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Corcho Loco y Otros Relatos - GuajaRs

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—No soy sordo —dice.<br />

En un segundo se atan mil cabos sueltos en mi cabeza. Antes que siga hablando,<br />

ya conozco su historia.<br />

—Perdóneme señor Artemio. Cuando llegué a este pueblo era muy joven,<br />

usted no recuerda, pero fui encontrado en el camino del bosque, muy golpeado. Mi<br />

padrastro me abandonó allí para que muriera y quienes me encontraron me<br />

ayudaron y curaron. Yo estaba mal de la cabeza, no dije ni una palabra en semanas,<br />

no atendía a las preguntas ni a los llamados... y ellos asumieron que no podía<br />

oírlos...<br />

Pero sí recuerdo.<br />

Comienza a llorar. No tengo ningún pañuelo a mano para ofrecerle, pero no es<br />

necesario. Se limpia con la manga de su chaleco y prosigue.<br />

—La viuda Prisma me permitía visitarla algunas noches a cambio de una<br />

botella de fino. Ya sabe que las damas no pueden ir a la cantina y ningún hombre le<br />

daría una botella de fino como obsequio... Yo se las daba y tenía su afecto a cambio,<br />

como muchos otros, pero eso no me importaba.<br />

»Fui esta noche a su casa y estuve con ella en su cama, antes que ocurriera la<br />

tragedia. ¡Pero yo no la maté! Lo juro... Alguien más lo hizo. Me marché de allí sin<br />

hacer ruido, por la puerta trasera, porque tengo llave, como otros... y al llegar a la<br />

cantina recordé que no había puesto llave a la puerta...<br />

Sigue hablando, pero apenas lo oigo como un eco en una casa vieja.<br />

Al regresar a la casa de la viuda, el cantinero oyó el grito de un hombre. Trató<br />

de entrar, pero la puerta estaba trabada. Impotente vio cómo se iniciaba el fuego.<br />

Apenas comenzó a llegar la gente, se escabulló entre los matorrales y reapareció junto<br />

a los demás, fingiendo sorpresa.<br />

Estaba aterrado y al saber que la viuda había muerto, acudió a mí.<br />

—Le dijiste mi secreto —rugí y vi en su expresión que estaba en lo cierto.<br />

El cantinero oía las penas ajenas y luego las relataba con detalle a la viuda, que<br />

resultó ser exactamente lo que los rumores decían de ella. Eso sólo puede significar<br />

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