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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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39. Mi justicia <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a arrancar <strong>de</strong> raíz toda yerba nociva*, y <strong>la</strong>s mismas fuerzas<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza se manifiestan como intérpretes <strong>de</strong> esa justicia. Entonces, parece que<br />

todo se une para exterminar al hombre, cuando sólo es para su purificación, pero<br />

habrá quienes se confundan y digan: "Si hemos <strong>de</strong> sufrir tanto dolor, ¿Por qué<br />

venimos a este mundo?". Sin reflexionar que el dolor y el pecado no nacieron <strong>de</strong> Mí.<br />

40. <strong>El</strong> hombre es responsable <strong>de</strong> permanecer en <strong>la</strong> ignorancia <strong>de</strong> lo que es justicia y <strong>de</strong><br />

lo que es expiación, <strong>de</strong> ahí primero su inconformidad y luego su b<strong>la</strong>sfemia. Sólo el<br />

que ha observado mi enseñanza y está atento a mi Ley, es incapaz <strong>de</strong> <strong>la</strong>nzar cargos a<br />

su Padre. (242, 19-21)<br />

La justicia <strong>de</strong> Dios<br />

41. Sois como arbustos, que a veces tienen ramas tan secas y enfermas, que necesitan<br />

<strong>de</strong>l corte doloroso <strong>de</strong> <strong>la</strong> poda, para apartar vuestros males y haceros recobrar <strong>la</strong> salud.<br />

42. Mi justicia <strong>de</strong> amor, al arrancar <strong>de</strong>l árbol humano <strong>la</strong>s ramas enfermas que<br />

carcomen su corazón, lo eleva.<br />

43. Cuando a un hombre le va a ser cortado un miembro <strong>de</strong> su cuerpo, gime, tiemb<strong>la</strong> y<br />

se acobarda, aun sabiendo que es para apartar <strong>de</strong> él lo que tiene enfermo, lo que está<br />

muerto y amenaza a lo que aún pue<strong>de</strong> vivir.<br />

44. También los rosales, cuando sufren el corte <strong>de</strong> <strong>la</strong> poda, vierten su sabia como<br />

lágrimas <strong>de</strong> dolor; pero luego, se cubrirán <strong>de</strong> más hermosas flores.<br />

45. Mi amor, en forma infinitamente superior, corta el mal en el corazón <strong>de</strong> mis hijos,<br />

a veces sacrificándome Yo mismo.<br />

46. Cuando los hombres me crucificaron, cubrí con mi dulzura y mi perdón a mis<br />

verdugos y les di vida. En mis pa<strong>la</strong>bras y en mis silencios les llené <strong>de</strong> luz, les <strong>de</strong>fendí<br />

y les salvé. Así corto el mal, <strong>de</strong>teniéndolo con mi amor y <strong>de</strong>fendiendo y salvando al<br />

malhechor. Aquellos perdones fueron, son todavía y serán eternamente veneros <strong>de</strong><br />

re<strong>de</strong>nción. (248,5)<br />

47. Yo no puedo daros sentencia mayor al peso <strong>de</strong> vuestras faltas, por lo cual os digo<br />

que <strong>de</strong> Mi nada <strong>de</strong>béis temer, sino <strong>de</strong> vosotros mismos.<br />

48. Sólo Yo sé <strong>la</strong> gravedad, <strong>la</strong> magnitud y <strong>la</strong> importancia <strong>de</strong> vuestras faltas; los<br />

hombres constantemente se <strong>de</strong>jan llevar <strong>de</strong> <strong>la</strong>s apariencias, y es que ellos no logran<br />

penetrar en el corazón <strong>de</strong> sus semejantes. Yo sí penetro en los corazones y puedo<br />

<strong>de</strong>ciros que han llegado hombres <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> Mí, acusándose <strong>de</strong> graves faltas y llenos<br />

<strong>de</strong> pesar por haberme ofendido y Yo les he encontrado limpios; por el contrario, otros<br />

han venido para <strong>de</strong>cirme que nunca han hecho mal a nadie y Yo sé que mienten,<br />

porque, aunque sus manos no se hayan manchado con sangre <strong>de</strong> su hermano, sobre su<br />

espíritu ha caído <strong>la</strong> sangre <strong>de</strong> sus víctimas, a quienes han mandado quitar <strong>la</strong> vida;<br />

ellos son los que <strong>la</strong>nzan <strong>la</strong> piedra y escon<strong>de</strong>n <strong>la</strong> mano. Cuando en mi pa<strong>la</strong>bra he<br />

llegado a pronunciar <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>: "cobar<strong>de</strong>", "falso" o "traidor", todo su ser se ha<br />

estremecido y muchas veces se han ausentado <strong>de</strong> <strong>la</strong> cátedra porque han sentido sobre<br />

ellos una mirada que los ha estado juzgando.<br />

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