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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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es por eso que <strong>de</strong>be levantarse también por su propio esfuerzo. Tampoco penséis que<br />

so<strong>la</strong>mente el dolor os perfeccionará, no, también practicando el amor llegaréis a Mí,<br />

porque Yo soy amor. (31,54-55)<br />

40. Orad más con el espíritu que con <strong>la</strong> materia, porque para salvarse no basta un<br />

instante <strong>de</strong> oración o un día <strong>de</strong> amor, sino una vida <strong>de</strong> perseverancia, <strong>de</strong> paciencia, <strong>de</strong><br />

obras elevadas y acatamiento a mis mandatos. Para ello os he dado gran<strong>de</strong>s potencias<br />

y sentidos.<br />

41. Mi obra es como un arca <strong>de</strong> salvación que invita a todos a penetrar. Todo el que<br />

cump<strong>la</strong> con mis leyes, no perecerá. Si os guiáis por mi pa<strong>la</strong>bra, seréis salvos. (123,<br />

30-31)<br />

42. Pensad que sólo lo que es perfecto llega a Mí; por lo tanto vuestro espíritu<br />

penetrará en mi Reino sólo cuando haya alcanzado <strong>la</strong> perfección. Brotasteis <strong>de</strong> Mí sin<br />

experiencia, más habréis <strong>de</strong> volver enga<strong>la</strong>nados con <strong>la</strong> vestidura <strong>de</strong> vuestros méritos y<br />

virtu<strong>de</strong>s. (63, 22)<br />

43. En verdad os digo que los espíritus <strong>de</strong> los justos que moran cerca <strong>de</strong> Dios, con sus<br />

propias obras <strong>la</strong>braron el <strong>de</strong>recho a ocupar ese lugar, no porque Yo se los haya dado;<br />

Yo sólo les enseñé el camino y les mostré al final <strong>de</strong> él un ga<strong>la</strong>rdón.<br />

44. Benditos sean los que me dicen: "Señor, vos sois el camino, <strong>la</strong> luz que lo alumbra<br />

y <strong>la</strong> fuerza para el caminante. Vos sois <strong>la</strong> voz que indica el rumbo y nos reanima en <strong>la</strong><br />

jornada y también sois el ga<strong>la</strong>rdón para el que llega al fin". Si, mis hijos, Yo soy <strong>la</strong><br />

vida y <strong>la</strong> resurrección <strong>de</strong> los muertos. (63,74-75)<br />

45. Hoy no preguntará el Padre: ¿Quién pue<strong>de</strong> y está dispuesto a rescatar con su<br />

sangre al género humano? Ni respon<strong>de</strong>rá Jesús: Señor, Yo soy el Cor<strong>de</strong>ro que está<br />

dispuesto a trazar con mi sangre y mi amor, el sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> <strong>la</strong> restitución <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

humanidad.<br />

46. Tampoco enviaré mi Verbo a encarnar en este tiempo. Esa Era ya pasó para<br />

vosotros y <strong>de</strong>jó su enseñanza y elevación en vuestro espíritu. Ahora he abierto una<br />

nueva etapa <strong>de</strong> a<strong>de</strong><strong>la</strong>nto espiritual en <strong>la</strong> que seréis vosotros los que hagáis méritos.<br />

(80,8-9)<br />

47. Os quiero a todos felices, en paz y habitando en <strong>la</strong> luz, para que lleguéis a<br />

poseerlo todo no sólo por mi amor, sino también por vuestros méritos porque<br />

entonces vuestra satisfacción y dicha serán perfectas. (245,34)<br />

48. Yo vine a mostraros <strong>la</strong> belleza <strong>de</strong> una vida superior a <strong>la</strong> humana, a inspiraros <strong>la</strong>s<br />

obras elevadas, a enseñaros <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra que prodiga amor, a anunciaros <strong>la</strong> dicha no<br />

conocida, aquel<strong>la</strong> que espera al espíritu que ha sabido esca<strong>la</strong>r <strong>la</strong> montaña <strong>de</strong>l<br />

sacrificio, <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe y <strong>de</strong>l amor.<br />

49. Todo esto <strong>de</strong>béis reconocer en mi Enseñanza, para que al fin comprendáis que son<br />

vuestras obras <strong>la</strong>s que acercarán a vuestro espíritu a <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra felicidad. (287, 48 -49)<br />

50. Si para ir <strong>de</strong> un continente a otro <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra, tenéis que cruzar por montes altos y<br />

bajos, por mares, por pueblos, ciuda<strong>de</strong>s y países, hasta alcanzar <strong>la</strong> meta <strong>de</strong> vuestro<br />

viaje, pensad que para llegar a aquel<strong>la</strong> tierra prometida, tendréis que viajar mucho,<br />

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