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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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haciéndose merecedor <strong>de</strong> que los elementos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza le sirvan y obe<strong>de</strong>zcan,<br />

como correspon<strong>de</strong> a todo hijo que sabe obe<strong>de</strong>cer a su Padre, el Creador <strong>de</strong> cuanto<br />

existe. (105, 39)<br />

18. Yo no miento ni exagero cuando os digo que los elementos pue<strong>de</strong>n escuchar<br />

vuestra voz y obe<strong>de</strong>ceros y respetaros.<br />

19. La historia <strong>de</strong> Israel quedó escrita como un testimonio <strong>de</strong> mi verdad y en el<strong>la</strong><br />

podréis encontrar cómo una y cien veces el pueblo <strong>de</strong> Dios fue reconocido y<br />

respetado por tus fuerzas y elementos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza, ¿Por qué vosotros no habíais<br />

<strong>de</strong> serlo?<br />

20. ¿Acaso creéis que mi po<strong>de</strong>r o mi amor por <strong>la</strong> humanidad, haya variado con el paso<br />

<strong>de</strong> los tiempos? No, multitu<strong>de</strong>s que escucháis esta pa<strong>la</strong>bra, <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> mi Espíritu os<br />

baña, mi po<strong>de</strong>r y mi amor son eternos e inmutables. (353, 64)<br />

Hombre y naturaleza<br />

21. Mas <strong>de</strong>béis <strong>de</strong> tener cuidado, oh pueblos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra, porque si continuáis<br />

haciendo uso <strong>de</strong> mis lecciones divinas para provocar a los elementos, si los pequeños<br />

conocimientos que tenéis los seguís aplicando al mal, recibiréis cuando menos lo<br />

esperéis, <strong>la</strong> respuesta dolorosa y justiciera. Provocáis al aire, al fuego, a <strong>la</strong> tierra, al<br />

agua y a todas <strong>la</strong>s fuerzas y ya sabéis cuál será vuestra cosecha si no rectificáis a<br />

tiempo vuestras activida<strong>de</strong>s, para lograr <strong>de</strong>tener a los elementos <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nados por<br />

vuestra insensatez.<br />

22. Os advierto que estáis llegando a colmar <strong>la</strong> medida que permite mi justicia a<br />

vuestro libre albedrío, estáis provocando <strong>de</strong>masiado a <strong>la</strong> Naturaleza. Y como sois los<br />

pequeños que se sienten gran<strong>de</strong>s, viene esta pa<strong>la</strong>bra para advertiros <strong>de</strong>l peligro en que<br />

os encontráis. (17, 60)<br />

23. Yo os dije que <strong>la</strong> hoja <strong>de</strong>l árbol no se movía sin mi voluntad, y ahora os digo que<br />

ningún elemento obe<strong>de</strong>ce a otra voluntad que no sea <strong>la</strong> mía.<br />

24. También os digo que <strong>la</strong> naturaleza pue<strong>de</strong> ser para los hombres lo que ellos<br />

quieran. Una madre pródiga en bendiciones, en caricias y sustento, o un <strong>de</strong>sierto árido<br />

en don<strong>de</strong> reinen el hambre y <strong>la</strong> sed. Un maestro <strong>de</strong> sabias e infinitas reve<strong>la</strong>ciones<br />

sobre <strong>la</strong> vida, el bien, el amor y <strong>la</strong> eternidad, o un juez inexorable ante <strong>la</strong>s<br />

profanaciones, <strong>de</strong>sobediencias y errores <strong>de</strong> los hombres.<br />

25. Mi voz <strong>de</strong> Padre dijo a los primeros hombres, bendiciéndolos: "Fructificad y<br />

multiplicad, y henchid <strong>la</strong> tierra, sojuzgad<strong>la</strong> y señoread en los peces <strong>de</strong> <strong>la</strong> mar, en <strong>la</strong>s<br />

aves <strong>de</strong>l cielo y en todas <strong>la</strong>s criaturas que se mueven sobre <strong>la</strong> tierra".<br />

26. Sí, humanidad, Yo formé al hombre para que fuese señor y tuviese potestad en el<br />

espacio, en <strong>la</strong>s aguas, en toda <strong>la</strong> tierra y en los elementos <strong>de</strong> <strong>la</strong> creación. Mas he<br />

dicho: "Señor", porque los hombres creyendo señorear con su ciencia <strong>la</strong> Tierra, son<br />

esc<strong>la</strong>vos; creyendo dominar <strong>la</strong>s fuerzas <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza, se convierten en víctimas <strong>de</strong><br />

su impreparación, <strong>de</strong> su temeridad e ignorancia.<br />

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