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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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amorosa justicia al hacerlos venir nuevamente a <strong>la</strong> Tierra para mostrarles una página<br />

más <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> <strong>la</strong> sabiduría eterna. (96, 16-17)<br />

117. <strong>El</strong> mundo os brinda muchos p<strong>la</strong>ceres, unos concedidos por Mí y otros creados<br />

por el hombre, ahora habéis visto que no los habéis podido alcanzar, lo cual ha<br />

causado inconformidad a unos y tristeza a otros.<br />

118. Debo <strong>de</strong>ciros que a muchos no les está concedido en este tiempo dormirse o<br />

per<strong>de</strong>rse en los <strong>de</strong>leites y satisfacciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> materia, porque su misión es otra muy<br />

diferente.<br />

119. En verdad os digo que no existe un solo espíritu en <strong>la</strong> humanidad que no haya<br />

conocido todos los <strong>de</strong>leites y haya comido todos los frutos. Hoy vino vuestro espíritu<br />

a gozar <strong>la</strong> libertad <strong>de</strong> amarme y no a ser <strong>de</strong> nuevo esc<strong>la</strong>vo <strong>de</strong>l mundo, <strong>de</strong>l oro, <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

lujuria o <strong>de</strong> <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría. (84, 47)<br />

120. Ved a los hombres, a los pueblos, a <strong>la</strong>s naciones, cómo dan su vida por un i<strong>de</strong>al;<br />

se consumen en <strong>la</strong> hoguera <strong>de</strong> sus luchas, soñando con <strong>la</strong>s glorias <strong>de</strong>l mundo, <strong>la</strong>s<br />

posesiones, el po<strong>de</strong>r; mueren por <strong>la</strong> gloria pasajera <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra.<br />

121. Y vosotros que empezáis a encen<strong>de</strong>r en vuestro espíritu un i<strong>de</strong>al divino que tiene<br />

por meta <strong>la</strong> conquista <strong>de</strong> una gloria que será eterna, ¿No ofreceréis, no ya vuestra<br />

vida, siquiera parte <strong>de</strong> el<strong>la</strong>, por cumplir vuestros <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> hermanos?<br />

122. Sobre vosotros se está <strong>de</strong>satando una batal<strong>la</strong> invisible, que sólo los preparados<br />

pue<strong>de</strong>n ver: Todo el mal que <strong>de</strong> los hombres brota, en pensamientos, en pa<strong>la</strong>bras y en<br />

obras; todo el pecado <strong>de</strong> siglos, todos los seres humanos y los espirituales que se han<br />

turbado; todas <strong>la</strong>s confusiones, <strong>la</strong>s injusticias, el fanatismo religioso y <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría <strong>de</strong><br />

los hombres, <strong>la</strong>s necias ambiciones y <strong>la</strong> falsedad, se han unido en una fuerza que todo<br />

lo arrasa, lo inva<strong>de</strong> y penetra, para tornarlo en contra mía. He ahí el po<strong>de</strong>r que se<br />

opone a Cristo. Gran<strong>de</strong>s son sus huestes, fuertes sus armas, pero no son fuertes ante<br />

Mí, sino ante los hombres.<br />

123. A el<strong>la</strong>s, les daré <strong>la</strong> batal<strong>la</strong> con <strong>la</strong> espada <strong>de</strong> mi justicia y estaré en <strong>la</strong> lucha con<br />

mis ejércitos, <strong>de</strong> los cuales quiero que forméis parte.<br />

124. Mientras esta batal<strong>la</strong> agita a los hombres que van en pos <strong>de</strong> los p<strong>la</strong>ceres,<br />

vosotros, a quienes he confiado <strong>la</strong> facultad <strong>de</strong> sentir lo que vibra en el Más allá, ve<strong>la</strong>d<br />

y tirad por vuestros hermanos, porque así estaréis ve<strong>la</strong>ndo por vosotros mismos.<br />

125. Cristo, el príncipe guerrero, ha levantado ya su espada; es menester que el<strong>la</strong><br />

como una hoz, arranque <strong>de</strong> raíz el mal y con sus <strong>de</strong>stellos haga <strong>la</strong> luz en el Universo.<br />

126. ¡Ay <strong>de</strong>l mundo y <strong>de</strong> vosotros si vuestro <strong>la</strong>bio cal<strong>la</strong>! Sois simiente espiritual dé<br />

Jacob y a é! le prometí que en vosotros serían salvas y benditas <strong>la</strong>s naciones <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

Tierra. Quiero uniros como una so<strong>la</strong> familia, para que seáis fuertes. (84, 55 - 57)<br />

127. Yo sé que en el seno <strong>de</strong> este pueblo se han realizado gran<strong>de</strong>s obras, mas <strong>de</strong>jad<br />

que Yo lo sepa, aunque en el mundo sean ignorados vuestros nombres.<br />

128. Sólo Yo sé el verda<strong>de</strong>ro mérito o valor <strong>de</strong> vuestras obras porque ni vosotros<br />

mismos podréis juzgar<strong>la</strong>s; a veces os parecerá muy gran<strong>de</strong> una obra pequeña, y otras<br />

ni siquiera os daréis cuenta <strong>de</strong> que hasta Mí llegó su mérito. (106, 49-50)<br />

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