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Diccionario arqueologico - iglesia evangélica el olivo

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ABGAR<br />

Una tradición antigua narra que Abgar V de Edesa (48 a.C. — 50 d.C.) escribió una carta a Jesús pidiéndole que<br />

lo visitara en Edesa y lo curara. Jesús, en su respuesta, declinó hacer <strong>el</strong> viaje pero prometió a Abgar enviarle a uno<br />

de sus discípulos para que efectuara la curación y le predicara <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io después de la resurreción. Otra versión<br />

de la misma tradición afirma que Cristo envió con su carta un retrato de sí mismo milagrosamente pintado en t<strong>el</strong>a.<br />

El historiador Eusebio (ca. 263–339 d.C.) registra la tradición de que <strong>el</strong> apóstol Tomás d<strong>el</strong>egó a Tadeo, uno de los<br />

doce, para que fuera a Edesa. Bajo su ministerio, <strong>el</strong> rey se curó y muchos de los habitantes de Edesa se convirtieron<br />

al cristianismo.<br />

Edesa llegó a ser un centro d<strong>el</strong> cristianismo sirio hacia <strong>el</strong> siglo III d.C., y en los años posteriores se constituyó en<br />

uno de los mayores centros r<strong>el</strong>igiosos d<strong>el</strong> imperio bizantino. En este medio surgió la leyenda d<strong>el</strong> intercambio de<br />

cartas entre Abgar, rey de Edesa, y Jesús. Los peritos contemporáneos no encuentran base histórica para dicha<br />

leyenda.<br />

ABIDOS<br />

Las primeras dos dinastías Maneto incluyeron gobernantes de la ciudad de Tis o Tinis cerca de Abidos. Aquélla<br />

era <strong>el</strong> centro político y Abidos era <strong>el</strong> centro r<strong>el</strong>igioso y <strong>el</strong> lugar donde los primeros faraones dinásticos fueron sepultados.<br />

Como usualmente sucede en Egipto, las ruinas de la ciudad de los vivientes hace mucho que desaparecieron,<br />

pero Abidos, la ciudad de los muertos, continúa guardando restos importantes. La sepultura continuó en Abidos<br />

durante la primera y segunda dinastías, pero fue discontinuada cuando la tercera dinastía de faraones empezó la<br />

práctica de edificar pirámides para sí mismos en <strong>el</strong> desierto, al occidente de Menfis.<br />

En 1897, E. Am<strong>el</strong>ineau inició las excavaciones que trajeron a luz las tumbas reales de Abidos. Hacia <strong>el</strong> oeste d<strong>el</strong><br />

templo de Seti I, encontró un enorme depósito de tiestos y un número de tumbas subterráneas con cámaras de sepultura<br />

construidas con vigas y tablas gruesas. Las cámaras habían sido destruidas por <strong>el</strong> fuego, pero una de <strong>el</strong>las<br />

contenía un ataúd de granito con una figura de Osiris. Se creyó que sería la tumba de Osiris, y para los antiguos<br />

egipcios, era <strong>el</strong> lugar más sagrado en Abidos. Ahora se sabe que era una de las tumbas reales.<br />

En 1897, Kurt Sethe, un notable egiptólogo alemán, leyó las inscripciones de la tumba comprobando así que las<br />

tumbas de Abidos comprendían la necrópolis real de los faraones tinitas. Entre los nombres más importantes están<br />

Narmer (Menes), Aha, Zer, Khasti y Khasekhemui. Alrededor de las tumbas de los reyes estaban las tumbas de los<br />

miembros de la corte, los sirvientes, los asistentes y aun los perros. Después de Am<strong>el</strong>ineau, un importante trabajo<br />

arqueológico se ha hecho en Abidos por Flinders Petrie, Edouard Neville y T. E. Peet.<br />

La deidad más antigua conocida en Abidos era un dios negro a semejanza de perro llamado Wepwawet, "<strong>el</strong> que<br />

abre los caminos". Servía como un guía para los muertos, una función que parece derivarse d<strong>el</strong> hábito d<strong>el</strong> chacal de<br />

rondar por la noche alrededor de los cementerios en los bordes d<strong>el</strong> desierto. Con la venida de la tercera dinastía,<br />

cuando Abidos dejó de ser <strong>el</strong> cementerio real, Wepwawet fue reemplazado por <strong>el</strong> dios Khenti-Amentiu, "<strong>el</strong> jefe de<br />

los occidentales", cuyo templo en Abidos parece haber sido edificado por Khufu (Cheops), <strong>el</strong> constructor de la gran<br />

pirámide. Khenti-Amentiu no duró mucho en <strong>el</strong> afecto popular, sin embargo, ya que fue reemplazado por Osiris, <strong>el</strong><br />

dios originalmente asociado con Busiris, la ciudad en <strong>el</strong> d<strong>el</strong>ta. Junto con <strong>el</strong> nombre de Osiris allí se originó la tradición<br />

de que él fue <strong>el</strong> primer rey de Egipto y <strong>el</strong> instructor d<strong>el</strong> pueblo en todas las artes útiles. Como los primeros<br />

reyes históricos habían sido sepultados en Abidos, era natural que <strong>el</strong> culto a Osiris floreciera allá. Osiris fue identificado<br />

con Khenti-Amentiu y se le llamó "<strong>el</strong> primero de los occidentales", para <strong>el</strong> tiempo de los textos de las pirámides.<br />

De acuerdo con <strong>el</strong> mito de Osiris, <strong>el</strong> rey había sido asesinado y su cuerpo desmembrado. Varias ciudades reclaman<br />

<strong>el</strong> honor de ser los lugares donde alguna parte d<strong>el</strong> cuerpo d<strong>el</strong> dios muerto fue enterrado. Abidos reclama <strong>el</strong><br />

honor de tener la cabeza de Osiris. En la época de la quinta dinastía, la tumba d<strong>el</strong> rey Zer se identificó equivocadamente<br />

con <strong>el</strong> sitio donde la cabeza de Osiris había sido enterrada y las generaciones siguientes trajeron sus<br />

ofrendas votivas en honor de la deidad.<br />

Para <strong>el</strong> tiempo de la sexta dinastía, los egipcios devotos deseaban ser sepultados cerca de la tumba de Osiris en<br />

Abidos. Si esto no era práctico, <strong>el</strong> cuerpo d<strong>el</strong> fallecido podía ser llevado en peregrinaje a Abidos. Otra alternativa<br />

era erigir una est<strong>el</strong>a memorial en la necrópolis de Abidos. La gente más pobre podía dejar una vasija votiva en <strong>el</strong><br />

área de la necrópolis y los faraones ganaban méritos añadiendo edificios al complejo edificio d<strong>el</strong> templo.<br />

Durante <strong>el</strong> caótico primer período intermedio, Abidos fue materia de disputa entre los gobernantes de Heracreópolis<br />

y los de Tebas. Los soldados de Heracreópolis violaron las tumbas de Abidos, aunque <strong>el</strong> gobernante de su<br />

ciudad fue inocente en dicho asunto. En una obra conocida como La Instrucción para <strong>el</strong> rey Merikare, <strong>el</strong> gobernante<br />

asumió la responsabilidad por los abusos de sus soldados e interpretó la mala fortuna que vino sobre él como castigo<br />

por este pecado.<br />

Abidos llegó a ser <strong>el</strong> principal de los lugares sagrados de Egipto durante <strong>el</strong> tiempo d<strong>el</strong> reino medio. La clase media<br />

así como la rica aspiraban a ser sepultadas allí para poder oír a los muertos benditos de las generaciones precedentes<br />

pronunciar las palabras, "Bienvenido en paz." Cada muerto sepultado de acuerdo con <strong>el</strong> ritual de Osiris simbólicamente<br />

hacía un peregrinaje a Abidos. Los mod<strong>el</strong>os de barcas hallados en las tumbas a través de todo Egipto<br />

fueron utilizados para este viaje simbólico, así como también las pinturas de los viajes d<strong>el</strong> alma d<strong>el</strong> fallecido estampadas<br />

en las paredes de las tumbas.<br />

A<br />

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