>ntor era vida para todos los seres<br />

y <strong>de</strong> que el espíritu es inmortal. (41,5-6)<br />

49. Hombres y mujeres percibían señales y voces <strong>de</strong>l Más Allá; los ancianos y los<br />

niños también eran testigos <strong>de</strong> estas manifestaciones y en los días anteriores a <strong>la</strong><br />

muerte <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor, <strong>la</strong> luz celestial penetró en el corazón <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad, los seres<br />

<strong>de</strong>l valle espiritual, l<strong>la</strong>maron al corazón <strong>de</strong> los hombres y el día en que el Maestro en<br />

cuanto hombre exhaló el último suspiro, y su luz penetró en todos los antros y en<br />

todos los recintos, en <strong>la</strong>s moradas materiales y espirituales, en busca <strong>de</strong> los seres que<br />

hacía mucho tiempo lo estaban esperando, seres materializados, perturbados y<br />

enfermos, perdidos <strong>de</strong>l camino, atados con ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> remordimientos, arrastrando<br />

fardos <strong>de</strong> iniquidad y otros espíritus que creían estar muertos y estaban adheridos a su<br />

cuerpo; todos salieron <strong>de</strong> su letargo, y se levantaron a <strong>la</strong> vida.<br />

50. Pero antes <strong>de</strong> abandonar esta Tierra, fueron a dar testimonio <strong>de</strong> su resurrección, <strong>de</strong><br />

su existencia, a los que les habían pertenecido y con todo esto, el mundo presenció<br />

estas manifestaciones en aquel<strong>la</strong> noche <strong>de</strong> luto y <strong>de</strong> duelo.<br />

51. <strong>El</strong> corazón <strong>de</strong> los hombres se estremeció y los niños lloraron ante aquellos que<br />

hacía tiempo que habían muerto y ese día volvían sólo por un instante, para dar<br />

testimonio <strong>de</strong> aquel Maestro que habiendo <strong>de</strong>scendido a <strong>la</strong> Tierra para esparcir su<br />

semil<strong>la</strong> <strong>de</strong> amor, al mismo tiempo cultivaba los campos espirituales habitados por<br />

infinidad <strong>de</strong> espíritus, también hijos suyos, y los sanaba y libertaba <strong>de</strong> su ignorancia.<br />

(339, 22)<br />

52. Cuando <strong>de</strong>jé mi cuerpo, mi Espíritu hizo su entrada en el mundo <strong>de</strong> los espíritus<br />

para hab<strong>la</strong>rles con <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> verdad como a vosotros, les hablé <strong>de</strong>l amor divino<br />

porque ése es el verda<strong>de</strong>ro conocimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida.<br />

53. En verdad os digo que el espíritu <strong>de</strong> Jesús no estuvo un solo instante en <strong>la</strong> tumba,<br />

tenía en otros mundos muchas carida<strong>de</strong>s que hacer; mi mente infinita tenía para<br />

aquéllos, como para vosotros, muchas reve<strong>la</strong>ciones que manifestar.<br />

54. También hay mundos don<strong>de</strong> los seres en espíritu no saben amar, moran en <strong>la</strong><br />

oscuridad y ansían <strong>la</strong> luz; hoy los hombres saben que don<strong>de</strong> hay <strong>de</strong>samor y egoísmo<br />

existe oscuridad, que <strong>la</strong> guerra y <strong>la</strong>s pasiones son <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve que cierra <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong>l<br />

camino que conduce al Reino <strong>de</strong> Dios.<br />

55. <strong>El</strong> amor, en cambio, es <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve con que se abre el Reino <strong>de</strong> <strong>la</strong> luz que es <strong>la</strong> verdad.<br />

56. Aquí me he comunicado a través <strong>de</strong> materias, allá me he comunicado<br />

directamente con los espíritus elevados, para que ellos instruyan a los que no están<br />

capacitados para recibir directamente mi inspiración. Y esos seres elevados,<br />

luminosos, son como aquí para vosotros, los portavoces. (213, 6 - 11)<br />

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