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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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<strong>de</strong> sabiduría. <strong>El</strong> profeta a quien habían vendido, les estaba <strong>de</strong>mostrando <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> profecía que d Señor había puesto en sus <strong>la</strong>bios <strong>de</strong>s<strong>de</strong> niño. <strong>El</strong> hermano a quien<br />

habían vejado, vendiéndolo, les estaba perdonando, ¿Comprendéis pueblo? Ahora<br />

sabéis por qué os he dicho en este día: ¿Cuándo me reconoceréis como reconocieron a<br />

José sus hermanos? (90, 2)<br />

La peregrinación por el <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Israel con Moisés<br />

36. En el Primer Tiempo, Moisés fue a <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong> Israel para guiarlo por el <strong>de</strong>sierto<br />

durante 40 años hacia <strong>la</strong>s tierras <strong>de</strong> Canaán; mas por <strong>la</strong> <strong>de</strong>sobediencia, <strong>la</strong> incredulidad<br />

y el materialismo, los unos b<strong>la</strong>sfemaron, otros renegaron y otros más se sublevaron; y<br />

Moisés ante tal situación les habló con pru<strong>de</strong>ncia y paciencia para que no ofendieran<br />

<strong>la</strong> voluntad suprema y fueran humil<strong>de</strong>s y obedientes ante aquel Padre que sin<br />

contemp<strong>la</strong>r su <strong>de</strong>sobediencia hizo <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r el maná <strong>de</strong> los cielos y manar agua <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

roca. (343, 53)<br />

37. Moisés había dado pruebas suficientes <strong>de</strong> que el Dios verda<strong>de</strong>ro estaba con él,<br />

mas el pueblo quería más testimonios y el enviado, llevando a <strong>la</strong>s multitu<strong>de</strong>s hasta <strong>la</strong>s<br />

faldas <strong>de</strong>l monte Sinaí, invocó el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Jehová y Él escuchándole, le concedió<br />

gran<strong>de</strong>s pruebas y prodigios.<br />

38. Quiso el pueblo escuchar y ver a Aquél a quien Moisés oía y contemp<strong>la</strong>ba a través<br />

<strong>de</strong> su fe y al pueblo me manifesté en <strong>la</strong> nube y le hice escuchar por horas y horas mi<br />

voz, mas era tan potente, que los hombres sentían morir <strong>de</strong> temor; su cuerpo temb<strong>la</strong>ba<br />

y su espíritu se estremecía ante aquel<strong>la</strong> voz <strong>de</strong> justicia. Entonces el pueblo suplicó a<br />

Moisés le rogara a Jehová que ya no hab<strong>la</strong>ra a su pueblo, porque no podían<br />

escucharle. Reconoció que era muy pequeño aún para po<strong>de</strong>r comunicarse<br />

directamente con el Eterno. (29, 32 + 34)<br />

39. Forjad vuestro espíritu en los gran<strong>de</strong>s combates <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida, como se forjo aquel<br />

pueblo <strong>de</strong> Israel en el <strong>de</strong>sierto ¿Sabéis vosotros lo extenso que es el <strong>de</strong>sierto, que<br />

parece no tener término, con un sol inclemente y arenas can<strong>de</strong>ntes? ¿Sabéis lo que es<br />

<strong>la</strong> soledad y el silencio y el tener que permanecer en vigilia, porque los enemigos<br />

acechan? En verdad os digo que ahí, en el <strong>de</strong>sierto, fue en don<strong>de</strong> aquel pueblo supo lo<br />

gran<strong>de</strong> que es creer en Dios y aprendió a amarlo. ¿Qué podía esperar <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto<br />

aquel pueblo? Y sin embargo todo lo tuvo: el pan, el agua, un hogar para <strong>de</strong>scansar,<br />

un oasis y un santuario don<strong>de</strong> elevar su espíritu agra<strong>de</strong>cido hacia su Padre y Creador.<br />

(107, 28)<br />

La lucha <strong>de</strong> <strong>El</strong>ías por el Dios verda<strong>de</strong>ro<br />

40. En el Primer Tiempo vino <strong>El</strong>ías a <strong>la</strong> Tierra, llegó al corazón <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad, y <strong>la</strong><br />

encontró caída en paganismo e ido<strong>la</strong>tría. <strong>El</strong> mundo se encontraba gobernado por reyes<br />

y sacerdotes, y ambos se habían apartado <strong>de</strong>l cumplimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s leyes divinas y<br />

guiaban a sus pueblos por caminos <strong>de</strong> confusión y falsedad. Habían erigido altares a<br />

distintos dioses, a los que rendían culto.<br />

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