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Diccionario arqueologico - iglesia evangélica el olivo

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Su técnica de momificación y embalsamamiento, a la luz de nuestro conocimiento moderno, es de lo más auténtico<br />

y perfecto. "El cerebro se sacaba por la nariz con un gancho de hierro y la calavera se vaciaba d<strong>el</strong> resto por<br />

medio de un lavaje con drogas. El abdomen era luego cortado con un cuchillo de pedernal afilado; se sacaban las<br />

vísceras; se limpiaban con vino y materiales aromáticos; se r<strong>el</strong>lenaban con mirra, casia y especias y la incisión era<br />

cerrada. El cuerpo era luego empapado con cloruro de sodio o bicarbonato (natrón) por 70 días, después de los cuales<br />

se lavaba y se envolvía completamente con vendajes de lino empapados en goma. Los parientes ponían <strong>el</strong> cuerpo<br />

embalsamado en un ataúd de madera, en forma de un hombre, que se depositaba en la cámara funeral junto con<br />

4 jarrones canopes que contenían las vísceras. Así como con los indios americanos, al espíritu que había partido se<br />

le suministraba comida, bebida y otras conveniencias designadas y había un ritual espiritual o un Libro de los Muertos<br />

que cada egipcio aprendía de memoria como una especie de libro guía para <strong>el</strong> otro mundo. " (F. H. Garrison,<br />

History of Medicine, cuarta edición, Saunders, 1929, pág. 58).<br />

Gracias a los papiros médicos disponibles, <strong>el</strong> hombre moderno está más familiarizado con la medicina d<strong>el</strong> antiguo<br />

Egipto que con la de Mesopotamia. Aunque primitivo, <strong>el</strong> concepto egipcio de la enfermedad representó un<br />

avance sobre las teorías mesopotámicas. A diferencia d<strong>el</strong> concepto mesopotámico, <strong>el</strong> de <strong>el</strong>los no estaba basado en<br />

la función d<strong>el</strong> hígado, sino que llegó a estar más cerca d<strong>el</strong> concepto moderno de las funciones vitales de la respiración<br />

y la circulación. Los egipcios sabían que <strong>el</strong> hombre necesitaba dos cosas para sobrevivir: aire y comida. También<br />

sabían que <strong>el</strong> cuerpo contenía un fluido mágico, vital para <strong>el</strong> hombre; ya que su pérdida podría ser fatal, <strong>el</strong>los<br />

r<strong>el</strong>acionaron este fluido con las pulsaciones d<strong>el</strong> corazón. De esta manera, <strong>el</strong> aire, la comida y la sangre llegaron a<br />

ser los tres <strong>el</strong>ementos básicos de la fisiología egipcia. Aún más, la medicina egipcia estaba menos r<strong>el</strong>acionada con la<br />

clase sacerdotal y la r<strong>el</strong>igión. Es verdad que en Egipto, la medicina mágicorr<strong>el</strong>igiosa se empleaba y era la más popular<br />

ya que era la menos costosa. Aun así, coexistía con la medicina empíricorracional, empleaba drogas y dieta,<br />

pero a causa d<strong>el</strong> alto costo, esta última estaba desafortunadamente limitada únicamente a la clase rica.<br />

El ejercicio de la medicina compartido por los sacerdotes y los doctores alcanzó tan alto grado de especialización<br />

que la mayoría de los médicos llegaron a ser autoridades en una sola enfermedad. Había especialistas de los<br />

ojos, dentistas, practicantes generales, internos, médicos d<strong>el</strong> templo y médicos de las tumbas, médicos para los<br />

mineros (médicos industriales), y aun ayudantes de los médicos. Esta civilización era consciente de purgas, intestinos<br />

y d<strong>el</strong> ano, con médicos especializados que fueron exclusivamente "guardianes d<strong>el</strong> ano real" d<strong>el</strong> faraón.<br />

Los remedios populares fueron las enemas y la técnica pudo haber sido aprendida por los egipcios al observar <strong>el</strong><br />

Ibis, <strong>el</strong> ave sagrada d<strong>el</strong> Nilo. Esta es un ave que resu<strong>el</strong>ve su problema de constipación usando su largo pico como<br />

una jeringa rectal. El tratamiento estaba también basado en dieta, las plantas medicinales; aceite de castor, arena<br />

caliente y la aplicación de grasa animal (particularmente grasa de buey). La materia médica egipcia no era predecible<br />

y contenía setecientos remedios raros, que no necesariamente indican un avance especial en <strong>el</strong> arte de la<br />

terapéutica. Había <strong>el</strong> uso int<strong>el</strong>igente de ciertas drogas, bien conocidas en <strong>el</strong> día de hoy y <strong>el</strong> uso no muy int<strong>el</strong>igente<br />

de remedios de carácter grotesco. Una pomada egipcia popular para la calvicie consistía de partes iguales de grasas<br />

de león, hipopótamo, cocodrilo, ganso, serpiente e íbex. Un ungüento para los ojos consistía de una trituración de<br />

antimonio en grasa de ganso.<br />

Puede verse, por lo tanto, que la medicina egipcia, representaba un avance sobre la medicina mesopotámica.<br />

Existía aun una fuerte influencia de carácter r<strong>el</strong>igioso. Había mejorado anatómicamente, fisiológicamente y posiblemente<br />

quirúrgicamente. La especialización era intensa, la terapia por medio de medicinas un poco mejor <strong>el</strong>aboradas<br />

y <strong>el</strong> legado médico egipcio influyó profundamente en la medicina griega. La medicina egipcia está estrechamente<br />

ligada al nombre de Imhotep, a quien Osier describe como "la primera figura de un médico que sobresale<br />

claramente en la antigüedad". Este hombre que vivió poco antes d<strong>el</strong> 3.000 a.C., se distinguió a sí mismo como médico,<br />

estadista, astrónomo y uno de los más grandes arquitectos de todos los tiempos. Poco se sabe de su trabajo<br />

como médico excepto que por muchos años después de su muerte, fue adorado como <strong>el</strong> dios de la medicina. Por un<br />

tiempo, los griegos lo identificaron con su propio Esculapio cuya insignia se usa por todos los médicos d<strong>el</strong> día de<br />

hoy.<br />

Moisés pasó muchos años de su vida en Egipto y fue expuesto a las prácticas médicas egipcias. Sólo podemos calcular<br />

cuánto fue influido por las leyendas, cultura, costumbres y prácticas de la vecina Mesopotamia y su larga residencia<br />

en Egipto.<br />

III. Isra<strong>el</strong>. Las fuentes principals de nuestro conocimiento de la medicina isra<strong>el</strong>ita son la Biblia, <strong>el</strong> Talmud y algunas<br />

referencias en la literatura apócrifa. Hay sólo unas pocas referencias a médicos en <strong>el</strong> Antiguo Testamento y es<br />

claro que <strong>el</strong> sacerdote actuaba como un policía higiénico en r<strong>el</strong>ación con las enfermedades contagiosas; pero no hay<br />

una sola referenda en la Biblia a sacerdotes actuando como médicos. Los médicos formaban una clase aparte y la<br />

evaluación de la literatura disponible indicaría que <strong>el</strong> aprecio por los médicos como hombres sabios y educados,<br />

había crecido a través de los siglos. Parece claro que <strong>el</strong> sacerdocio y la medicina eran dos profesiones bien separadas<br />

en Isra<strong>el</strong>. El médico tenía un nombre especial en hebreo, rophe (de Rapha; sanar). Dios es <strong>el</strong> Rophe Cholim, <strong>el</strong><br />

"que sana al enfermo". Esto puede entenderse de la expresión bíblica Jehov -rophi, "El Señor, mi sanador".<br />

Los médicos son mencionados cuando José "mandó a sus siervos los médicos que embalsamasen a su padre" (Gn.<br />

50:2). Una segunda referencia a los médicos no es favorable, cuando se afirma que <strong>el</strong> rey Asa tenía una enfermedad<br />

en sus pies (posiblemente gangrena dolorosa y maloliente) y "no buscó a Jehová, sino a los médicos" (2 Cr. 16:12).<br />

Otra referencia es más respetuosa: “¿No hay bálsamo en Galaad ¿No hay allí médico ¿Por qué, pues, no hubo<br />

medicina para la hija de mi pueblo” (Jer. 8:22). En <strong>el</strong> libro apócrifo d<strong>el</strong> Eclesiástico, escrito por <strong>el</strong> hijo de Sirac, se<br />

lee: “Honra al médico, de acuerdo con lo que necesites de él, con honores debidos a él. Porque en verdad <strong>el</strong> Señor<br />

lo ha creado a él.” Sin embargo, este <strong>el</strong>ogio d<strong>el</strong> médico fue escrito durante <strong>el</strong> siglo II a. de J.C., lo que indica una<br />

creciente estimación para con los médicos. Una afirmación curiosa aparece en Eclesiástico 38:1–15: “Al que ha pe-<br />

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