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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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45. Otros ofuscados, ya sea por el vicio, por algún rencor o por haber llevado una<br />

existencia <strong>de</strong> pecados, tardan en salir <strong>de</strong> su ofuscación.<br />

46. Otros más insatisfechos, creyendo haber sido arrebatados <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra antes <strong>de</strong><br />

tiempo, cuando todo les sonreía, imprecan y b<strong>la</strong>sfeman, retardando así el po<strong>de</strong>r<br />

librarse <strong>de</strong> su turbación, y como estos, hay un gran número <strong>de</strong> casos que so<strong>la</strong>mente mi<br />

sabiduría conoce. (36, 47-51)<br />

47. De todo tendréis que respon<strong>de</strong>r y conforme sean vuestras ma<strong>la</strong>s obras, más<br />

enérgicos juicios recibiréis <strong>de</strong> vosotros mismos; porque Yo no os juzgo, eso es falso,<br />

es vuestro propio espíritu en su estado <strong>de</strong> luci<strong>de</strong>z vuestro tremendo acusador y terrible<br />

juez. Yo soy el que os <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> contra <strong>la</strong> turbación, el que os absuelve y salva porque<br />

soy el amor que purifica y perdona. (32, 65)<br />

48. Pensad que muy pronto estaréis en espíritu y que lo que en esta Tierra<br />

sembrasteis, será lo que hayáis que recoger. <strong>El</strong> paso <strong>de</strong> esta vida a <strong>la</strong> otra, no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong><br />

ser un juicio severo y estricto para el espíritu. Nadie escapa a ese juicio, así se<br />

consi<strong>de</strong>re el más digno <strong>de</strong> siervos.<br />

49. Mi voluntad es que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el instante en que penetréis en aquel<strong>la</strong> morada infinita,<br />

<strong>de</strong>jéis <strong>de</strong> experimentar <strong>la</strong>s angustias <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra y empecéis a sentir <strong>la</strong> dulzura y el<br />

goce <strong>de</strong> haber esca<strong>la</strong>do un paso más en el sen<strong>de</strong>ro. (99, 49 - 50)<br />

50. <strong>El</strong> Juicio Final, como lo ha interpretado <strong>la</strong> Humanidad, es un error; mi juicio no<br />

será <strong>de</strong> una hora ni <strong>de</strong> un día; ha tiempo que él pesa sobre vosotros.<br />

51. Mas en verdad os digo que los cuerpos muertos, muertos están y han ido a<br />

confundirse en su propia naturaleza, porque lo que es <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra, a <strong>la</strong> tierra volverá,<br />

así como lo espiritual buscará su morada que es mi seno.<br />

52. Mas también os digo que en vuestro juicio, vosotros seréis vuestros propios<br />

jueces, porque vuestra conciencia, conocimiento e intuición, os dirán hasta qué punto<br />

sois dignos y en qué morada espiritual <strong>de</strong>béis habitar. C<strong>la</strong>ramente contemp<strong>la</strong>réis el<br />

camino que <strong>de</strong>beréis seguir, porque al recibir <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> mi Divinidad, reconoceréis<br />

vuestros actos y juzgaréis vuestros méritos.<br />

53. En el valle espiritual existen muchos seres confundidos y turbados; a ellos llevad<br />

mi mensaje y mi luz cuando penetréis en él.<br />

54. Des<strong>de</strong> ahora podéis practicar esa forma <strong>de</strong> caridad, por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> oración, con <strong>la</strong><br />

cual podéis establecer comunicación con ellos. Vuestra voz resonará don<strong>de</strong> ellos<br />

habitan y los hará <strong>de</strong>spertar <strong>de</strong> su profundo sueño. Les hará llorar y <strong>la</strong>varse con el<br />

l<strong>la</strong>nto <strong>de</strong>l arrepentimiento. En ese instante habrán recibido un rayo <strong>de</strong> luz, porque<br />

entonces compren<strong>de</strong>rán sus pasadas vanida<strong>de</strong>s, sus errores, sus pecados.<br />

55. ¡Qué gran<strong>de</strong> es el dolor <strong>de</strong>l espíritu cuando <strong>la</strong> conciencia le <strong>de</strong>spierta! ¡Cómo se<br />

humil<strong>la</strong> entonces ante <strong>la</strong> mirada <strong>de</strong>l Supremo Juez! ¡Cuán humil<strong>de</strong>s brotan <strong>de</strong> lo más<br />

íntimo <strong>de</strong> su ser <strong>la</strong>s peticiones <strong>de</strong> perdón, <strong>la</strong>s promesas, <strong>la</strong>s bendiciones para mi<br />

nombre!<br />

56. ¡Allí reconoce el espíritu que no pue<strong>de</strong> acercarse a <strong>la</strong> perfección <strong>de</strong>l Padre y,<br />

dirigiendo su mirada a <strong>la</strong> Tierra, don<strong>de</strong> no supo aprovechar el tiempo y <strong>la</strong>s pruebas<br />

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