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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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134. De cierto os digo que si ya estuvieseis unidos en espíritu, en pensamiento y en<br />

intención, bastaría sólo vuestra oración para <strong>de</strong>tener a <strong>la</strong>s naciones que viven<br />

preparando <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> <strong>la</strong>nzarse unas contra otras; <strong>de</strong>struiríais los odios, seríais<br />

obstáculo para todos los malos proyectos <strong>de</strong> vuestros hermanos, seríais como<br />

invisibles espada venciendo a los fuertes, y como escudo <strong>de</strong>fendiendo a los débiles.<br />

135. La humanidad, ante esas pruebas reve<strong>la</strong>doras <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r superior, se <strong>de</strong>tendría<br />

un instante a meditar y esta meditación le evitaría muchos <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s toques y<br />

pruebas que a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza y sus elementos tendrá que recibir. (288, 27)<br />

136. Si vosotros tuvieseis una fe gran<strong>de</strong> y un conocimiento mayor sobre <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> oración, cuántas obras <strong>de</strong> caridad haríais con vuestro pensamiento; pero no le<br />

habéis concedido todo el po<strong>de</strong>r que el<strong>la</strong> tiene y es por eso que muchas veces no os<br />

dais cuenta <strong>de</strong> lo que rechazáis en un momento <strong>de</strong> sentida y verda<strong>de</strong>ra oración.<br />

137. ¿No os dais cuenta <strong>de</strong> que algo superior está impidiendo que se <strong>de</strong>sate <strong>la</strong> guerra<br />

más inhumana <strong>de</strong> todas vuestras guerras? ¿No comprendéis que en ese mi<strong>la</strong>gro<br />

influyen millones <strong>de</strong> oraciones <strong>de</strong> hombres, <strong>de</strong> mujeres y <strong>de</strong> niños, que con su espíritu<br />

combaten <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s y luchan contra <strong>la</strong> influencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> guerra? Seguid orando,<br />

seguid ve<strong>la</strong>ndo; pero poned en ese acto toda <strong>la</strong> fe <strong>de</strong> que seáis capaces.<br />

138. Orad, pueblo, y sobre <strong>la</strong> guerra, el dolor y <strong>la</strong> miseria, ten<strong>de</strong>d el manto <strong>de</strong> paz <strong>de</strong><br />

vuestros pensamientos, formando con ellos un escudo, bajo cuyo amparo, se iluminen<br />

y refugien vuestros hermanos. (323, 24 26)<br />

Amor a Dios y al prójimo como veneración a Dios<br />

139. Sabed, mis nuevos discípulos, que vuestro homenaje y vuestro tributo al Señor<br />

<strong>de</strong>ben <strong>de</strong> ser constantes, sin esperar fechas o días <strong>de</strong>terminados para ofrecerlos, como<br />

constante es el amor <strong>de</strong> vuestro Padre para vosotros; mas si queréis saber cómo <strong>de</strong>béis<br />

recordar cada día mis obras <strong>de</strong> amor, sin caer en fanatismo, Yo os lo diré: vuestra vida<br />

<strong>de</strong>be ser un continuo homenaje a quien lo ha creado todo, amándoos los unos a los<br />

otros.<br />

140. Hacedlo así y Yo os conce<strong>de</strong>ré lo que me pedís humil<strong>de</strong>mente, que vuestras<br />

faltas os sean perdonadas. Yo os conforto y os alivio, mas os digo: cuando <strong>de</strong>scubráis<br />

vuestros errores y vuestra conciencia os juzgue, orad, enmendad vuestro error,<br />

revestíos <strong>de</strong> fortaleza para que no volváis a caer en <strong>la</strong> misma falta y no tengáis que<br />

pedirme repetidas veces que os perdone; mi pa<strong>la</strong>bra os enseña para que escaléis y <strong>de</strong>is<br />

paso a <strong>la</strong> luz y a <strong>la</strong> espiritualidad. (49, 32 - 33)<br />

141. Sed tengo, dije a aquel<strong>la</strong> turba que no entendía mis pa<strong>la</strong>bras y que gozaba con mi<br />

agonía. ¿Qué podré <strong>de</strong>ciros ahora, cuando veo que no es una turba, sino que es el<br />

mundo entero el que hiere mi Espíritu sin darse cuenta <strong>de</strong> mi dolor?<br />

142. Mi sed es infinita, incomprensible, y sólo vuestro amor podrá apagar<strong>la</strong>; ¿Por qué<br />

en vez <strong>de</strong> amor me ofrecéis un culto exterior? ¿No sabéis que al pediros agua, me<br />

estáis ofreciendo hiel y vinagre? (94, 74 -75)<br />

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