INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS ... - Cursos ITESO
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les marginaba y relegaba con el argumento de que estaban biológicamente<br />
predispuestas a cierto tipo de labores domésticas y la crianza de los hijos y que eran<br />
incapaces de realizar tareas que implicaran un reto intelectual” (Granados, 2009, pár 4).<br />
Según Granados (2009), el movimiento feminista evoluciona inmediatamente con<br />
los levantamientos sociales y políticos suscitados en 1968, y se ubica en una segunda<br />
etapa, en donde el propósito de igualdad es suplido por la afirmación de diferencia,<br />
pues el interés de las mujeres era ser reconocidas como un género diferente, con<br />
necesidades distintas y con las mismas oportunidades. Las mujeres demandan el<br />
reconocimiento de su particularidad como género, es decir su autonomía. Es entonces<br />
que la maternidad se reconstruye a partir de la noción de independencia y las feministas<br />
“están interesadas en situar a la madre como un sujeto con sus propias necesidades e<br />
intereses” (Everningham, 1997: 22). Sin embargo, en la búsqueda de la autonomía<br />
femenina se deja a un lado la calidad del cuidado infantil, por lo que “los modelos<br />
psicológicos deben de ser criticados por su fallo en el reconocimiento de la perspectiva<br />
de la madre […] y por su inhabilidad para incorporar la diversidad […] dentro de un<br />
contexto social concreto” (Everningham, 1997: 23).<br />
De acuerdo con Everningham (1997), los antropólogos feministas se cuestionan<br />
cómo las diversas culturas organizan a sus sociedades para satisfacer necesidades<br />
básicas de los seres humanos, se exaltan las distinciones entre “biología (natural y<br />
universal), y cultura (construcción humana y particular)” (1997:25). Las condiciones<br />
materiales de existencia de la madre juegan un papel importante en la configuración del<br />
comportamiento infantil, y su afectación en el campo social. El cuidado maternal en las<br />
sociedades patriarcales “ayuda a perpetuar” a los valores dominantes y la ordenación<br />
jerárquica de la sociedad. Se espera que las madres transmitan estos valores a través<br />
de su tarea de socialización y se les impone que durante su actividad respalden el<br />
sistema patriarcal. “Solo existe la Madre Buena o la Madre Mala” (Dasha, 2001: 39). Se<br />
etiqueta y percibe a la madre como “suficientemente buena”, al ser un elemento<br />
“frustrador óptimo”, que proporciona un ambiente de cuidado y seguridad a los hijos y,<br />
que les minimiza las experiencias emocionales negativas. “Conoce instintivamente por<br />
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