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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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143. En verdad os digo que éstos que sufrieron y me ofendieron mucho, serán los que<br />

más fervientemente me amen; <strong>de</strong> su corazón brotará constante <strong>la</strong> ofrenda a mi<br />

Divinidad. No serán ofrendas materiales ni salmos, ni altares <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra; ellos saben<br />

que <strong>la</strong> ofrenda y el culto más agradable para Mí son <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> amor que hagan con<br />

sus hermanos. (82, 5)<br />

144. Día tras día llega hasta Mí vuestra oración espiritual, cuyo lenguaje no conoce<br />

vuestra materia porque no son pa<strong>la</strong>bras pronunciadas por vuestros <strong>la</strong>bios ni son i<strong>de</strong>as<br />

formu<strong>la</strong>das por vuestra mente. La oración <strong>de</strong>l espíritu es tan profunda, que está más<br />

allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> potencias y <strong>de</strong> los sentidos humanos.<br />

145. En esa oración el espíritu llega a <strong>la</strong>s regiones <strong>de</strong> <strong>la</strong> luz y <strong>de</strong> <strong>la</strong> paz don<strong>de</strong> moran<br />

espíritus elevados, y ahí saturándose <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> esencia, retorna a su cuerpo pasajero<br />

para transmitirle <strong>la</strong> fortaleza. (256, 63-64)<br />

146. Pueblo: <strong>El</strong> tiempo en que <strong>de</strong>béis saber orar ha llegado entre vosotros. Hoy no<br />

vengo a <strong>de</strong>ciros que os postréis en tierra, no vengo a enseñaros que oréis con vuestros<br />

<strong>la</strong>bios o que me c<strong>la</strong>méis con pa<strong>la</strong>bras floridas en hermosas oraciones; hoy vengo a<br />

<strong>de</strong>ciros: Buscadme con el pensamiento, elevad vuestro espíritu y <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ré siempre<br />

para haceros sentir mi presencia. Si no sabéis hab<strong>la</strong>r con vuestro Dios, me bastará el<br />

arrepentimiento, vuestro pensamiento, vuestro dolor, me bastará vuestro amor.<br />

147. Éste es el lenguaje que Yo escucho, el que Yo entiendo, el lenguaje sin pa<strong>la</strong>bras,<br />

el <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad y <strong>la</strong> sinceridad, ésa es <strong>la</strong> oración que he venido a enseñaros en este<br />

Tercer Tiempo.<br />

148 Siempre que habéis hecho una buena obra, habéis sentido mi paz, <strong>la</strong> tranquilidad<br />

y <strong>la</strong> esperanza y es que el Padre está muy cerca <strong>de</strong> vosotros. (358, 53-55)<br />

149. Rehuyo todo lo que sea vanidad y pompa humana, porque a mi Espíritu sólo<br />

llega lo que es espiritual, lo que es noble y elevado, lo limpio y eterno. Recordad que<br />

dije a <strong>la</strong> mujer <strong>de</strong> Samaria "Dios es Espíritu y es necesario que le adoren en espíritu y<br />

en verdad". Buscadme en lo infinito, en lo puro y allí me encontraréis.<br />

150. ¿Por qué ofrecerme lo que Yo he hecho para vosotros? ¿Por qué me dais flores,<br />

si vosotros no <strong>la</strong>s hacéis? En cambio si me presentáis obras <strong>de</strong> amor, <strong>de</strong> caridad, <strong>de</strong><br />

perdón, <strong>de</strong> justicia, <strong>de</strong> ayuda hacia vuestros semejantes, ese tributo sí será espiritual y<br />

se elevará al Padre como una caricia, como un ósculo que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra, los hijos<br />

enviarán a su Señor.<br />

151. Tampoco quiero que encerréis vuestro culto en recintos materiales, porque<br />

aprisionaréis vuestro espíritu y no lo <strong>de</strong>jaréis abrir sus a<strong>la</strong>s, para conquistar <strong>la</strong><br />

eternidad.<br />

152. <strong>El</strong> altar que os <strong>de</strong>jo para que celebréis en él el culto que Yo espero, es <strong>la</strong> vida, sin<br />

limitación alguna, más allá <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s religiones, <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s iglesias y <strong>la</strong>s sectas,<br />

porque existe en lo espiritual, en lo eterno, en lo divino. (194, 27-28)<br />

La plática <strong>de</strong> conciencia entre Dios y el hombre<br />

146

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