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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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117. La virtud ha sido menospreciada y tenida como algo nocivo o inútil; ahora ha<br />

llegado el tiempo en que comprendáis que sólo <strong>la</strong> virtud os salvará, os hará sentir <strong>la</strong><br />

paz y os llenará <strong>de</strong> satisfacciones; pero todavía ha <strong>de</strong> sufrir muchos tropiezos y<br />

vejaciones <strong>la</strong> virtud para po<strong>de</strong>r penetrar en todos los corazones.<br />

118. Los soldados que <strong>la</strong> <strong>de</strong>fiendan tendrán que luchar con gran esfuerzo y fe. ¿En<br />

dón<strong>de</strong> están esos soldados <strong>de</strong>l bien, <strong>de</strong> <strong>la</strong> caridad y <strong>de</strong> <strong>la</strong> paz? ¿Creéis ser vosotros?<br />

119. Os examináis interiormente y me contestáis que no sois vosotros; en cambio, Yo<br />

os digo que con buena voluntad, todos podéis ser <strong>de</strong> esos soldados. ¿Para qué creéis<br />

que he venido entonces entre vosotros? (64, 16)<br />

120. Vosotros amad, hab<strong>la</strong>d cuando <strong>de</strong>báis hacerlo, cal<strong>la</strong>d cuando sea conveniente, a<br />

nadie digáis que sois escogidos míos, huid <strong>de</strong> <strong>la</strong> adu<strong>la</strong>ción y no publiquéis <strong>la</strong> caridad<br />

que hagáis, trabajad en silencio, testificando con vuestras obras <strong>de</strong> amor <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong><br />

mi doctrina.<br />

121. Amar es vuestro <strong>de</strong>stino. Amad, porque así <strong>la</strong>varéis vuestras manchas, tanto <strong>de</strong><br />

vuestra vida presente como <strong>de</strong> vidas anteriores. (113,58-59)<br />

122. Rechazad <strong>la</strong> adu<strong>la</strong>ción, porque es arma que <strong>de</strong>struirá vuestros nobles<br />

sentimientos. Es espada que pue<strong>de</strong> dar muerte a esa fe que Yo he encendido en<br />

vuestro corazón.<br />

123. ¿Cómo podréis permitir que los hombres <strong>de</strong>struyan el altar que lleváis en el<br />

fondo <strong>de</strong> vuestro ser? (106, 47 -48)<br />

124. No confundáis <strong>la</strong> humildad con <strong>la</strong> pobreza <strong>de</strong> indumentaria; tampoco creáis que<br />

es humil<strong>de</strong> el que llevando en sí mismo una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> inferioridad, sea esa <strong>la</strong> causa que<br />

lo obliga a servir a los <strong>de</strong>más y a inclinarse <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> ellos. Os digo, que <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra<br />

humildad está en aquel que, sabiendo valorizar que es alguien, y sabiendo que algún<br />

conocimiento posee, sabe <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r a los <strong>de</strong>más y gusta <strong>de</strong> compartir con ellos lo que<br />

tiene.<br />

125. Qué emoción tan grata sentís cuando miráis que un hombre notable entre los<br />

hombres, os hace una manifestación <strong>de</strong> afecto, <strong>de</strong> comprensión, <strong>de</strong> humildad. Esa<br />

misma sensación, <strong>la</strong> podéis llevar a los que sean o se sientan inferiores a vosotros.<br />

126. Sabed <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r, sabed ten<strong>de</strong>r <strong>la</strong> mano sin sentir superioridad, sabed ser<br />

comprensivos. Os digo, que en estos casos, no sólo goza el que recibe <strong>la</strong> prueba <strong>de</strong><br />

afecto, <strong>la</strong> ayuda o el consuelo, sino también el que <strong>la</strong> da, porque sabe que sobre él,<br />

hay Uno que le ha dado pruebas <strong>de</strong> amor y <strong>de</strong> humildad y que Ése es su Dios y Señor.<br />

(101,60-62)<br />

127. Vivid con pureza, con humildad, sencil<strong>la</strong>mente. Cumplid con todo lo que sea<br />

justo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo humano, así como con todo lo que se refiere a vuestro espíritu.<br />

Apartad <strong>de</strong> vuestra vida lo superfluo, lo artificioso, lo nocivo, y recreaos en cambio<br />

con todo lo que <strong>de</strong> bueno se encuentra en vuestra existencia. (131, 51)<br />

128. Jamás veáis enemigos en nadie, ved en todos los hombres, sólo hermanos, ésa es<br />

vuestra misión; si perseveráis en el<strong>la</strong> hasta el fin, triunfarán <strong>la</strong> justicia y el amor en <strong>la</strong><br />

tierra, y ello os dará <strong>la</strong> paz y <strong>la</strong> seguridad que tanto anheláis. (123, 65)<br />

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