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Personifica la expresión de ser en sí misma una persona integral en lo emocional,
física e intelectualmente liberada y vital, es decir, adquirir autoafirmación. Pues tal y
como refiere Branden (1995), significa tener “la disposición a valerme por mí mismo, a
ser quien soy abiertamente, a tratarme con respeto en todas las relaciones humanas”
(1995: 139).
2.4 Construcción social de la femineidad
La femineidad es una construcción que se desarrolla durante un proceso paulatino de
educación-socialización. Es decir, las mujeres tenemos características biológicas
específicas a diferencia de los hombres, pero nuestra identidad personal se conforma a
través de la adopción de una serie de necesidades y predisposiciones que se organizan
y configuran en interacción con el medio social en el que nos desenvolvemos; familia,
escuela, trabajo, etcétera.
La sociedad institucionaliza normas determinadas con una jerarquía específica que
rigen el comportamiento tanto de hombres como de mujeres, y que se representan y
habitúan como parte del comportamiento de la vida cotidiana. Tal como lo refieren
Berger y Luckmann (2006):
La institucionalización aparece cada vez que se da una tipificación recíproca de las acciones
habitualizadas por tipos de actores […] Las tipificaciones de las acciones habitualizadas que
constituyen las instituciones, siempre se comparten, son accesibles a todos los integrantes de un
determinado grupo social, y la institución misma tipifica tanto a los actores individuales como a las
acciones individuales (2006:74).
Esa forma de conducta se internaliza en el proceso de adquisición de la identidad
de género, que se hereda desde el nacimiento como una forma de socialización,
mediante la cual se logra que, tanto hombres como mujeres, adapten su conducta e
identidad a los modelos y a las expectativas creadas por la sociedad tanto para
masculinos como para femeninas.
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