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susana wesley - Igreja Metodista de Vila Isabel

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instancias. Ella abría, interpolaba y exponía entonces ante sus enemigos su correspon<strong>de</strong>ncia y,<br />

algunas veces, viajaba hasta cien millas para ver, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una ventana, quién le acom­pañaba<br />

en su carruaje. Finalmente, tomando consigo porciones <strong>de</strong> su Diario y otros papeles, que<br />

nunca <strong>de</strong>volvió, <strong>de</strong>jóle en 1771 con la seguridad <strong>de</strong> que no volvería a él jamás. La alusión que<br />

él hace a este hecho en su Diario es característicamente lacónica. No sabía, dice, la causa<br />

inmediata <strong>de</strong> su <strong>de</strong>termina­ción, y aña<strong>de</strong>:<br />

"Non cam reliqui, non dimissi, non revocabo" ("No la abandoné, no la <strong>de</strong>spedí, no la reclamaré<br />

<strong>de</strong> vuelta"). Vivió cerca <strong>de</strong> diez años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>­jarlo. Su piedra sepulcral conmemora sus<br />

virtu<strong>de</strong>s como madre y amiga, pero no como esposa." (5)<br />

Sabemos que muy pronto <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Al<strong>de</strong>rsgate, Juan Wesley tuvo que hacer frente al<br />

antagonismo <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s eclesiásticas <strong>de</strong> su propia Iglesia, las cuales hallaban que su<br />

predicación, a pesar <strong>de</strong> ser neta­mente bíblica y llana, era <strong>de</strong> tipo revolucionario y contraria a<br />

los cánones y or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong>l eclesiasticismo oficialista imperante.<br />

Vivió una vida peregrina <strong>de</strong> iti­nerante. Hasta don<strong>de</strong> sus energías se lo permitieron, viajó "a<br />

tiempo y a <strong>de</strong>stiempo", primero a caballo y luego en calesas.<br />

Calcúlase que anduvo cosa <strong>de</strong> 250.000 millas, algo así como 400.000 kilómetros, y que predicó<br />

42.400 sermones, naturalmente que éstos no eran todos diferentes, tal vez sería mejor <strong>de</strong>cir<br />

que predicó 42.400 veces, puesto que confesó que sólo predicaba bien un sermón <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haber lo dado unas treinta veces. Poseía un genio organizador extraordinario que brota­ba <strong>de</strong><br />

su manera <strong>de</strong> ser metódica, puesto que jamás cejó <strong>de</strong> observar el hábito <strong>de</strong> dividir todas las<br />

horas <strong>de</strong>l día entre sus diferentes activida<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> tal manera que le sobrase siempre algún<br />

tiempo para la meditación, la oración y el estudio.<br />

A los 82 años todavía escribía en su Diario: "Nunca me canso <strong>de</strong> escribir, <strong>de</strong> predicar y <strong>de</strong><br />

viajar". Jamás tuvo una parroquia regular como ministro <strong>de</strong> la Iglesia Anglicana, a pesar <strong>de</strong> lo<br />

cual no se le retiraron las ór<strong>de</strong>nes. Pero cuando se le cerraron las puertas <strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong>claró:<br />

"Mi parroquia es el mundo entero", proclamando <strong>de</strong> esta manera no solamente su<br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s eclesiásticas sino tamo bien la amplitud <strong>de</strong> sus miras.<br />

A pesar <strong>de</strong> que su cuerpo estaba sujeto a graves en­fermeda<strong>de</strong>s, y más <strong>de</strong> una vez estuvo al<br />

bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l sepul­cro, era <strong>de</strong> una resistencia admirable. Casi hasta el final <strong>de</strong> su larga vida<br />

estuvo activo, moviéndose <strong>de</strong> un lado para otro para aten<strong>de</strong>r a las múltiples necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su<br />

obra.<br />

Nunca pensaba en sí mismo ni en la posibili­dad <strong>de</strong> ahorrar energías. Las necesida<strong>de</strong>s<br />

humanas ya fueran físicas, morales o espirituales, no le permitían pensar en sí mismo. Toda la<br />

vida era una ofrenda a Dios que se consumía apasionadamente en el servicio a sus<br />

semejantes. Conmovedora es la entrada que regis­tra en su Diario, cuando tenía ya 81 años:<br />

"Martes, enero 4 <strong>de</strong> 1785. Durante esta estación usualmente distribuimos carbón y pan entre<br />

los pobres <strong>de</strong> la "sociedad". Pero consi<strong>de</strong>ré que en las presentes contingencias necesitaban<br />

tanto <strong>de</strong> ropa como <strong>de</strong> alimento. De manera que en éste, así como en los cuatro días<br />

subsiguientes, caminé por la ciudad y solicité doscientas libras esterlinas para vestir a los que<br />

más necesitaban. Sin embargo fue un trabajo duro, visto que la mayoría <strong>de</strong> las calles estaban<br />

llenas <strong>de</strong> nieve en <strong>de</strong>shielo, en la que muy a menudo me hundía hasta el tobillo, <strong>de</strong> manera<br />

que mis pies andaban metidos en la nieve casi <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mañana hasta el anochecer. Pasé muy<br />

bien hasta el atar<strong>de</strong>cer <strong>de</strong>l sábado, mas entonces tuve que meterme en cama con un resfrío<br />

violento, que aumentaba <strong>de</strong> hora en hora, hasta que hubo nece­sidad <strong>de</strong> que el Dr. Whitehead<br />

viniera a verme a las seis <strong>de</strong> la mañana. Su primera dosis <strong>de</strong> medici­na me alivió bastante y<br />

tres o cuatro más perfec­cionaron la cura. Si él llega a vivir algunos años, no dudo que será<br />

uno <strong>de</strong> los médicos más emi­nentes <strong>de</strong> Europa.”<br />

Generalmente levantábase a las 4 <strong>de</strong> la mañana y a pesar <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que él "nunca tenía tiempo<br />

para estar apurado", estaba siempre en movimiento y ocupado. Como lo hicieran uno <strong>de</strong> sus<br />

abuelos, su madre, su hermano Carlos y muchos otros <strong>de</strong> su época, conservó un diario, que<br />

hoy está reunido en muchos volúmenes y cuya lectura todavía causa la admiración <strong>de</strong> cuantos<br />

lo leen. Era también un gran escritor <strong>de</strong> cartas, las cuales han sido recogidas y forman una

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