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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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I. LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO - <strong>TERCER</strong>A REV<strong>EL</strong>ACIÓN<br />

Capítulo 1<br />

En espera <strong>de</strong> <strong>la</strong> Segunda venida <strong>de</strong> Cristo<br />

Perspectiva introductoria al acontecimiento sagrado.<br />

1. En el principio <strong>de</strong> los tiempos el mundo estaba carente <strong>de</strong> amor, los primeros<br />

hombres estaban lejos <strong>de</strong> sentir y <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r esa fuerza divina, esa esencia <strong>de</strong>l<br />

espíritu, principio <strong>de</strong> todo lo creado.<br />

.2. Creían en Dios, pero sólo le atribuían fuerza y justicia. Los hombres creían<br />

enten<strong>de</strong>r el lenguaje divino a través <strong>de</strong> los elementos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza; así, cuando los<br />

veían apacibles y serenos, pensaban que el Señor estaba <strong>de</strong> plácemes con <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong><br />

los hombres, mas, si los elementos se <strong>de</strong>sataban, entonces creían ver en ello <strong>la</strong> ira <strong>de</strong><br />

Dios manifestada en esa forma.<br />

.3. En el corazón <strong>de</strong>l hombre se había formado <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> un Dios terrible, en quien<br />

podía albergarse el rencor y el sentimiento <strong>de</strong> venganza, por eso, cuando creían haber<br />

ofendido a Dios, le ofrecían holocaustos y sacrificios, esperando <strong>de</strong>sagraviarle.<br />

.4. Yo os digo que aquel<strong>la</strong>s ofrendas no estuvieron inspiradas en el amor a Dios, era el<br />

temor a <strong>la</strong> divina justicia, el miedo al castigo, lo que inspiraba a los primeros pueblos<br />

a ofrecer tributos a su Señor.<br />

.5. Al Espíritu Divino le l<strong>la</strong>maban Dios simplemente; pero nunca Padre, ni Maestro.<br />

.6. Fueron los patriarcas y los primeros profetas, los que empezaron a hacer<br />

compren<strong>de</strong>r al hombre que Dios era justicia, sí, pero justicia perfecta, que era ante<br />

todo Padre, y que, como Padre, amaba a todas sus criaturas.<br />

.7. Paso a paso, caminando lentamente por el sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> <strong>la</strong> evolución espiritual,<br />

continuó su peregrinaje <strong>la</strong> humanidad, pasando <strong>de</strong> una era a otra y conociendo algo<br />

más <strong>de</strong>l Arcano Divino, mediante <strong>la</strong>s reve<strong>la</strong>ciones que en cada tiempo les hacía Dios<br />

a sus hijos.<br />

.8. Sin embargo, todavía el hombre no llegaba a tener un conocimiento completo <strong>de</strong>l<br />

divino amor; porque no amaba verda<strong>de</strong>ramente a Dios, como a un Padre, ni sabía<br />

sentir en su corazón el amor que su Señor a cada paso le brindaba.<br />

.9. Fue menester que el amor perfecto se hiciese hombre, que el Verbo encarnara y se<br />

convirtiese en materia tangible y visible a los hombres, para que éstos supiesen al fin,<br />

cuánto y <strong>de</strong> qué manera les amaba Dios.<br />

10. ¡No todos reconocieron en Jesús <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong>l Padre! ¿Cómo iban a reconocerle<br />

su Jesús era humil<strong>de</strong>, compasivo, amoroso aun con los que le ofendían? <strong>El</strong>los tenían a<br />

Dios por fuerte y soberbio <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> sus enemigos, justiciero y terrible para con<br />

quienes le ofendían.<br />

11. Pero, así como muchos negaron, también muchos creyeron aquel<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra que<br />

penetraba hasta lo más escondido <strong>de</strong>l corazón; aquel<strong>la</strong> forma <strong>de</strong> sanar dolencias y<br />

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