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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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Capítulo 7<br />

Influencia y significado <strong>de</strong> <strong>la</strong> Enseñanza Espiritual<br />

<strong>El</strong> efecto <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Reve<strong>la</strong>ciones<br />

1. Aquí, ante esta pa<strong>la</strong>bra, no hay hombre que no se estremezca <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> su<br />

ser, es <strong>de</strong>cir, en el espíritu y en <strong>la</strong> carne. Aquí, al escucharme, es cuando piensa en <strong>la</strong><br />

vida, en <strong>la</strong> muerte, en <strong>la</strong> justicia divina, en <strong>la</strong> eternidad, en <strong>la</strong> vida espiritual, en el<br />

bien y en el mal.<br />

2. Aquí es don<strong>de</strong> al oír mi voz, siente en sí <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> su espíritu. y recuerda <strong>de</strong><br />

dón<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>.<br />

3. Oyéndome, se siente en esos momentos i<strong>de</strong>ntificado con todos sus semejantes,<br />

reconociéndolos en el fondo <strong>de</strong> su ser como a sus verda<strong>de</strong>ros hermanos. Hermanos en<br />

<strong>la</strong> eternidad espiritual, más próximos aún que los que lo son so<strong>la</strong>mente por <strong>la</strong> carne,<br />

ya que ésta es pasajera en <strong>la</strong> Tierra.<br />

4. No hay hombre ni mujer que escuchándome no se sienta contemp<strong>la</strong>do por Mí, por<br />

lo tanto, nadie se atreve a ocultar o a disimu<strong>la</strong>r <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> Mí sus manchas; y Yo <strong>la</strong>s<br />

muestro pero sin seña<strong>la</strong>r a ninguno públicamente, porque soy el Juez que jamás<br />

<strong>de</strong><strong>la</strong>ta.<br />

5. Os digo que entre vosotros <strong>de</strong>scubro adulterios, infanticidios, hurtos, vicios y <strong>la</strong>cras<br />

que son como lepra en el espíritu <strong>de</strong> quienes han pecado. Mas no sólo vengo a<br />

probaros <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> mi pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>mostrándoos que sé <strong>de</strong>scubrir <strong>la</strong>s faltas <strong>de</strong> vuestro<br />

corazón, quiero también probaros el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> mis lecciones, dándoos <strong>la</strong>s armas para<br />

vencer el mal y <strong>la</strong>s tentaciones, enseñándoos a lograr <strong>la</strong> regeneración, <strong>de</strong>spertando en<br />

vuestro ser un anhelo por lo bueno, lo elevado y lo puro y una repulsión absoluta por<br />

todo lo innoble, por todo lo falso y por todo lo malo al espíritu. (145,65-68)<br />

6. Hoy aún vivís los días sombríos que prece<strong>de</strong>rán a <strong>la</strong> luz, sin embargo, esa luz,<br />

aprovechando los pequeños c<strong>la</strong>ros <strong>de</strong> vuestro cielo nebuloso, lo atraviesa con rayos<br />

fugaces que llegan a algunos puntos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra, tocando corazones, estremeciendo y<br />

<strong>de</strong>spertando a los espíritus.<br />

7. Todos los que han sido sorprendidos por esta luz, se han <strong>de</strong>tenido en su camino<br />

para preguntar. ¿Quién sois? Y Yo les he respondido: "Soy <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l Mundo; soy <strong>la</strong><br />

luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> eternidad, soy <strong>la</strong> verdad y el amor. Soy Aquél que prometió volver a<br />

hab<strong>la</strong>ros, Aquél <strong>de</strong> quien se dijo que era el Verbo <strong>de</strong> Dios".<br />

8. Como Saulo en el camino <strong>de</strong> Damasco, han humil<strong>la</strong>do toda su soberbia, han<br />

abatido su orgullo, e inclinado humil<strong>de</strong>mente su faz, para <strong>de</strong>cirme con el corazón:<br />

"Padre y Señor mío, perdóname, ahora comprendo que sin darme cuenta os estaba<br />

persiguiendo".<br />

9. Des<strong>de</strong> ese instante, esos corazones se han convertido en pequeños seguidores,<br />

porque en este Tercer Tiempo, hasta este instante, no ha aparecido entre mis nuevos<br />

discípulos un apóstol <strong>de</strong> <strong>la</strong> elevación <strong>de</strong> aquél que tanto me persiguió en mis<br />

discípulos, para <strong>de</strong>spués amarme con tanta intensidad. (279, 21 - 24)<br />

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