10.05.2013 Views

EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

9. Os mostré toda mi mansedumbre, mi amor, mi sabiduría y caridad, y apuré ante<br />

vosotros el cáliz <strong>de</strong>l dolor, para que vuestro corazón se conmoviera y vuestro<br />

entendimiento <strong>de</strong>spertara. Era necesario que los corazones nacieran al bien, y el dolor<br />

<strong>de</strong> verme crucificado por amor a ellos, fue como una espina que les recordase que<br />

todos <strong>de</strong>béis sufrir por amor para llegar al Padre. Mi promesa para todo aquél que<br />

quisiera tomar su cruz y seguirme, fue <strong>la</strong> paz eterna, el supremo bienestar que no tiene<br />

fin en el espíritu. (240, 23 - 24)<br />

10. Cristo es y <strong>de</strong>be ser vuestro mo<strong>de</strong>lo, para eso vine a hacerme hombre en aquel<br />

tiempo. ¿Cuál fue <strong>la</strong> manifestación que Jesús entregó a <strong>la</strong> humanidad? Su amor<br />

infinito, su divina sabiduría, su misericordia sin límites y su po<strong>de</strong>r.<br />

11. Yo os dije: Imitadme y llegaréis a hacer <strong>la</strong>s mismas obras que Yo hago; si vine<br />

como Maestro, <strong>de</strong>bíais <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r que no fue para enseñaros lecciones imposibles<br />

o que estuvieran fuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong>l entendimiento <strong>de</strong> los hombres.<br />

12. Compren<strong>de</strong>d entonces que, cuando hagáis obras semejantes a aquel<strong>la</strong>s que Jesús<br />

os enseñó, habréis alcanzado <strong>la</strong> plenitud <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida, <strong>de</strong> <strong>la</strong> que os hablé anteriormente.<br />

(156, 25 -27)<br />

La trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>la</strong> Doctrina <strong>de</strong> Jesús<br />

13. La Doctrina <strong>de</strong> Jesús, entregada como ejemplo, como un libro abierto para que <strong>la</strong><br />

humanidad lo estudiara, no ha encontrado ningún otro pueblo <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra, en ninguna<br />

generación, en ninguna raza, nada semejante. Porque aquéllos que se han levantado<br />

entregando preceptos <strong>de</strong> justicia o doctrinas <strong>de</strong> caridad, han sido enviados por Mí a <strong>la</strong><br />

Tierra como precursores, como emisarios, mas no como Divinidad. Sólo Cristo vino<br />

entre vosotros como Divinidad. Él vino a entregaros <strong>la</strong> lección más c<strong>la</strong>ra y más<br />

gran<strong>de</strong> que ha recibido el corazón <strong>de</strong>l hombre. (219, 33)<br />

Convocación, aprendizaje y pruebas <strong>de</strong> los Apóstoles <strong>de</strong> Jesús<br />

14. Habéis conmemorado en este tiempo los años <strong>de</strong> mi predicación, aquellos tres<br />

años en que preparé a mis discípulos; en que conviví con ellos. <strong>El</strong>los contemp<strong>la</strong>ron<br />

todas mis obras y en su preparación lograron penetrar en mi corazón y contemp<strong>la</strong>r <strong>la</strong><br />

pureza, toda <strong>la</strong> majestad y <strong>la</strong> sabiduría que había en el Maestro.<br />

15. En aquel tiempo no hice actos <strong>de</strong> ostentación, mi paso por <strong>la</strong> Tierra fue humil<strong>de</strong>,<br />

mas el que estaba preparado presentía <strong>la</strong> gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> mi presencia y <strong>de</strong>l tiempo que<br />

vivía.<br />

16. Así escogí a mis discípulos; a los unos los encontré en <strong>la</strong> ribera <strong>de</strong>l río y los l<strong>la</strong>mé<br />

diciéndoles: "Seguidme". ¡Cuando ellos fijaron su mirada en Mí, comprendieron<br />

quién era Aquél que les hab<strong>la</strong>ba, y así, uno a uno fui escogiendo. (342, 21)<br />

17. Yo nunca dije, mientras estuve predicando en el mundo, que mis discípulos ya<br />

fuesen maestros o que a ellos escucharan. Eran los párvulos que, cautivos <strong>de</strong> <strong>la</strong> luz <strong>de</strong><br />

mi pa<strong>la</strong>bra, mansamente me seguían, pero que aún llegaban a cometer faltas, porque<br />

faltaba tiempo para que se transformasen y luego surgiesen como ejemplo pata <strong>la</strong><br />

105

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!