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EL TERCER TESTAMENTO - El Libro de la Vida Verdadera

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pretensión <strong>de</strong> una falsa virtud. Si queréis enga<strong>la</strong>naros, que sea con <strong>la</strong>s ga<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

sinceridad.<br />

35. Si encontráis una mujer virtuosa, <strong>de</strong> sentimientos elevados y os sentís indignos <strong>de</strong><br />

llegar a el<strong>la</strong> aunque <strong>la</strong> améis, si luego <strong>la</strong> rebajáis y <strong>la</strong> <strong>de</strong>spreciáis y si <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

sufrido y haber comprendido vuestro error <strong>la</strong> buscáis para encontrar consuelo, en vano<br />

l<strong>la</strong>maréis a su puerta.<br />

36. Si todas <strong>la</strong>s mujeres que han pasado por <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> un solo hombre, hubiesen<br />

recibido <strong>de</strong> él <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y el sentimiento <strong>de</strong> amor, <strong>de</strong> respeto y comprensión, vuestro<br />

mundo no se encontraría a <strong>la</strong> altura <strong>de</strong> pecado en que está. (235, 18-32)<br />

La mujer, esposa y madre<br />

37. Mujeres, sois vosotras <strong>la</strong>s que con vuestra oración conserváis <strong>la</strong> poca paz que en<br />

<strong>la</strong> tierra existe, <strong>la</strong>s que como fieles guardianes <strong>de</strong>l hogar cuidáis <strong>de</strong> que no le falte el<br />

calor <strong>de</strong>l amor. Así os unís a María, para quebrantar <strong>la</strong> soberbia humana. (130, 53)<br />

38. Mujeres que regáis el camino <strong>de</strong> este mundo con vuestras lágrimas, y que con<br />

sangre marcáis vuestro paso por esta vida: <strong>de</strong>scansad en Mí para que cobréis nuevas<br />

fuerzas y sigáis siendo el nido <strong>de</strong> amor, el fuego <strong>de</strong>l hogar, el cimiento fuerte <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

casa, que en <strong>la</strong> Tierra os he confiado. Para que sigáis siendo <strong>la</strong> alondra, cuyas a<strong>la</strong>s<br />

envuelvan al esposo y a los hijos, Yo os bendigo.<br />

39. Yo enaltezco al varón y el lugar <strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer a <strong>la</strong> diestra <strong>de</strong>l hombre. Santifico el<br />

matrimonio y bendigo <strong>la</strong> familia.<br />

40. En este tiempo vengo con espada <strong>de</strong> amor a colocar todas <strong>la</strong>s cosas en su sitio ya<br />

que antes fueron puestas por el hombre fuera <strong>de</strong> él. (217,29-31)<br />

41. En verdad os digo que <strong>la</strong> regeneración humana <strong>de</strong>berá empezar por <strong>la</strong> mujer, para<br />

que sus frutos, que serán los hombres <strong>de</strong>l mañana, se encuentren limpios <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

manchas que los han llevado a <strong>la</strong> <strong>de</strong>generación.<br />

42. Y luego al hombre correspon<strong>de</strong>rá hacer su parte en esta obra <strong>de</strong> reconstrucción,<br />

porque todo aquél que haya pervertido a una mujer, <strong>de</strong>berá regenerar<strong>la</strong>.<br />

43. Hoy os he inspirado para que salvéis a <strong>la</strong> mujer que en su camino ha tropezado, y<br />

cuando me presentéis a <strong>la</strong> que habéis salvado. Yo le daré una flor, una bendición y<br />

una paz muy gran<strong>de</strong> para que no vuelva a caer.<br />

44. Si así cumplieseis esta misión, esos seres heridos por el mundo sentirían penetrar<br />

en su corazón el amor <strong>de</strong> Jesús.<br />

45. Yo escucharé cuando en su oración me digan: Padre mío, no veáis mi pecado, ved<br />

tan sólo mi dolor; no juzguéis mi ingratitud, ved sólo mi sufrimiento. En ese instante<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rá a aquel corazón atribu<strong>la</strong>do mi consuelo y se purificará con el l<strong>la</strong>nto. ¡Si<br />

supierais que <strong>la</strong> oración <strong>de</strong>l pecador es más sentida que <strong>la</strong> <strong>de</strong>l vanidoso que se cree<br />

justo y limpio! (235, 16-17y43-45)<br />

46. Del amor con que os he dado <strong>la</strong> vida, pocas pruebas o señales dan los hombres.<br />

De todos los afectos humanos, el que más se asemeja al amor divino es el amor<br />

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